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Fiesta de cumpleaños en La Catedral

El Athletic vuelve al torneo 16 años después ante el Shakhtar Los de Valverde han marcado en los 21 partidos en el nuevo San Mamés, que cumple un año

Los jugadores del Athletic, ayer en el entrenamiento en Lezama.
Los jugadores del Athletic, ayer en el entrenamiento en Lezama.efe

San Mamés puso ayer la primera vela en su tarta de cumpleaños. El regalo: jugar hoy el primer partido de la liguilla de la Champions, 16 años después de que disputara el último frente al Galatasaray de Gica Hagi con una victoria (1-0) intrascendente para la clasificación. Desde entonces, el viejo San Mamés (ya inexistente) había vibrado con la Copa de la UEFA o la Liga Europa (como se la denomina ahora). El nuevo campo, ya concluido, con todo su esplendor arquitectónico y visual, apagará hoy la vela del cumpleaños —tras haber superado al Nápoles en la eliminatoria previa—, en presencia del Shakhtar Donetsk, un clásico de la competición europea por su incontestable dominio de la Liga ucraniana.

Cuando la vieja Catedral derrumbó sus últimos pilares, asomó la duda de cómo se acomodaría el equipo a su nuevo domicilio, más aún jugando en un campo inacabado. No era un asunto menor para un club que durante 100 años había hecho de su estadio un escenario místico, incluso milagroso, aunque avalado por los hechos.

El nuevo campo, con todo su esplendor arquitectónico, recibe a un clásico del torneo

Pero al santo, ahora apodado San Mamés Barria, los nuevos hábitos y la nueva hornacina le sentó bien: en un año, el Athletic ha marcado en todos los partidos que allí ha jugado, es decir, 54 goles en 21 encuentros y ha obtenido 14 victorias, cuatro empates y solo tres derrotas (dos ante el Atlético, en Liga y Copa, y una frente al Espanyol).

El nuevo San Mamés prolongaba su estado de gracia, aunque más que el influjo del santo prevalecía una campaña bien guiada por Ernesto Valverde y bien ejecutada por una plantilla que hizo la mudanza sabiendo que solo podía mejorar. Aún así, al campo se le iba el aliento popular por aquella tribuna inacabada que, en cierto modo, silenciaba el orfeón popular. Incluso, por ello, el aforo era menor que el de su antepasado, aunque luciera sus mejores galas. Frente al Nápoles de Rafa Benítez, San Mamés desplegó las alas. Ya cerrado, sonó como un concierto de heavy rock y se iluminó exterior e interiormente como se esperaba. Por fuera con la luminotecnia; por dentro, con un clamor de camisetas rojiblancas en la grada, como quizás nunca se había vivido.

Hoy, como entonces, los 53.000 asientos de la Catedral estarán llenos y vestirán de rojiblanco intenso para festejar el regreso a la máxima categoría europea. Hace un año, fue Charles, el brasileño del Celta, quien inauguró la nueva portería de San Mamés, y el Athletic estrenó su colección de remontadas épicas. Hasta en nueve ocasiones lo hizo el equipo de Valverde (incluida la ultima frente al Nápoles).

Cree Valverde que nadie se conformará con el empate hasta que el desarrollo del partido así lo premie o así lo castigue

Hoy, como un guiño, le espera un equipo ucraniano plagado de brasileños, que, según Valverde, "no ha cambiado respecto al del año pasado", el mismo que derrotó a la Real Sociedad en esta competición. El peligro del Shakhtar, según el técnico del Athletic "está de mitad hacia arriba, con jugadores de ataque muy peligrosos". Iturraspe, su álter ego en el terreno de juego, piensa lo mismo: "Tienen mucho peligro a la contra y se sienten cómodos jugando con espacios".

En cierto modo, se enfrentan la intensidad del Athletic frente a la velocidad del Shakthar, un proyecto muy personal del rumano Mircea Lucescu, enamorado del fútbol brasileño. Por eso, y por ser el primer partido de la fase de grupos, cree Valverde que nadie se conformará con el empate hasta que el desarrollo del partido así lo premie o así lo castigue. "No somos imbatibles, pero sí jugamos con bastante seguridad en nuestro campo", afirmaba Iker Muniain.

La explicación está en dos argumentos que utilizó ayer Iturraspe: la intensidad de juego del equipo y algo de lo que no se puede dudar: "El apoyo de la afición". A partir de ahí, Valverde efectuará, según dijo, algún cambio respecto a los futbolistas que jugaron frente al Barça en el Camp Nou. Desde aquel partido frente al Galatasay, Guerrero ha cumplido 16 años, pero San Mamés es el mismo aunque parezca otro y celebre su primer cumpleaños.

El equipo errante, el orgullo de Donetsk

E. R.

Un país en guerra, manifiesta o larvada, no es el mejor lugar para jugar al fútbol. El Shakhtar es el orgullo de Donetsk y esta ciudad es uno de los orgullos de la Ucrania rusa y por lo tanto uno de primeros epicentros del estallido de este país que jamás ha sabido combinar sus dos almas, una roja, la otra amarilla. La guerra le ha mandado al oeste del país, a Lviv, a disputar sus partidos, una localidad de fuerte raigambre polaca. Además, recientemente un bombardeo dañó seriamente sus instalaciones en el estadio Donbass Arena de Donetsk.

El espíritu errante del Shakhtar tenía hasta ahora un viaje de ida entre Brasil y Ucrania. El club es una obra personal del magnate Rimat Ajmétov, pero el equipo es una obra particular del rumano Mircea Lucescu, enamorado del talento futbolístico brasileño. Cuando llegó al club en 2004, tuvo claro que el Shakhtar debía estar defendido por futbolistas ucranianos y el resto era cosa de brasileños. Akhmetov entendió el mensaje: buenos brasileños, jóvenes y baratos que pudieran ser luego traspasados a buen precio. Hasta 30 han desfilado desde entonces por el equipo minero y 10 de los 13 actuales estarán hoy en Bilbao. Las bombas, sin embargo, estuvieron a punto de mermar su potencial. Cinco brasileños (entre ellos Douglas Costa o Teixeira, de lo mejorcito del equipo) y el argentino Ferreyra se negaron a volver tras un amistoso en Lyon. Los brasileños entendieron el mensaje del dueño, amenazándoles con hacerles la vida imposible, pero Ferreyra no volvió y hoy milita en el Newcastle.

Los brasileños del Shakhtar son futbolistas poderosos que miran al gol con la calma del que piensa y la velocidad del que ejecuta. Teixeira es un jugador que se mueve entre líneas como un gato. Bernard es habilidad pura y Douglas Costa es fuerza con estilo.

Con ese puente aéreo entre Brasil y Ucrania, el Shakhtar ha destronado al Dinamo de Kiev, el equipo más característico de la época soviética.

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