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El difícil relevo de Casillas

El capitán pensaba dejar el Madrid hasta que Florentino Pérez le pidió que siguiera tras ganar la Champions El club espera que Keylor Navas le exija más que Diego López, al que anima a irse

Diego Torres
Iker Casillas y Diego López
Iker Casillas y Diego LópezPEPE ANDRES (AS)

Florentino Pérez llamó a Iker Casillas después de la final de la Champions para confesarle sus nuevos planes en la portería. El guardameta venía de levantar la décima Copa de Europa del Madrid, en Lisboa, el 24 de mayo. Los festejos arreciaban cuando el presidente le convocó para pedirle que se quitara de la cabeza la idea de abandonar un club que es su casa. “Tú no te puedes ir porque el madridismo te quiere más que a mí”, aseguran que le dijo. Asombrado ante la repentina efusión, Casillas, que tiene 33 años y contrato hasta 2017, se mostró inmediatamente dispuesto a continuar.

El programa blanco

Tras disputar ante el United un amistoso en Michigan (EEUU), el Madrid prepara sus primeros compromisos oficiales.

Final de la Supercopa de Europa: contra el Sevilla, el 12 de agosto, a las 20.45.

Ida de la final de la Supercopa de España: contra el Atlético, el martes 19 de agosto.

Vuelta de la final de la Supercopa: viernes 22.

El encuentro entre capitán y presidente, inusual por emotivo, tuvo una víctima colateral. Diego López, hasta entonces muy respaldado desde la junta directiva, pasó a la lista de los amortizados. La maquinaria del club reanudó entonces la búsqueda de un arquero de primer nivel. El Mundial de Brasil, a modo de feria internacional, ofreció su producto: el costarricense Keylor Navas, nominado al guante de oro de la FIFA con solo dos goles en contra. La elección se simplificó gracias a la excelente relación entre el Madrid y el Levante, dueño de los derechos federativos de Navas.

Florentino Pérez emprendió una negociación sencilla: se comprometió con el presidente del Levante, Quico Catalán, al pago de la cláusula de rescisión de 10 millones de euros. Ambos dirigentes mantienen una comunicación casi rutinaria. La confianza de Catalán en la junta madridista es total. A falta de formalizar el acuerdo, el traspaso de Navas se da por hecho.

Navas está feliz. Espera incorporarse a los entrenamientos del Madrid mañana lunes. En el club cuentan con situarle en el espacio que deje Diego López, a quien animan a buscarse un destino lo antes posible. El portero gallego, de 32 años, hizo un buen trabajo pero no logró imponerse rotundamente a Casillas porque perdió todas las competiciones para las que fue seleccionado: la Liga, la Copa y la Champions en 2013, y la Liga en 2014.

Antes, el presidente le prometió su ayuda si decidía fichar por un club extranjero

La animadversión personal de Mourinho hacia Casillas hizo que el exentrenador madridista exigiera al club, ya en 2012, el fichaje de un portero de primer nivel mundial que le permitiera sentar al capitán en el banquillo. El entrenador se justificó acusando a Casillas de boicotear su proyecto y Florentino Pérez suscribió el argumento poniendo en marcha el relevo. El encargado de ejecutarlo fue Carlo Ancelotti —el sucesor de Mourinho— que, consciente de las prioridades institucionales, en agosto de 2013 dio la titularidad a Diego López en la Liga. La medida postergó a Casillas al arriesgado desafío de jugar exclusivamente las competencias de eliminación, la Copa y la Champions.

Abrumado por el carácter antinatural de la indefinición, en abril Ancelotti comunicó al club su deseo de acabar con la alternancia en la portería para la próxima temporada. La respuesta desde los despachos fue significativa: no había por qué cambiar lo que funcionaba tan bien. Casillas no debía ser indiscutible.

El resultado del experimento fue imprevisto. El Madrid perdió la Liga con López y ganó todo lo demás con Casillas. La obtención de la Champions, una quimera de 12 años para el madridismo, reforzó la hasta entonces endeble posición política de Casillas. El portero llevaba un año estudiando la posibilidad de marcharse a un club extranjero y así se lo había confesado a varios amigos y al propio Florentino Pérez, que se mostró dispuesto a ayudarlo en su salida. Quienes le veían a diario en Valdebebas aseguraban que Casillas estaba saturado de conflictos, de vivir bajo sospecha, duramente criticado por un sector de la afición que le tachaba de topo sin más base que los chismorreos de la telerrealidad. La final de Lisboa cambió la percepción social y la reacción de Florentino Pérez hizo el resto.

El Levante da por hecho el traspaso de su portero, a falta de formalizar el contrato

Ancelotti, oportuno, ha resuelto poner a Casillas en la final de la Supercopa de Europa, el próximo 12 de agosto, contra el Sevilla en Cardiff. El mensaje público del técnico, el viernes en Estados Unidos, invita a la salida de Diego López.

La marcha del portero gallego cerraría un periodo turbulento en la gestión deportiva madridista. Diego López parecía enfilar el declive de su carrera cuando el Madrid le fichó del Sevilla en enero de 2013 y con el tiempo —y muy a su pesar— se convirtió en el principal catalizador de la división social que generó el paso de Mourinho por Chamartín. Los mourinhistas le santificaron porque así repudiaban a Casillas, mientras que los antimourinhistas le pitaron como a un intruso. En el Bernabéu hubo escenas insólitas de enfrentamiento entre socios.

La alteración en la nómina de guardametas cambiará los actores pero no la trama. El futuro de Casillas seguirá siendo incierto. Su estado de ánimo es todavía frágil. Los golpes recibidos le han restado confianza y Keylor Navas, a sus 27 años, gozará de una posición favorable para tomar el testigo de López y reemprender la improbable empresa del relevo. La competencia por la portería del Madrid será feroz.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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