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‘Superderby’ para cerrar el círculo

Madrid y Atlético se reencuentran en un doble duelo de máxima exigencia tras la final de Champions.

Diego Torres
Vista general del estadio Da Luz, la final de la Champions entre Atlético y R. Madrid.
Vista general del estadio Da Luz, la final de la Champions entre Atlético y R. Madrid. PEPE ANDRES (AS)

El círculo se cierra. Atlético y Madrid se enfrentan en el Bernabéu y en el Calderón. Chamartín y el Manzanares. Vuelta a la capital. Dos partidos al filo de la medianoche. Extravagancia típica. La final de la Supercopa de España, el choque del campeón de Liga contra el campeón de Copa, encierra un modo de entender la vida y el juego que no encuentra comparación en Europa. Son las últimas escaramuzas de la temporada 2013-2014 y los primeros tanteos de la 2014-15. El futuro determinará si esto es el prólogo de una era de primacía o el cierre de una época excepcional en el fútbol madrileño. Hoy el Barça será un lejano espectador.

El superderby pondrá a prueba la regeneración de dos equipos muy distintos. Dos equipos que culminaron la última temporada del fútbol europeo con una tremenda final de Champions en Lisboa. Traumática para el Atlético, que la perdió cuando estaba a punto de ganarla, en el minuto 93. Feliz para el Madrid, que levantó la décima después de 12 años de esfuerzos económicos sin precedentes en la historia del fútbol. Un total de 1.200 millones de euros en fichajes que alimentan las obsesiones y —es de suponer— los discursos de motivación de Diego Simeone, el hombre que se inventó al último campeón de Liga.

“Nosotros pagamos 95 millones de euros para fichar ocho jugadores”, advirtió Simeone ayer. “Ellos con ese dinero han comprado dos jugadores. Hay una pequeña diferencia, ¿no?”.

El Atlético es el tercer club más consumidor de España, por cifras de fichajes, pero eso no es relevante en el cosmos psicológico del Cholo. El victimismo a la luz pública no es una mera pose. Es un modo de estimulación, conectado al estilo de juego que predica el entrenador del Atlético. Se trata de resistir a un poder descomunal y para eso es preciso activar al máximo las alertas de todos los futbolistas. Todos a defender. Solo así es posible cerrarse atrás, impedir que el Madrid encuentre líneas de pase y estar atentos para aprovechar con eficacia de cirujano cada incursión en campo contrario. Ese fue el plan que casi le da la Champions y esa parece ser la premisa para el porvenir.

Ambos equipos son obras inacabadas. Uno por exceso de compras. El otro, porque vendió

Ambos equipos son obras inacabadas. El Madrid por exceso de compras y el Atlético porque la administración de unos recursos limitados le ha exigido vender al portero y al delantero centro. El Atlético perdió a Courtois y a Costa, principio y fin de su aventura más exitosa desde el doblete de 1996. Pero conserva una parte importante del núcleo que articuló su modo de competir: Godín, Miranda, Tiago, Koke y Gabi componen su gran “pasillo de seguridad”, en palabras de Luis Aragonés. Eso no ha cambiado. A eso se aferrarán para desarrollarse y crecer.

El Madrid es objeto de una paradoja. Ha mejorado su plantilla pero quizá no tenga tantas certezas como su rival acerca de cómo poner las ideas en práctica. El ocupante de la portería en la Liga está por determinarse y el mediocampo, el centro neurálgico de cualquier equipo, atraviesa una fase de reformas forzadas por la contratación de James y Kroos. Si el año pasado los jugadores acabaron recitando de memoria la alineación base, este verano los tres pilares de la trama que diseñó el entrenador, Carlo Ancelotti, se esfuerzan por reconvertirse. Xabi Alonso ya no parece tan convencido del lugar inequívoco que desempeña, Di María cree que el club le quiere marginar en favor de James, y Modric observa con inquietud la nueva competencia interna.

Las dudas en el Madrid son acuciantes. Pero el ojo clínico de Ancelotti, y la jerarquía de sus individualidades, compensa cualquier incertidumbre. Toni Kroos tiene todos los ingredientes para convertirse en el fichaje más importante de los últimos años. El alemán fue decisivo en la final de la Supercopa de Europa y esta noche puede ser un instrumento importantísimo.

“Kroos les da más equilibrio y más juego”, observó Simeone para destacar aquello que más admira del vecino. A Kroos le convendrá ajustarse las espinilleras.

Hay futbolistas capaces de acortar los plazos de puesta a punto de los equipos. Son gente que interioriza los principios del juego de tal manera que no necesita entrenarse demasiado con sus compañeros para comprender lo que necesitan los partidos en cada momento. El Madrid tenía en Alonso y Modric a dos hombres así. Ahora, con Kroos, incorpora un estratega más. Alguien que, además, puede operar en distintos planos del ataque, tanto para el primer pase como para el último. Una contribución preciosa para este Madrid que se atasca cuando se mete en espacios reducidos.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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