El universitario es ya la estrella
Anthony Davis, oro olímpico en 2012, es con 21 años uno de los mejores pívots de la NBA
Anthony Davis (Chicago, 21 años) no había nacido cuando el dream team asombró al mundo en los Juegos de Barcelona 92. En el equipo más joven del Mundial, el pívot es el benjamín de Estados Unidos junto a Drummond (el menos utilizado por Coach K en la rotación), pero una baza de enorme talento y poderío en el mecano norteamericano. Davis es un pulpo en defensa para extender los largos brazos que generan sus 2,08m de altura y sus 2,25m de envergadura. En ataque pone a bailar los pies con una habilidad heredada de sus inicios como jugador exterior. Hasta desembocar en la final ha promediado 13 puntos (solo superado en su equipo por los 13,1 de Harden), 6,9 rebotes (Faried suma 7,9) y 2,3 tapones (como Pau Gasol) por encuentro. Un expediente notable en 20 minutos por noche, porque Krzyzewski mueve sin parar la noria para que nadie coleccione ni mucho cansancio ni mucho protagonismo.
Davis está llamado a consolidarse como uno de los mejores pívots de la NBA en los próximos años. Su progresión en solo dos temporadas, en los Pelicans de Nueva Orleans, ha sido fulgurante desde que fuera elegido número uno del draft de 2012. Ese curso debutó entre las estrellas después de ganar el oro olímpico en los Juegos de Londres —solo repiten ahora Harden y él—. En la capital inglesa fue el único universitario entre una constelación de estrellas. De ahí sus cero puntos en la final contra España.
Hoy Davis ya no es el novato sino un pilar básico en la selección y un as en ciernes en la NBA. En 2014 ha sido all star, líder en tapones por encuentro y el más joven en la historia en promediar 20 puntos y 10 rebotes, además de 2,8 gorros, por partido en una temporada. Según Synergy Sports, ha anotado desde siete posiciones diferentes, lo que da idea de su abanico de recursos en ataque. En estas dos campañas ha ganado 11 kilos de peso hasta llegar a los 100, y su cuerpo ha experimentado el habitual ensanchamiento de los jugadores interiores en la NBA.
Fue número uno del draft en 2012, y en 2014 ha llegado al All Star y ha sido líder en tapones por encuentro
El músculo se ha unido a la rapidez, la inteligencia y una cabeza muy centrada en el baloncesto. La suya no ha sido una carrera destinada desde la niñez a la gloria. Estudió en una academia conocida por su programa de ciencias y matemáticas, con poca tradición deportiva y sin gimnasio. Pero su talento se abrió paso hasta la Universidad de Kentucky y en un año recuperó todo el terreno perdido. Fue campeón de la NCAA, número uno del draft y oro olímpico, convertido ya en pívot pese a que comenzó brillando desde la línea de triples. “Tiene unos pies increíbles. Jugó de base durante un tiempo y se nota en cómo sabe moverse. Es elegante. Es algo inusual”, explica Coach K, que ha dosificado especialmente a este diamante porque no tiene un relevo con sus características. Las bajas y las ausencias han multiplicado su relevancia en los grandes favoritos al oro.
El claqué de Davis forma una pareja de garantías junto al descomunal despliegue de Faried bajo el aro. En Estados Unidos es el cinco claro, aunque el próximo curso puede dar un paso al cuatro en los Pelicans tras el fichaje del turco Asik (2,13m), un dúo con el que en Nueva Orleans pretenden poner el candado a la zona.
Davis, que tiene una hermana melliza y otra mayor también jugadoras, ha sido objeto de bromas por cejijunto (por ejemplo de Kobe Bryant), aunque él asegura que no piensa afeitarse el entrecejo. Es más, ha creado una marca de su imagen, Raise the brow, Levanta la ceja. Más serio se pone cuando le comparan con Tim Duncan: “Es un honor, pero es una locura”.
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