España juega para su primer Mundial

“No deis pedradas”, suelta Ignacio Quereda, una y otra vez, mientras las jugadoras de la selección femenina participan en un rondo cruzando una decena de balones de un lado a otro. El técnico, que lleva 26 años al frente del equipo español —los mismos que duró Ferguson en el banquillo del Manchester United— quiere que sus futbolistas se peguen la pelota al pie. No por nada, el mayor logro para la historia de la selección, su primera clasificación para un Mundial, depende solo y exclusivamente de sus botas. Y más concretamente de lo que hagan el sábado (16.00), en Iasi, a 400 kilómetros de Bucarest, donde una victoria contra Rumanía les daría el billete para la gran cita en la cumbre, que se celebra el próximo año en Canadá.

Verónica Boquete (Santiago de Compostela, 1987) sabe que se encuentra en un momento clave para su carrera y para el fútbol femenino español. Ella envidia a otros países como Estados Unidos, la gran superpotencia, con una liga profesional, donde las jugadoras son "iconos mediáticos", referentes para las niñas que aspiran a triunfar en este deporte. La mediapunta fue una de las artífices de la gesta que puso los cimientos de la evolución del equipo, cuando hace 10 años la sub 19 conquistó el título Europeo en Finlandia. “En su día fue un gran impulso, pero eso ya es pasado. Sabemos que ahora tenemos que darle un empujón a la absoluta", matiza.

"Si lo logramos será una buena manera de enseñar la selección al mundo, compitiendo con las mejores", sostiene Natalia Pablos (Madrid, 1985), delantera del Bristol Academy, en Inglaterra, y tercera máxima goleadora de la fase de clasificación, con 10 tantos en ocho partidos. "Sería un premio a nuestra trayectoria", abunda Ruth García (Valencia, 1987), central del Barcelona. España lidera el grupo 2 de la clasificación para el Mundial y tiene pie y medio en el torneo, sobre todo después de que los enfrentamientos con Italia, su gran rival en esta fase, se resolvieran con saldo positivo para las españolas (2-0 en Madrid y 0-0 en Vicenza). Un triunfo el sábado les da la clasificación matemática, y si no lo logran tendrán una nueva oportunidad ante la República Checa, el próximo miércoles. “Ha supuesto mucho esfuerzo y mucho sacrificio”, cuenta Marta Corredera, extremo del Barça y de la selección.

Tanto Natalia como Vero han emigrado en busca de ligas más potentes. Conocen las grandes competiciones internacionales y las deficiencias que hay en España respecto a otros países.  La capitana, que solo en los últimos dos años ha jugado en el Tyresso, sueco, en el Portland Thorns, estadounidense, y el Frankfurt, alemán, ha advertido el largo camino que, según ella, le queda por recorrer a la sociedad española. “España no es igualitaria en ningún sentido. Sigue siendo machista porque es como nos han educado”, subraya la capitana.

La seriedad de Quereda sobre el césped contrasta con la sonrisa y el ambiente de las futbolistas, que preparan las jugadas de estrategia en el penúltimo entrenamiento antes de viajar a Rumanía. “Seguimos la misma línea de siempre, centrados en la posesión, y haciendo hincapié en la estrategia por si se nos cierran atrás. Los equipos inferiores plantean defensas muy bien colocadas para salir a la contra”, explica Natalia Pablos. Ese será el objetivo final, romper la barrera rumana y el techo para España en el fútbol femenino.