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“Me emociona ver cómo viven el waterpolo estas mujeres”

Miki Oca, seleccionador de waterpolo femenino, habla de su equipo antes de que sus chicas jueguen la tercera final en tres años (la del Europeo, contra Holanda; Teledeporte, 18.00).

El entrenador español Miki Oca.
El entrenador español Miki Oca. LASZLO BALOGH (Reuters)

Miki Oca (Madrid, 1970) fue un tipo atrevido en la piscina y en la vida. Ganó el oro olímpico en Atlanta 1996 y la plata de Barcelona 1992 y el oro del Mundial de 1998. En 2010 se convirtió en el seleccionador de waterpolo femenino y ha construido un milagro: tras la plata olímpica y el oro mundial, sus chicas juegan hoy la tercera final en tres años (la del Europeo, contra Holanda; Teledeporte, 18.00).

Pregunta. Ha conseguido retos impensables hace unos años para el waterpolo femenino, ¿cómo lo ha logrado?

Respuesta. Son ellas las que han querido conseguirlo. No ha sido difícil ponerlas de acuerdo, solo las he empujado y las he acompañado en el camino. Ellas han mantenido ese deseo incluso cuando más dificultades pasaron. Eran jóvenes e inexpertas, juntos hemos crecido en todo. Ellas, y los que no jugamos, Rafa, Jordi, Claudio, Óscar, yo, que las ayudamos en lo que podemos.

P. Juegan la tercera final consecutiva. ¿Eso les da ventaja?

R. Los partidos que hemos ganado no nos ayudarán a ganar hoy a Holanda y lo sabemos. Sabemos que hemos vencido muchas dificultades y es bueno recordar qué nos ha ayudado a crecer y no variar de conducta. Hemos de tener los pies en el suelo y saber que nada de lo que hemos conseguido nos dará la victoria. La medalla que está por ganar.

P. ¿En qué ha crecido este equipo durante el Europeo?

R. Han demostrado que son capaces de rehacerse. Creo que es un síntoma de madurez. A un equipo más inexperto le hubieran entrado dudas, a ellas no. Son un equipo muy asentado.

P. Tener los pies en la tierra es algo que repite usted y sus chicas. ¿Cómo se hace en una piscina?

R. Se trata de estar por lo que tienes que estar, sin pájaros en la cabeza, hacerlo lo mejor posible en cada pelota en cada defensa, en cada bloqueo, en cada contra... No hay otra que saber lo que cuesta cada pase, cada gol, cada parada. Siempre usamos la metáfora del árbol, que echa raíces o no crece. Nosotros solo tenemos una manera de no caernos y seguir creciendo y es tener los pies muy firmes en el suelo.

P. Ellas le culpan a usted de haberlo aprendido. ¿Por qué?

R. No, no, sale de ellas, porque saben lo que quieren. Me emociono viendo cómo viven el waterpolo estas mujeres, cómo juegan, cómo pelean, cómo se esfuerzan, pero también viendo el espíritu con que lo viven, como se comportan, cómo se ayudan. Es bonito verlas, cómo se relacionan, se quieren, bromean. Para mí, es una experiencia muy bonita.

P. ¿Resultó más increíble ganar la plata en Londres o esta tercera final consecutiva?

R. No lo sé, cada cosa tiene su valor y su mérito. Creo que la historia reconocerá a las chicas cuando todo esto pase. Ahora, hay que pelear y disfrutar de lo que estamos viviendo.

P. ¿Todo esto justifica siete horas de trabajo al día?

R. Sí, han trabajado duro y no el último mes, toda su vida. Pero esto es una manera de entender el grupo y de vivir nuestro deporte. Son waterpolistas de la cabeza a los pies.

P. ¿Cuánto hay de inspiración en el juego español?

R. Mucho, es fundamental. Para ser un equipo competitivo se tiene que ser valiente y sin duda estas chicas lo son mucho.

P. ¿Eso explica su capacidad para asumir responsabilidades?

R. Seguramente, también, por eso son un equipo tan compacto. El mejor ejemplo es Anni [Espar]. Está haciendo un trabajo enorme en ataque y en defensa. No ha marcado muchos goles, pero le ha dado mucho al equipo.

P. ¿Le sorprende Holanda?

R. No, ha hecho un gran torneo. Tiene una defensa muy buena, blocan mucho, y además tiene muchas variantes en ataque, es capaz de meter a muchas jugadoras en boya y tiene muy buenas lanzadoras. Será duro.

P. Por último y disculpe la frivolidad, ¿es cierto que lo de las gafas de sol es por superstición?

R. ¡No, es que hace un sol que no veas! Me las dejó Maica [García] en un entrenamiento y desde ese día las uso siempre.

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