Victoria de manual
España vence a Angola en gracias a su enorme juego interior, aunque se deja ir frente a un rival digno en los dos últimos cuartos
Avanza España, aunque no enamoró ante Angola, demasiado relajada en el tramo final ante un dignísimo rival, que se defendió bien y cayó por solo nueve puntos. No hubo lesionados y emergió el enorme potencial del juego interior español. También aparecieron nuevas señales para la esperanza, como la recuperación de Rudy, las carreras de Llull o alguna dosis de magia de Rubio. Aspectos positivos que emergen mientras se engrasa la maquinaria, pues hace falta todavía, lógicamente, bastante más. Por ejemplo, mejorar en el lanzamiento de tres, más ritmo en la dirección y mayor pujanza defensiva. España no defendió en la segunda parte y Angola se le subió a las barbas. Tampoco aparecieron Calderón o Navarro y faltó pasión en Sevilla. Algo lógico quizás teniendo en cuenta lo que queda para el inicio del Mundial. Se supone que la chispa, la intensidad y la velocidad serán parte de España cuando el torneo comience.
Es tan amplio el repertorio de la selección que Orenga afrontó el partido ante Angola con un cinco inicial bastante distinto al que encaró el duelo frente a Canadá. Es tiempo de pruebas, de rodaje, de ver cómo encajan las piezas de un equipo de un impresionante potencial. Por ejemplo, volvió Rudy tras superar sus molestias y Rubio compareció como base escoltado por Llul. Un par de detalles novedosos en esta gira para enfrentarse a un equipo de
ESPAÑA, 79-Angola, 70
España: Rubio (5), Llul (14), Rudy (1), Pau Gasol (17), Ibaka (13), inco inicial- Sergio Rodríguez (6), Calderón (0), Navarro (9), Reyes (7), Marc Gasol (2) y Claver (5).
Angola: Costa (0), Ndoniema (4), Valdelicio (16), Barros (4) y Mingas (17), -cinco inicial- Santo (2), Gomes (10), Moore (17) e Islando (0).
Árbitros: Pérez Pizarro, Julio Carlos y Benjamín Jiménez.
Marcador al final de cada cuarto: 22-14, 23-14, 18-21, 16-21.
cierto pedigrí, campeón de África y con aspiraciones de alcanzar los octavos de final en el próximo Mundial. Una Angola que está por delante de Italia, por ejemplo, en la clasificación mundial de la FIBA. Este segundo ensayo del máximo aspirante al título mundial, como ya reconocen incluso los componentes del propio equipo español, dejó valores reconocidos, como el apabullante dominio del juego interior que ejercen los hermanos Gasol e Ibaka, un trío poderoso, que se entiende a la perfección y que debe fijar la base del éxito. Como resultaba evidente a priori, Angola no podía ofrecer demasiada resistencia a los gigantes españoles. Tampoco existen muchos rivales capaces de oponerse a ese poderío. Sustentada bajo aros, España necesita crecer en el juego exterior y el juego al contragolpe. “Queremos correr más”, proclamaba Ricky Rubio y España dibujó alguna que otra carrera. Más que nada pinceladas para coronar el dominio sobre una Angola que solo vivía a base de triples.
España tomó rápido ventaja en el marcador, que se fue agrandando a medida que Ibaka y Pau Gasol reboteaban y anotaban. Ambos, con ocho puntos, fueron los máximos anotadores al descanso de una España superior en todas la facetas del juego hasta entonces y capaz de dejar detalles interesantes, como los cinco rebotes defensivos de Rubio al descanso. Si eso es síntoma de mentalización y trabajo, España tendrá mucho ganado. También si mejora mucho en defensa. Son las aristas que tiene que ir recortando Orenga en un grupo que lo tiene todo para triunfar, local en el Mundial y con un EEUU disminuido por las ausencias.
El dominio de España nunca fue abrumador gracias a la dignidad de Angola, que siempre intentó competir. Como ejemplo, fue capaz de ganar el tanteo en el tercer cuarto (18-21) y ponerse a 10 puntos cuando faltaban tres minutos para el final. España perdió la la ilusión y se atascó, defendiendo de manera horrible. Bastó con lo hecho en los dos primeros cuartos.
Esta España, por lo tanto, intenta progresar, lima sus defectos y desarrolla la gira sin percances ni lesiones, algo muy a tener en cuenta en la preparación de un gran torno. Respondió Sevilla, sede del Mundial, y llenó el Palacio de los Deportes, algo a tener muy en cuenta un 10 de agosto en la capital de Andalucía, el imperio del sol.
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