Crecer en “territorio comanche”
España se juega ante la República Checa el primer puesto del grupo y el pase directo a cuartos La experiencia en el extranjero del seleccionador Mondelo y sus jugadoras, clave
Si Lucas Mondelo fuera actor sería Bill Murray en Lost in Translation, si fuera cineasta sería Pedro Almodóvar por el elenco de estrellas femeninas que le rodean. Barcelonés de 47 años, el seleccionador español, campeón de la Liga china las dos últimas temporadas con un traductor como principal sustento, ha vuelto a pergeñar un sugerente guion que tiene a España como protagonista del Mundial de Turquía encadenando exhibiciones en busca de emular el histórico bronce de 2010.
Tras ganar a Japón por 24 puntos (74-50) y a Brasil por 27 (83-56) su equipo se juega esta tarde ante la República Checa, subcampeona mundial, (15.15, Tdp) el liderato del grupo A con el pase directo a cuartos como premio. Ser primeras además garantizaría, salvo sorpresas, sortear a EE UU y Australia, los cocos del torneo, hasta una hipotética final. La película, de momento, pinta bien para España. “Ganamos con solvencia los dos primeros partidos, pero el de Chequia es clave”, explica Mondelo, el técnico europeo más laureado del baloncesto femenino.
La suya es una historia que mezcla el viaje iniciático con la huida hacia delante, el éxito y el carisma, las convicciones metódicas, con la adaptación camaleónica. “En 2011 acababa de ganar la Euroliga y me había fichado la selección y estaba en un punto de ‘qué guay soy’. Pero enseguida me di cuenta de que, en realidad, las cosas sólo podían empeorar. Si me quedaba en España no iba a poder hacerlo mejor. Suena mal que lo diga pero había ganado todos los títulos posibles a nivel de clubes y estando en la selección ya estaba en la cota más alta que puedes alcanzar en tu país. Sólo podía ir para abajo”, cuenta el seleccionador, que aquel 2011, en su debut en la élite del baloncesto femenino español tras más de dos décadas en categorías inferiores y de formación, ganó la Liga, la Euroliga y la Supercopa con el Salamanca.
En aquel equipo germinó la actual selección. Allí estaban la mitad de las chicas Mondelo, como se autodenominan en su jerga: Silvia Domínguez, Alba Torrens, Sancho Lyttle, Marta Xargay y Laura Gil. “Con Marta y Laura habíamos ganado además una medalla de plata en el Europeo sub-20 de 2009 y el mismo año de la Euroliga gané otro oro sub-20 en Serbia en un equipo en el que también estaba Leonor Rodríguez. Ahí nace la base de todo esto”. Y después del éxito, con siete títulos en dos años, la aventura del Shanxi Xing.
“Tenía una oferta europea que ya era un salto de calidad, pero ir a China era además un salto vital. Era vivir y conocer otra cultura, otro baloncesto. Yo soy muy echao pa’lante, pero iba acojonado. Fue un éxito el sobrevivir. La mayoría de técnicos extranjeros no acaban la temporada, yo voy a por mí tercer año”, cuenta con tanta satisfacción como alivio. “Vivía a tutiplén, pero el propietario y alguna de las jugadoras no entendían nada de mi método y yo no les entendía a ellos, perdimos los dos primeros partidos, nos quedamos últimos y me citaron a una reunión para decirme que me echaban. Estaban convencidos de que habían fichado a un loco. Eran las 10 de la mañana allí, las cuatro de la madrugada en España, y tuve que levantar a mi agente de la cama para negociar el finiquito. Al final hubo un ultimátum para el tercer partido, lo ganamos y luego 10 más seguidos y hasta hoy”.
“Jugar en Turquía y Rusia ha hecho que se ganen el respeto de rivales y árbitros”
Se convirtió en el primer técnico extranjero en ganar la Liga femenina china, en el primero en lograrlo con un equipo recién ascendido y en el primero en entrenar en el all-star. El año pasado repitió título pero, a pesar de los resultados probados, en su contrato sigue apareciendo la conquista liguera como condición indispensable para renovar. “La experiencia es muy buena incluido lo malo. Después de todas las guerras que superé allí he ganado tranquilidad de espíritu”.
El verano pasado, camino del oro Europeo con la selección absoluta en su primer gran campeonato, se hizo famoso por una impactante arenga en un tiempo muerto ante Suecia: “La sangre se lava con sangre”, espetó clamando venganza contra el rival por la derrota y el desplante que habían sufrido el año anterior. “No actúo para las cámaras soy así”. Sus jugadoras han dado lustre a sus técnicas motivacionales y a su propuesta de juego. “Tienen mucha experiencia porque están jugando fuera, en territorio comanche, y eso nos viene muy bien. Son legionarias”, explica para analizar un grupo con ocho emigrantes. “Es una ventaja que la mayoría estén disputando la Euroliga. Compiten al máximo nivel, se ganan el respeto de los rivales y de los árbitros. Juegan fundamentalmente en las Ligas turcas y rusas y cuando juegas ante ellas las conocen y piensan ‘hostias estas tías son muy buenas’. Tenemos unas señas de identidad muy reconocibles y un estilo que gusta. Aquí lo que importa es ganar, pero si encima practicas jogo bonito y tiqui-taca pues mejor. Fiesta completa”.
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