La china Peng pone el drama en el Abierto de EE UU
Se tuvo que retirar en silla de ruedas tras sufrir calambres en las piernas y dolores en las espalda.
La temperatura rondaba los 30 grados, pero la humedad y el cemento de la pista habían convertido el Arthur Ashe Stadium del Abierto de Estados Unidos en un infierno. Las toallas con hielo en los descansos, los paraguas de los recogepelotas, los litros de bebidas tonificantes… nada parecía aliviar el tremendo calor que el viernes acabó con la china Peng Shuai, de 28 años, en Nueva York, en su primera semifinal de un torneo del Grand Slam. Retirada en silla de ruedas tras una hora y 53 minutos de partido, con calambres en las piernas y dolores en las espalda, con el rostro contraído y surcado de lágrimas ante la conmoción general, Peng añadió su imagen a la galería dramática del deporte. “Me siento enfermo viendo esto”, dijo el extenista John McEnroe, comentarista de la cadena de televisión estadounidense CBS.
Su rival, la danesa Carolina Wozniacki, 11 del mundo, se impuso finalmente por 7-6 y 4-3. El partido concluyó cuando dominaba en el marcador, confirmando así los pronósticos, pero la suya fue una victoria triste que no pudo celebrar. En la final se las verá con una buena amiga, Serena Williams, que derrotó sin problemas a la rusa Ekaterina Makarova por 6-1 y 6-3, lo que le garantiza mantener su cetro como número uno del mundo.
“Fue muy difícil para mí ver cómo Peng se derrumbó en la cancha. El tenis es algo muy grande, pero la salud es lo primero. Verla cómo intentaba recuperarse, volver a la pista… No sé, yo sólo quería asegurarme de que estaba bien”, declaró la danesa. La china hizo todo lo posible por seguir jugando. En el octavo juego del segundo set tuvo que ser atendida. Fue lo que el director del torneo, David Brewer, calificó de “evaluación médica fuera de la pista”, sin límite de tiempo.
Ante su insistencia por volver a la pista, los médicos accedieron. Peng jugó unos cuantos puntos más, pero su cuerpo había dicho basta. “Había empezado a notar los calambres en el primer juego del segundo set. Les dije que no quería renunciar, que no podía renunciar en mi primera semifinal de un torneo grande, que quería volver para intentarlo, que probablemente no podría acabar el partido, pero que tenía que intentarlo”, explicó después la china, que también padeció vómitos y calambres en su derrota en primera ronda del último Abierto de Australia.
Pese a lo sucedido, Wozniacki llega por méritos propios a una final que ya disputó en 2009, cuando perdió ante Kim Clijsters. La belga, ya retirada, ganó ese título tras casi dos años fuera de las pistas por su maternidad. Ahora, asegura Wozniacki, es diferente: “He aprendido mucho estos años, tengo muchos más partidos de experiencia. Esta vez será distinto”. La tenista ha tenido que lidiar también con los rigores de la fama. Su ruptura con el golfista norirlandés Rory McIlroy, cuando ya habían enviado las invitaciones de boda, alimentó los tabloides este año. Se comentó que la relación había perjudicado el rendimiento de ambos, con un pésimo 2013. Lo cierto es que tras la ruptura McIlroy ganó su tercer título grande en el Open Británico y su ex pareja alcanza ahora la final de Nueva York.
Aunque tanto Serena Williams como la danesa no han tenido un buen año en los torneos del Grand Slam (ninguna de ellas ha superado la cuarta ronda), lo cierto es que los datos están del lado de la estadounidense, que se ha paseado por Flushing Meadows y mantiene un 8-1 a su favor en los enfrentamientos con Wozniacki. De ganar, Williams igualaría en títulos del Grand Slam (18) a dos mitos como Christ Evert y Martina Navratilova.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.