Pero ¿quién es ‘Cooly’?
La mascota rotunda e hiperactiva se convirtió en la principal atracción de los Europeos
Un mugido, súbito, atroz y pecuario, rompió de vez en cuando el silencio en los escasos tiempos muertos del Europeo de atletismo en el Letzigrund Stadion, en la muy urbana Zúrich (Suiza), que este domingo echó el cierre tras dos semanas de competición. Era Cooly, la vaquita guay (al parecer, el nombre viene de una contracción y un juego de palabras bilingüe: chueli, vaquita en alemán suizo; kult, culta; cow, vaca en inglés; y cool,chula, también en inglés) llamando la atención, lo que no molestó a nadie, al contrario. En unos campeonatos sin figuras ni estrellas, ni siquiera un sucedáneo de Usain Bolt que llevarse a la boca, la mascota rotunda e hiperactiva se convirtió en la principal atracción.
Cooly baila, y con swing, con buen ritmo de cuerpo pese a los siete kilos que, en seco (la lluvia lo dobla o triplica), pesa el rojo y blanco, como la bandera suiza, patriótico disfraz, en cuyo interior un útil ventilador ayuda al disfrazado a luchar contra el calor y la deshidratación, pese a que, por fortuna para su oficio, en la ciudad no hace calor precisamente este agosto. Su discotequera especialidad es Somebody dance with me, del DJ Bobo, pero también se atreve con Macarena, y también es capaz de saltar cuatro metros con pértiga y cuernecitos blancos, y saltar vallas y 1,80 de altura con un perfecto Fosbury flop. Hace tantas cosas y tan bien Cooly, tan incansablemente, se mueve tanto, que la afición, viéndola, se hacía dos preguntas principalmente: pero ¿quién puede ser Cooly? y ¿pasaría Cooly control antidopaje?, porque sin doping es imposible estar así todo el día…
La respuesta a la segunda pregunta es un directo y seco “no” por parte de Janine Geigele, responsable de prensa del campeonato y única portavoz de la mascota, su voz más allá de los mugidos. A la primera pregunta, sin embargo, no ofrece respuesta hablada. “Está prohibido revelar la identidad de la persona que hace de Cooly, porque tiene derecho a mantener su intimidad ya que realiza otros trabajos”, dice. “Y ni siquiera puedo confirmar si se trata de una o de varias personas diferentes”. Y tras esa declaración, Geigele entrega un dosier de prensa titulado, siguiendo a Woody Allen, Todo lo que usted quería saber sobre Cooly. Un título falso, evidentemente, aunque los dos folios estén cargados de una información que permite colegir varias verdades.
Fue capaz de saltar cuatro metros con pértiga y saltar vallas y 1,80 de altura con un perfecto Fosbury flop
La primera es que Cooly ni es una mascota solamente ni una persona siquiera, sino una compañía que lleva años funcionando. Ya hubo un Cooly mascota de los Mundiales de hockey hielo disputados en Berna hace cinco años y el Cooly atlético ya empezó a trabajar para Zúrich hace dos años, con más de 180 bolos a sus espaldas por toda Suiza. El disfraz lo manufacturan en Canadá. Para Zúrich encargaron ocho, y tardó cuatro meses en fabricarlos un equipo de seis personas.
Y no, no hay un solo Cooly, sino tres que trabajan por turnos siguiendo las estrictas reglas laborales suizas, donde todo, hasta la velocidad máxima a la que puede ir una lancha en la rada de Ginebra (10 kilómetros por hora), está regulado. Los tres artistas, o deportistas, o saltimbanquis, porque hay que ser un poco de cada para el éxito de sus shows, deben medir un mínimo de 1,80 metros de altura y trabajan durante periodos máximos de media hora, y tienen que controlar sus momentos de descanso, para no enfriarse demasiado o lesionarse en la pista. Y como su radio de visión es limitado, están conectados con el exterior con un pinganillo y un asistente que les guía. Y —y solo hasta ahí pueden decir las autoridades— uno de los coolies es, efectivamente, suizo.
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