“¡Quité a Cristiano sin preguntarle!”
Ancelotti ironiza con la sustitución del portugués en Anfield, en alusión a la confesión de Luis Enrique con los cambios de Messi
El Liverpool se atrincheró alrededor de Mignolet cuando James Rodríguez se descolgó por el eje del campo y recibió un balón desde la izquierda. El colombiano controló con la derecha y metió el empeine del pie izquierdo. Tac-tac. Dos movimientos en medio segundo y el balón viajó sobre las líneas bien formadas del rival. Moreno, Gerrard y Johnson lo contemplaron volando entre la muchedumbre de camisetas rojas mientras Cristiano tiraba el desmarque hacia el punto de penalti. Antes no era usual ver a Cristiano buscando comida en la cabeza del área. Últimamente su voluminoso corpachón circula sigiloso, casi inadvertido, entre los centrales rivales. Se deja llevar por la intuición. Gana por su velocidad para perfilarse, por su potencia de tigre. Cuando Skrtel quiso cortar el avance ya era tarde. Había soltado la pierna y la pelota golpeaba la red.
¿Por qué no podemos ganar la Undécima?", se preguntó Cristiano
Así fue como Cristiano metió su primer gol en Anfield. Un hecho memorable. Novedoso porque son muy pocos los campos de la Premier en los que no ha marcado. Desde que fichó por el Madrid promedia más de un gol por partido y a pesar de haber visitado cinco veces el estadio de los reds con el Manchester United nunca había gritado un gol. A la sexta fue la vencida. Con otra camiseta y con otros hábitos. El Cristiano del United era menor de 24 años y solía jugar de extremo puro. Con el tiempo —y sobre todo a raíz de sus problemas en la rodilla izquierda— se ha dosificado. Instintivamente, ha abandonado la banda para trasladarse al medio del ataque, en donde sus diagonales resultan devastadoras. Ahora es más nueve que nunca.
James permitió elaborar la jugada del gol en un hecho poco frecuente en este Madrid. Normalmente, el equipo abre el marcador en otro tipo de acciones: balón parado, centros laterales y tiros desde fuera del área. Tenía que ser James, un clarividente, quien rompiera con la norma. Cristiano respondió con un desmarque excelente para seguir con su rutina. Fue su gol número 71 en Champions (55 con el Madrid, 16 con el United) y eso le iguala a Raúl, máximo anotador de la historia de la competición.
Estamos mejor que el año pasado”, dijo Benzema, autor de dos goles
Cristiano no fue decisivo en la fase decisiva del último torneo, el que permitió la Décima, y, por lo que parece, quiere reivindicarse. El público inglés le reconoció la grandeza con una ovación cerrada cuando Carlo Ancelotti lo sustituyó por Khedira en el minuto 75. “Le quité porque estaba haciendo muchos sprints”, dijo el técnico, “porque estábamos contragolpeando mucho, y quise procurar que no se cansara”.
Le preguntaron a Ancelotti en Canal+ si la única forma de parar a Cristiano con vistas al clásico del sábado era sacarle del campo, porque él no medía sus arrancadas. Y el entrenador debió acordarse de Luis Enrique, su homólogo del Barça, que confesó que antes de cambiar a Messi siempre le consultaba.
—¿La única forma de parar a Cristiano es sacándole del campo porque parándole no hay quién le pare?—, inquirió el reportero.
—¡Sí! ¡Y sin preguntarle!—, sonrió Ancelotti.
El técnico declaró estar plenamente satisfecho con el juego de su equipo: “Estoy muy feliz por la personalidad y la calidad que hemos mostrado en un campo tan complicado. El equipo jugó con mucha madurez y confianza. Contrarestamos la intensidad inicial del Liverpool y después jugamos con calidad, ritmo e ideas claras”.
Cristiano estaba tan contento que no paró de sonreír en el banquillo. “Me siento muy orgulloso de mi primer gol en Anfield”, dijo, camino del autobús. “No me preocupa batir el récord de goles en Champions porque ya lo batiré. La mejor noticia es que ganamos y eso supone el 70% de la clasificación. Ahora debemos intentar retener el título. Será duro, ¿pero por qué no podemos ganar la Undécima?”.
Benzema no necesitó que lo quitaran. Él ya sabe medir sus esfuerzos. Jugó 90 minutos y marcó dos goles. “Estamos mejor que el año pasado”, dijo, al salir del campo.
Casillas iguala los 143 partidos de Xavi
Con 16 años hizo su primer viaje en la Champions, un 26 de noviembre de 1997, a la fría ciudad de Trondheim, en Noruega, para ver desde el banquillo la derrota de su equipo ante el Rosenborg. Con 18 años y 118 días se convirtió en el debutante más joven de la competición, un 15 de septiembre de 1999 ante el Olympiacos. Con 19 años y 4 días fue el campeón más precoz, al alzar el título ante el Valencia en la final del 24 de mayo de 2000. Y ayer, a los 33, en Anfield, igualó a Xavi Hernández como el jugador con más partidos de Liga de Campeones (143). Iker Casillas, que confesó no llevar la cuenta, abrió ante el Liverpool otro capítulo en su catálogo de récords. "Hay que seguir con la dinámica de ganar, ganar y ganar", dijo tras el choque.
El capitán tuvo un agitado comienzo, pero salió de Anfield con otra plusmarca y la portería a cero. Primero, Gerrard puso a prueba su despeje a ras de césped. Después, un córner lanzado por Coutinho le exigió tirar de repertorio para resolver los apuros con un palmoteo poco académico. Mas tarde, sacó una gran mano muy abajo al tiro envenenado de Allen. Todo en menos de 15 minutos, pero hasta ahí llegó el Liverpool.
Mientras Casillas se ajustaba los guantes, el gesto que más repitió a lo largo de la noche, el Madrid comenzó a bailar en Anfield. El Liverpool era el único de sus 99 rivales en la Copa de Europa ante el que los blancos siempre habían perdido y nunca habían marcado. Se acabó el maleficio.
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