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El Madrid añora a Di María y Benzema

El Manchester desarbola al equipo blanco, desdibujado sin jugadores que redondean su juego.

Diego Torres
Cristiano Ronaldo con Buttner, Blackett y Jones del United.
Cristiano Ronaldo con Buttner, Blackett y Jones del United. Paul Sancya (AP)

La tranquila localidad universitaria de Ann Arbor fue escenario de la mayor congregación de aficionados al fútbol en la historia de Estados Unidos. Hasta 109.000 personas acudieron al Big House, el estadio de la Universidad de Michigan, para asistir a un partido sin ninguna trascendencia importante. Fue simplemente una exhibición de verano que enfrentó a los dos clubes más populares del planeta: el Real Madrid y el Manchester United. Dos equipos en distinto punto de afinamiento. El inglés, sólido y resuelto bajo la nueva dirección de Van Gaal, doblegó con facilidad a un Madrid partido por la mitad, en plan improvisador, agarrado a las apariciones esporádicas de Bale y con un Casillas que sigue sin dar muestras de recuperación plena. Lejos de su mejor versión, el portero no fue un elemento decisivo en los momentos de dificultad.

MANCHESTER UNITED, 3 - REAL MADRID, 1

Manchester United: De Gea; Jones, Evans (Blackett, m. 46), M. Keane; Valencia (Lingard, m. 62), Fletcher, Mata (Kagawa, m. 62), Ander Herrera (Cleverley, m. 46), A. Young (Shaw, m. 46); Welbeck (Zaha, m. 42) y Rooney (Chicharito, m. 62).

Real Madrid: Casillas; Arbeloa (Cristiano Ronaldo, m. 74), Pepe, Sergio Ramos, Nacho; Carvajal, Xabi Alonso (De Tomás, m. 55), Illaramendi; Modric, Isco y Bale.

Goles: 1-0. M. 21. A. Young. 1-1. M. 27. Bale de penalti. 2-1. M. 37. A. Young. 3-1. M. 80. Chicharito.

Estadio de Michigan. Unos 109.000 espectadores.

El Madrid sumó la tercera derrota en su tercer partido de pretemporada. Agotados por la precipitación que conllevan estas giras, sin suficientes entrenamientos tras el descanso mundialista, y sin hombres fundamentales en la expedición, los jugadores no tuvieron respuesta. Las ausencias de Benzema y Di María, dos elementos insustituibles en la articulación del juego la temporada pasada, pesaron más de la cuenta al equipo frente a un adversario en plena regeneración.

El Madrid se vio sobrepasado a medida que avanzaba el partido. El equipo se deformó en el intento de ensayar variantes a su alineación tipo. Procuró agruparse en su campo entre el área y el círculo central, dejar que el rival manejara la pelota, robar y lanzar a Bale. No lo consiguió porque careció de orden para defender. Isco no supo apoyar las jugadas como hace Benzema, Illarra no cubrió los espacios como suele Di María, Carvajal no se mostró cómodo en el interior derecha, y Modric perdió continuidad en la banda izquierda. Mal apoyado, Xabi Alonso se quedó solo haciendo señas y a los centrales, Pepe y Ramos, se les hicieron interminables todas las distancias. El Madrid se expuso a prolongados periodos de espera mientras el United se apropió de la pelota. Las asociaciones de Rooney, Mata y Herrera se hicieron cada vez más penetrantes.

La jugada del 1-0 fue una muestra de las cualidades del equipo inglés, exaltadas por los problemas que descubrió en su adversario. Mata y Rooney combinaron de primera, Fletcher rompió desde atrás y su pase a Welbeck dejó a la zaga del Madrid descolocada, incapaz de llegar ahí donde se desmarcaba Young. El remate al primer palo fue imparable.

Van Gaal dispuso un 3-5-2 que permitió gran libertad de acción a Herrera y Mata. En las bandas dejó solos a Valencia y Young. El Madrid tardó media hora en explotar esa debilidad. Hizo estragos con muy poco. Le bastó un pase largo de Alonso a Bale para que corriera a la espalda de Valencia. Ahí el galés cambió de velocidad y provocó al bisoño Keane. El penalti fue nítido. Bale lo ejecutó y metió el empate.

El estadio de la Universidad de Michigan se llenó con 109.000 espectadores.
El estadio de la Universidad de Michigan se llenó con 109.000 espectadores.Paul Sancya (AP)

Volcado a la posición de extremo izquierda, Bale fue incontenible en las contadas ocasiones en que sintonizó con sus compañeros. Sus desbordes y sus centros no encontraron antídoto en la defensa inglesa. Isco tuvo el segundo por esa vía, pero falló el tiro desde el medio del área. El delantero malagueño da la impresión de haber perdido la fe. En el Madrid los jugadores no solo deben luchar contra el rival. Además, se les impone resistirse a pasar de moda, como si fueran publicistas.

El segundo gol del United fue el más evitable. Young colgó un centro desde 30 metros. La trayectoria era previsible pero Casillas debió distraerse con el amague de Rooney, que subió a cabecear y no llegó. El balón botó mansamente antes de entrar pegado al segundo palo.

Alonso debió retirarse por lesión en la segunda parte y Modric ocupó su puesto. El ingreso de Cristiano, que jugó sus primeros minutos tras el Mundial, no alivió al Madrid. El portugués no remató ni una vez. El que sí disparó fue Chicharito: cabeceó un centro de Kagawa mal defendido por Pepe y Casillas. Fue el tercero del United. Punto final a una tarde entretenida para los hinchas americanos y poco halagüeña para los madridistas.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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