Cambio de tercio

Cuando no han terminado de apagarse aún los ecos del fiasco del Mundial, el baloncesto cambia de tercio. La temporada de clubes arranca hoy en Vitoria con la disputa de la Supercopa, habitual pistoletazo de salida a una larga travesía que finalizará allá por el mes de junio. Su situación en el calendario, que provoca que lleguen los equipos todavía en un estado primario de forma y ensamblaje, y su menor enjundia si la comparamos con el prestigio de la Copa o la importancia de la Liga o la Euroliga, convierte el torneo, que va por su 11ª edición, en algo relativamente amigable, pues los equipos poco tienen que perder y si ganas, es alegría que te llevas a casa.

Si nos atenemos a la historia reciente, lo que ocurra este fin de semana no resultará especialmente significativo para vislumbrar el futuro, pues sólo en tres de las últimas seis ediciones los ganadores repitieron éxito liguero. Pero si esto le puede restar dramatismo, no le resta interés, pues se encuentran en Vitoria buena parte de la aristocracia de nuestro baloncesto y es la primera vez que se ven las caras con un trofeo por medio. En esta edición, a los habituales Barcelona y Real Madrid se le une el Valencia, que llega con su flamante etiqueta de equipo Euroliga gracias a su extraordinaria campaña pasada, y el Laboral Kutxa, que, aun lejos de sus mejores tiempos, sigue siendo un nombre de referencia.

Además de dilucidar un título, esta primera toma de contacto también servirá para ver en acción a muchos jugadores nuevos en sus respectivos equipos. Hasta veintiún novedades presentan entre los cuatro equipos por lo que si alguien se sabía alguna plantilla de memoria, va a tener que volver a estudiarlas. Que el Barcelona haya pescado en Sevilla, Valencia y Vitoria, de donde también reclutó el Madrid a Nocioni, ahonda en la sensación de que la brecha entre los dos más poderosos económicamente y el resto sigue creciendo y que los mejores viveros para alimentar a los dos grandes suelen ser precisamente los equipos que luego son sus adversarios. No es de extrañar, por tanto, que Barcelona y Real Madrid lleven tres años negando hasta las migas al resto.

Ver como encajan Satoransky, Doellman y Pleiss en el universo Pascual, tener las primeras pistas de si el Real Madrid se ha reforzado convenientemente ante el empujón dado por su eterno rival, conocer cómo respira el Valencia ante el inicio de su nueva doble vida o asistir a la enésima reinvención del Baskonia son algunos de los alicientes que trae consigo este primer debate baloncestístico del curso.

Nada será concluyente ni mucho menos definitivo, pero al menos sí que se dibujarán las primeras pinceladas de los equipos señalados para dominar la competición. Y de paso igual hasta dejamos de darle vueltas a si la preparación del partido contra Francia fue la idónea o no. Que ya es hora.