Murray ya es maestro

"¡Un mal año!". Cuando Andy Murray gana por doble 6-3 a Grigor Dimitrov en octavos de final del Masters 1.000 de Paris-Bercy, se clasifica por séptimo año seguido para la Copa de Maestros e inmediatamente se acuerda de todos los que han criticado su temporada. Cuando llega el tradicional momento de firmar sobre la cámara, todavía sudado, con la cabeza y el corazón caliente, el campeón de dos torneos grandes empuña el rotulador como si fuera una espada contra los que piensan que su curso palidece en comparación con los que protagonizó previamente: "A bad year!", ironiza.

Es la diferencia que marca llegar o no hasta la Copa de Maestros, que en noviembre reúne en Londres a los ocho mejores jugadores de la temporada. Con Novak Djokovic, Roger Federer, Stan Wawrinka, Marin Cilic y Murray clasificados, Kei Nishikori y Tomas Berdych tienen virtualmente el billete en sus manos. Caminando por la frontera que distingue una temporada correcta de una buena solo quedan David Ferrer y Milos Raonic, octavo y noveno de la lista, respectivamente, que en París compiten mirándose de reojo. Son dos tenistas para la última plaza.

Así, consciente de que solo tiene que igualar el resultado del canadiense para cantar bingo, el español abrumó 6-1 y 6-2 a Fernando Verdasco y se sentó a ver cómo su rival sufría de lo lindo para deshacerse 7-5 y 7-6 de Roberto Bautista. Los dos tenistas ya están en cuartos del último Masters 1.000 de la temporada, y ahí empiezan las curvas de verdad: el alicantino se enfrentará a Kei Nishikori, que eliminó a Jo-Wilfried Tsonga, y el canadiense a Roger Federer, que ganó al local Pouille.