“¡Visca el Barça i visca Catalunya!”

Una enorme pancarta se desplegó sobre la tribuna lateral del Camp Nou bajo un sol de justicia antes del partido; enmarcada por los colores del Barça y de la senyera asomó el logotipo de los actos del Tricentenario, que ayer se conmemoró en el estadio de manera contundente.

El Barcelona recuperó la tercera equipación, la que cambia los colores habituales del club —los azulgrana— por franjas rojas y amarillas. Estaba autorizado por la Liga y sólo quedaba por ver si el árbitro permitiría al Athletic usar la zamarra rojiblanca. No lo hizo y los vascos saltaron al campo con la segunda equipación: camiseta verde, pantalón blanco y medias rojas, que evoca la bandera de Euskadi y recuerda los colores de la selección vasca. “No nos habrán ganado por eso”, reconoció Valverde. En la grada, muchos de los 80.180 asistentes también se uniformaron con los colores que lució el equipo. La mayoría sabía de que iba el día, como la pelirroja Marta Domènech, y se la puso “porque son los colores de la senyera”, pero otros, muchos, la mayoría extranjeros, no entendían nada. “He visto en la web que el Barça jugaba con esta camiseta y la he comprado antes de entrar”, explicaba Takanori Hirokava, ajeno a cualquier reivindicación por el hecho de ponerse esa zamarra: “No, no sé por qué es amarilla y roja” casi se disculpó al ser preguntado. Ni él ni su novia ni Hasil Gudjansson, un sueco enorme, tenían ni la menor idea de que significaba las letras que en el minuto 17.14 de cada parte aparecieron en el Gol Sud del Camp Nou: “Serem lliures”, se leía. Además del cántico habitual de “independència”, otro grito, el de “Visca el Barça i visca Catalunya”, normalmente reservado a las celebraciones, recordó tiempos pasados, cuando el Camp Nou era el mejor escaparate para la reivindicación política, en la que ayer no entró Luis Enrique.

Trato de evitar cualquier manifestación política porque se puede malinterpretar Luis Enrique, entrenador del Barcelona

Se le instó al asturiano a dar opinión sobre el derecho a decidir: “Las imágenes del otro día hablan por sí solas. Yo trato de evitar cualquier manifestación política porque se puede malinterpretar. Como entrenador del Barça, no tengo mucho más que decir”.