Un oro para comenzar una nueva historia
El triunfo del murciano Miguel Ángel López en los 20 kilómetros marcha borra la turbia era de Paquillo Fernández
José Antonio Carrillo, que es un ser eminentemente emotivo y hasta llora, y se abraza a Santi Pérez, el responsable español de marcha, y brinca bajo el pórtico de una vieja iglesia junto al Limmat que baja caudaloso, y celebra el primer gran oro de su carrera, no lo duda y así lo dice. “El oro de Miguel Ángel tiene un gran valor simbólico”, dice el entrenador de Cieza (Murcia), padre de una escuela de marcha que no deja de producir alumnos brillantes. “Ahora, por fin, ya podemos decir que el último campeón de Europa español de marcha es López, y no Fernández”. Y se refiere a Paquillo, doble campeón de Europa de 20 kilómetros, en 2002 y 2006, y la personificación de la marcha española hasta que fue detenido en Guadix por la Guardia Civil con la nevera llena de productos dopantes. El oro de López era un oro esperado, un oro debido. Un oro que llegó cuando tenía que llegar.
El primer campeón de Europa del atletismo español, y así lo recuerda Miguel Ángel López, que conoce y ama su deporte, fue un marchador, Jordi Llopart, en los 50 kilómetros, hace ya 36 años; y el primer oro en 20 kilómetros lo consiguió Josep Marín en 1982. El último oro, el conseguido en Zúrich una mañana de agosto del 14, apenas lluviosa, gris y agradable (“perfecta para la marcha”, dijo López), es el oro de López, por supuesto, y lo logró después de una carrera perfecta de dominio, control y decisión en la que batió a dos de los más grandes del mundo, al casi niño Alexander Ivanov, un ruso de 21 años que a los 20, hace un año, a orillas del Moscova apacible, ganó el Mundial, y a su compatriota Denis Strelkov, otro jovencito, campeón de su país y también capaz de marchar los 50 kilómetros.
Clasificación
1. Miguel Ángel López 1:19:44.
2. Aleksandr Ivanov (RUS) 1:19:45.
3. Denis Strelkov (RUS) 1:19:46.
4. Ruslan Dmytrenko (UCR) 1:19:46.
5. Christopher Linke (ALE) 1:21:00.
6. Álvaro Mártín 1:21:41.
“A partir del kilómetro 10 empecé a tirar un poco para hacer la selección”, dice López, que tiene 26 años y es de la huerta murciana, de Llanos de Bruja, una pedanía de la capital, y aunque empezó a marchar en su pueblo, y aún sigue allí viviendo con sus padres, es también de la escuela de Cieza, del grupo de Carrillo, heredero de Juanma Molina, a quien veía marchar cuando era un niño (y triunfar, pues el de Cieza fue bronce en Múnich 2002). “En el kilómetro 15 ya nos quedamos los cuatro que nos jugamos la victoria, los dos rusos, el ucranio Ruslan Dmytrenko, que es el ganador de la última Copa del Mundo, y yo. Y podía haber ganado cualquiera de los cuatro, pues íbamos tan igualados, pero en los últimos metros me sentí con fuerzas y lancé el sprint justo cuando pasaba por el avituallamiento, a 200 metros, y gané”. Cuando pasaba por el avituallamiento, claro, cuando oyó como un trueno el grito de Carrillo que casi acababa en gallo, de la carga emotiva, de la necesidad que llevaba. Un grito que era como el estribillo de una canción:
“¡Hay que ser campeón!
¡Hay que ser campeón!
¡Y no vale otra cosa!”
Y no valía otra cosa. No le valía otro metal a López, ya medallista de bronce en el Mundial de Moscú, quien ha llegado a la edad de la madurez y la confianza para ser capaz de decidir. “Me lancé hacia la meta con todo y he podido ganar”. Ganó con un magnífico tiempo, 1h 19m 44s. Y tan pegados que pasaron en dos segundos, detrás de él, uno tras otros, entraron, su escolta, los dos rusos y el ucranio. Y un poco más lejos, sexto, el joven Álvaro Martín, el futuro, un extremeño de Llerena de 20 años que se entrena en Madrid con el grupo de José Antonio Quintana. Y más futuro un poco más lejos, décimo, Alberto Amezcua, de 22 años y de la fértil tierra marchadora de Guadix, que no solo era Paquillo, y allí Daniel Garzón dirige otra escuela fecunda, con otras bases, con otra filosofía.
Y López, cuando se le pregunta por Paquillo y por la importancia de la lucha contra el dopaje, que tanto ha limpiado su especialidad los últimos años (y ha obligado a rehacer tantas clasificaciones de grandes campeonatos, borrando de ellas rusos y rusas varias), es diplomático e inteligente. “He citado a Llopart y a Marín porque fueron los pioneros, pero yo personalmente no tengo nada con Paquillo. La lucha contra el dopaje es muy importante, pero cada uno es responsable de lo que hace. Yo compito lo mejor que puedo y siempre limpiamente”, dijo el campeón de Europa. “Este año quizás no he estado tan bien en los entrenamientos como el año pasado, pero he llegado más fresco a la competición. Y sí, he madurado bastante, he ganado en confianza para competir mejor. Y eso para el futuro es positivo, porque quién sabe hasta dónde podré llegar si también estoy físicamente al 100%”. Y entonces empieza a hablar el Mundial de Pekín 15, de los Juegos de Río 16… De todo el futuro, del que se siente, ya, dueño, con un oro al cuello con el que empezar a escribir una nueva historia.
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