España se saca brillo
El conjunto de Orenga cierra su preparación mundialista abrumando a Argentina con una exhibición de intensidad y recursos impulsada por los exteriores y coronada por los pívots
Grande por dentro, profunda por fuera, vibrante a lo largo y a lo ancho, intensa por arriba y por abajo. Excelsa y generosa en todas sus dimensiones, España se cargó de moral para afrontar el reto mundialista abrillantando su juego con una demostración de compromiso colectivo, vértigo y equilibrio que hizo crujir las bisagras de la baqueteada Argentina (86-53).
El conjunto de Orenga afrontó la cita con predisposición de ensayo general y colmillo de competición oficial. Enérgica, concentrada y afilada, España abrumó a Argentina con un arranque pletórico que, de inmediato, derivó en zarandeó. Con Ricky y Llull tensando la defensa, con los Gasol colonizando la pintura y con el perímetro desmintiendo apagones, la anfitriona del Mundial deleitó al Palacio de los Deportes con su mejor partido de la gira de preparación (ocho victorias en ocho partidos). Los tres pívots (Pau, Marc e Ibaka) sumaron 40 puntos, los exteriores se sumaron con una dirección dinámica (22 asistencias, 7 de Llull) y un 11 de 26 en triples. El pretendido equilibrio. El equilibrio perfecto.
España, 86 - Argentina, 53
España: Rubio (9), Llull (9), Navarro (12), Pau Gasol (13) y Marc Gasol (14) —cinco inicial—; Claver (2), Ibaka (13), Sergio Rodríguez (8), Calderón (3), y Díez (3).
Argentina: Campazzo (9), Prigioni (7), Nocioni (10), Delia (-), Scola (2) —cinco inicial—; Gutiérrez (-), Hermann (11), Laprovittola (-), Gallizi (2), Safar (10), Bortolín (2) y Mata (-).
Parciales: 25-10; 23-15; 19-16; 19-12.
Árbitros: Antonio Gómez, Juan Luis Redondo y Miguel Angel Garmendia. Eliminado Galizzi por cinco faltas.
Palacio de los Deportes de Madrid: 16.000 espectadores.
De poco le sirvió a Julio César Lamas arroparse de salida con tres altos (Nocioni, Delia y Scola), de nada el intento de defender en zona para capear el temporal. A los siete minutos, España ya vencía 20-5, sólo había concedido dos canastas a su rival y firmaba unas estadísticas aplastantes (37-1 en la valoración del primer cuarto). En el umbral del descanso la diferencia se estiró hasta los 25 puntos (48-25), la valoración marcaba un 74-9 y la desigual pelea por el rebote un 31-10 (55-28 al final). Contundente.
En Argentina, ni los veteranos ni los noveles lograban levantarse de la lona. El Palacio tomaba nota de la actuación de Nocioni y Campazzo, nuevos fichajes del Madrid. Ambos capitularon ante un equipo incontenible. El Chapu con un 2 de 14 en tiros de campo, Facundo con un 1 de 4 en triples y varias decisiones irreflexivas. Con la sensación de estar haciendo la selectividad ante su nueva parroquia, el habitual descaro del base se convirtió en la precipitación que acabó por descoser a su equipo. No le alcanzó a la albiceleste con los arrebatos de Walter Hermann ni con el libreto de Prigioni. Sonaba la fanfarria del Séptimo de Caballería por megafonía coincidiendo con un mano a mano de los Gasol que, al contraataque, ampliaron la renta española hasta los 26 (53-27, m. 24).
Ni Rudy, ni Felipe, ni Abrines participaron en la rotación de Orenga, no se notaron las ausencias. Cada viaje al aro español era un suplicio para Argentina con Pau como figura inexpugnable (13 puntos, 11 rebotes y cinco tapones). No había pelea por el marcador, pero no cedían los piques en el parquet. Ibaka y Nocioni protagonizaron la pugna más tensa en un pulso que desembocó con la jugada que desató el guateque en Madrid. El congoleño puso al Chapu el noveno tapón de la selección española y se recorrió de punta a punta la pista para acabar machacando el aro argentino completando el alley-oop con Ricky (83-50, m. 39).
Con el Rey como espectador de excepción a pie de pista, España dio lustre a sus expectativas antes de poner rumbo a Granada para empezar un campeonato convertido en misión por un grupo de jugadores que se han propuesto completar a lo grande su leyenda.
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