Pau Gasol, Navarro y pleno español
La Copa del Mundo reúne tres ingredientes apasionantes: la selección cuenta con su equipo de gala, compite en Granada y Madrid, y tiene el desafío de batir al estelar equipo estadounidense
"Siento un enorme respeto por los Estados Unidos pero, para mí, España es la favorita absoluta en la Copa del Mundo. Sé lo que podéis hacer con ese calor de la gente hacia la selección española y ese amor que sienten todos los jugadores cada vez que se enfundan la camiseta". Lo dice Sasha Djordjevic, un legendario del baloncesto europeo y ahora seleccionador de Serbia, uno de los muchos que se declaran enamorados del modo de hacer de una selección que se mueve en la excelencia desde hace tres lustros y que ha sido capaz de discutir de tú a tú con Estados Unidos, con la flor y nata de la NBA.
La Copa del Mundo junta tres ingredientes excepcionales desde el punto de vista español: su mejor escuadra posible, la condición de anfitrión –jugará en Granada la primera fase, y en Madrid a partir de octavos de final-, y una hoja de ruta con un punto cardinal, el duelo en la final contra Estados Unidos el 14 de septiembre a las nueve de la noche. Por supuesto, antes deberá negociar con éxito una primera fase en la que deberá situarse en la mejor posición posible para afrontar los cruces de octavos, cuartos y semifinales.
Para mí, España es la favorita absoluta en la Copa del Mundo" Djordjevic. Seleccionador serbio
Juan Antonio Orenga podrá contar, de no mediar lesiones de última hora, con el mejor equipo posible. Y cuando la selección ha podido disfrutar al completo del concurso de sus primeros espadas, no ha defraudado. Desde el bronce de 2001 en el Eurobasket, ha completado tres oros (Mundial 2006 y Eurobasket 2009 y 2011), cinco platas (Eurobasket 2003, 2007 y 2013 y Juegos Olímpicos 2008 y 2012).
El hilo conductor ha sido la que fue bautizada como la generación de oro desde que ganó el Mundial junior de 1999 contra Estados Unidos. Pervive en la Copa del Mundo con cuatro jugadores capitales: Navarro y Pau Gasol, que regresan al equipo tras su ausencia hace un año en Eslovenia, cuando el alero de Sant Feliú convalecía tras ser operado del tobillo y el pívot de Sant Boi, tras solventar en el quirófano la tendinitis que sufrió en ambas rodillas. Felipe Reyes vuelve también a un equipo en el que se mantiene Calderón. Orenga rebate que la Copa del Mundo suponga el fin de una generación, porque considera que el cuarteto de los que han cumplido 34 años –Calderón cumplirá 33 el 28 de septiembre- ha rendido esta temporada a plena satisfacción.
El seleccionador, además, está firmemente convencido de que el relevo se produce de forma encadenada y alude al papel relevante que han ido adquiriendo en el equipo jugadores como Rudy Fernández y Marc Gasol (29 años), Sergio Rodríguez y Llull (26), Claver (25), Ibaka (24), Ricky Rubio (23) y, el último en llegar, Abrines (21).
El primer objetivo del equipo español, que empezará la fase de grupos en Granada contra Irán (30 de agosto), Egipto (31), Brasil (1 de septiembre), Francia (3) y Serbia (4), es no fallar en unos cruces, en Madrid, que se presumen muy exigentes, con selecciones como Argentina, Puerto Rico, Croacia o Grecia. El reto de España es alcanzar la final de un Mundial por segunda vez en su historia. La anterior, en 2006, en Japón, la ganó ante Grecia.
El reto, el sueño, lo que hace no demasiados años hubiera sido una quimera, es acabar con la supremacía de Estados Unidos, que llegará a Madrid después de verse las caras en Bilbao con Finlandia (30 de agosto), Turquía (31), Nueva Zelanda (2 de septiembre), República Dominicana (3) y Ucrania (4) y de unos cruces, en Barcelona, probablemente contra equipos como Lituania, Australia, México y Eslovenia. España demostró que es muy capaz de poner en jaque al mejor de los equipos posibles de Estados Unidos como ya hizo en los Juegos de Pekín (118-107) y, hace dos años, en los de Londres (107-100).
España como anfitriona solo brilló en el lejano Eurobasket de 1973, en el que obtuvo la medalla de plata
El reto de la selección es también triunfar en casa, algo que no consiguió en 2007 cuando perdió la final del Eurobasket ante Rusia (59-60). Prosiguió así la tradición de España que, como anfitriona, solo brilló en el lejano Eurobasket de 1973 en el que obtuvo la medalla de plata, pero solo pudo ser quinta en el Mundial de 1986, novena en los Juegos de 1992 y quinta en el Eurobasket de 1997. En 2007, con Pepu Hernández en el banquillo y siete jugadores de los que competirán en este Mundial, España rozó el oro. Pau Gasol todavía debe tener alguna que otra pesadilla con aquél último lanzamiento que acabó fuera del cesto tras rebotar en el tablero y en el aro. Pero aquella decepción no emborrona el maravilloso recorrido de una selección que lleva tres lustros instalada en la excelencia.
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