Olímpicos por cuenta propia
Los regatistas de las cinco clases clasificadas para los Juegos de Río cubren con ahorros y patrocinios privados la falta de ayuda económica de una federación de vela “pobre”
Antón Paz tiene dos oros mundiales (2005 y 2007) y un oro olímpico (2008) en la clase Tornado. Unos “éxitos pasados” que a los 38 años alimentan un sueño de futuro, participar con su hermano Carlos en 49er en los Juegos de Río. La aspiración ha estado a punto de hacer agua por falta de dinero. Los Mundiales de vela en Santander eran su última bala. Y un décimo puesto ha concedido a España la clasificación olímpica en esa clase y a cada uno de los hermanos Paz una beca ADO de resultados: 10.000 euros. “Estábamos en un punto de no retorno tras dos años sin becas. Hemos sobrevivido de ahorros, con pequeños patrocinadores y yo trabajando en la clase Nacra para países extranjeros. El gobierno gallego nos ha ayudado a comprar material para este Mundial”, explica Antón. “Es como tener un empleo y no cobrar. Sin una beca ADO, ser olímpico cuesta dinero. Las federaciones ya solo ofrecen lo justo: logística, entrenadores, algún viaje... Nada que ver con antes”.
La situación de los hermanos Paz se reproduce en el resto de clases clasificadas para Río. En su caso vivieron de la hucha. En otras embarcaciones, de patrocinios privados. El de Movistar para los regatistas de las otras cuatro clases con billete para los Juegos: Marina Alabau (RSX femenino y plata en Santander, única medalla española), Iván Pastor (RSX masculino), Xammar y Herp (470 masculino) y Echegoyen y Betanzos (49er femenino). También bajo su paraguas están Iker Martínez y Tara Pacheco, retirados en este Mundial por la lesión de ella. El vasco es otro símbolo de las penurias, otro oro olímpico que ha visto reducida la bolsa federativa un 80% de un ciclo olímpico a otro. Mientras mira a Río, desde octubre es el patrón del equipo español en la Vuelta al Mundo.
Estamos en niveles de Barcelona 92 Toni Ripoll, director del equipo olímpico de la federación
España ha clasificado a cinco de las 10 clases olímpicas. Las otras —Laser de hombres y mujeres, Nacra, Finn y 470 femenino— deberán remar en los Mundiales de 2015 o en los Europeos o regatas World Cup de 2016. Ha sido un balance peor del esperado. “Pero dadas las circunstancias...”, explica José Ángel Rodríguez, presidente de la federación. “Nuestro deporte necesita inversiones, como ahora los traslados a Río. La situación no es boyante, pero tampoco de bancarrota. No nos han intervenido. Hace dos años el déficit era de 800.000 euros. Ahora se ha reducido. Con el Mundial se ha cubierto en parte”.
La federación cubre un 80% de su presupuesto con la ayuda del Consejo Superior de Deportes (CSD), y el resto con recursos propios. “La inversión de los demás países en tecnología, material, técnicos... es mucho mayor”, añade Toni Ripoll, director del equipo olímpico; “nosotros estamos en niveles de Barcelona 92. Estamos pobres. Gran Bretaña tiene 32 millones para el ciclo olímpico. Nosotros 350.000 euros el año pasado y 500.000 este. La partida de material es ridícula, 30.000 para 10 clases, lo que vale un barco”.
Ripoll llamará en diciembre a la puerta del CSD para “pelear” un presupuesto mayor con que cuidar a los clasificados para Río y preparar a los que buscan la meta olímpica. Este curso ya ha debido contratar a entrenadores “por días”, así que bendice el salvavidas privado: “El olímpico necesita un complemento para las necesidades que la federación no puede cubrir. Es un poco fuerte, injusto, pero es así”.
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