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El Malecón
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El Madrid y su excelencia la pelota

De Xavi e Iniesta a Kroos y Modric, todos de una maravillosa y compleja simpleza

José Sámano
Arbeloa, Kroos y Modric presionan a Alberto Moreno, del Liverpool.
Arbeloa, Kroos y Modric presionan a Alberto Moreno, del Liverpool. PIERRE-PHILIPPE MARCOU (AFP)

Cuesta creer que a Johan Cruyff aún le sorprenda algo en el fútbol, o en la vida. Nunca es tarde y al profeta le ha puesto la gallina de piel que Kroos juegue en el Real Madrid pese a su indudable toque azulgrana. Ni su mejor alumno, Pep Guardiola, pudo retenerlo en el Bayern y el Xavi alemán recaló en Chamartín sin ruido, con 24 años, un Mundial en la mochila y como una baratija de solo 25 millones de euros. Por entonces, Xavi, el de Terrassa, flirteaba con estadounidenses y catarís, hasta que Luis Enrique le dijo que se quedara si quisiera, pero no tocara las narices. Su puesto titular era para Rakitic, buen futbolista, pero no otro Kroos, que tampoco es Pablo García, Gravesen, Emerson, Diarrà o Khedira.

El germano llegó al Madrid del turbo como un jugador contracorriente, capaz de tirar pases y pases hasta el delirio. No parecía que le fuera el traje, porque al equipo no le importaba tanto la pelota: eso era una cantinela de otros. Pero las circunstancias han provocado que el Madrid se haya blaugranizado sin quizá pretenderlo. Hasta el punto de que ahora mismo el Real lidera las dos ligas, la de puntos y la que traspasa el corazón de la hinchada, la del estilo, la de la seducción, la que universalizó al Barça, el último equipo incunable. El estilo cuenta, y más en un país que ha hecho bandera de ello tras tanta caspa furiosa. El Madrid, que no tiene por qué renegar del fútbol meteórico, ya sabe el gusto que también da la pelota, capaz de divertir a todos cuando se tiene y de ahorrar esfuerzos mientras los rivales sacan la lengua.

Cristiano celebra un gol con Marcelo.
Cristiano celebra un gol con Marcelo.JESUS AGUILERA (DIARIO AS)

Ganar, dicen, es lo más, pero siempre hay un ganador, una rutina salvo que la huella que deje sea imborrable. Es el cómo vencen lo que entroniza a los equipos de época. ¡Cuánto mejor fue el Brasil derrotado del 82 que el campeón del 94! El cómo incluso convierte en inmortales a los que se quedan a un paso del gran podio pero perduran para la eternidad en la memoria de la gente: la Hungría del 54, la Holanda del 74, la Quinta del Buitre...

Eso es la excelencia, a la que, hoy —aún en noviembre y con las salvedades que depara el fútbol— puede aspirar este Madrid. Un club con las vitrinas repletas, pero en el que no todos sus equipos exitosos dejaron un surco para la historia. De alguna manera, el mismo proceso que ha seguido el Bayern, al que no le bastaba con levantar su quinta Copa de Europa y conquistar su 23ª Bundesliga. Sus eminentes rectores, partícipes directos de su mejor ciclo, anhelaban la sublimidad. Ese era el reto con Guardiola.

En dos meses, Kroos y Modric han hecho mucho más que ganar y ganar partidos para el Madrid. Uno y otro sacan brillo a los triunfos, marcan el paso de un equipo cautivador, que lo mismo vuela como siempre que susurra con la pelota como casi nunca. Con Modric, Kroos y compañía, el Madrid puede jugar al billar americano —embocar y embocar sin pausa— que al artístico —de carambola en carambola—. Curioso, el Cristiano más desatado, más feroz, ha brotado con la nueva arquitectura madridista. El CR vertiginoso aún es más carpanta cuando el fútbol le llega en bandeja.

Kroos y Modric apenas se precipitan en un pase, corto, largo o medio. Con su toque delicado y preciso se saltan las líneas enemigas y el adversario se harta a correr tras el balón. Y si les da por descolgarse, ambos tienen remate, porque tienen pies del Bolshoi. Lo demostró Kroos con su maravilla de gol al Rayo, y lo evidencia Modric en cada intervención. No hay jugador a la vista con tantos recursos en un pie. Modric tiene tantas soluciones con el derecho (empeine interior, exterior, puntera, taco) que cuesta pensar que tenga otro pie.

Como Xavi e Iniesta en su gran momento, Kroos y Modric también han convertido en un arte el operativo de defender en una zona donde se tenía por contracultural que no tiraran de pico y pala atletas de siete armarios. A nadie le importa un pimiento que no estén forrados de músculo, si la quitan más o menos veces o cuantas faltas hacen para evitarse problemas. Ocupan los espacios debidos y se blindan con un balón que no regalan, al que dan ida sin vuelta.

Ya lo dijo Johan Cruyff, en el fútbol lo más complicado es lo simple, por ejemplo un pase intrascendente solo en apariencia. Kroos y Modric son de una maravillosa y compleja simpleza. Alrededor de sus medios ha tomado la delantera este Madrid ganador que ahora quiere ser excelentísimo. Un Madrid, por costumbre vencedor, que ha barnizado de fútbol estilista su atronadora pegada. Hoy, los goles son hijos naturales del juego.

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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