Bienvenido a casa, Rey Drogba
El delantero marfileño, de 36 años, regresa al Chelsea para apuntalar el ataque de los ‘blues’
En la historia del Chelsea, un nuevo rico que hasta hace una década apenas había celebrado una Premier (1955) y carecía de pedigrí europeo, hay dos instantes grabados para siempre en la retina de sus aficionados. Dos acciones protagonizadas por un mismo hombre. La primera, un giro de cuello perfecto que privó hace dos años al Bayern de alzar otra Copa de Europa, cuando la final disputada en Múnich agonizaba y el electrónico fijaba el minuto 88 en el duelo frente a los blues. Y una segunda, igualmente decisiva y en el mismo escenario, cuando Didier Drogba (Abiyán, Costa de Marfil; 36 años) tomó la pelota en la tanda de penaltis, en el disparo definitivo, y la incrustó contra las mallas de la meta defendida por el gigantón Neuer.
No es el marfileño un hombre al que le entre el tembleque o le asusten los retos. Por eso, ya con 36 primaveras, regresa a Stamford Bridge con la misión de completar un último servicio. Tras aquella noche de Múnich, consciente de que su imponente físico entraba ya en declive, decidió a pie de césped abandonar Londres con el brazalete de capitán en el brazo y todos los honores. Ahora, sin embargo, atiende la llamada de José Mourinho, su mentor y padre futbolístico. El artillero, pretendido también por el Juventus, se enrolará de nuevo con los blues, después de un año y medio en las filas del Galatasaray. Será el cuarto refuerzo tras Costa (38 millones de euros), Cesc (33) y Filipe Luis (20), y ha firmado un contrato por un año. El pasado curso, el Chelsea concluyó la temporada en blanco.
UNA LEYENDA 'BLUE'
TÍTULOS
- Premier League: 2005, 2006 y 2010
- FA Cup: 2007, 2009, 2010 y 2012
- Carling Cup: 2005 y 2007
- Community Shield: 2005, 2009
- Champions League: 2012
DISTINCIONES INDIVIDUALES
- Máximo goleador de la UEFA en 2004
- Jugador del año en la Ligue 1
- Mejor futbolista de África: 2006 y 2009
- Pichichi de la Premier League: 2007 y 2010
Reclamaba el técnico portugués un 9 para su nuevo proyecto. Ni Eto’o, ni Ba, ni Schürrle ni Fernando Torres satisfacían sus deseos. El primero finiquitó su contrato el pasado 30 de junio; el segundo ha hecho las maletas en dirección al Beşiktaş; el tercero no pasa de momento de ser un revulsivo y El Niño está sometido permanentemente a examen. “Me falta un 9”, llegó a señalar Mourinho en un desdén público hacia su nómina de arietes. Ante las quejas, el multimillonario propietario del club, Roman Abrámovich, ha movido ficha. Reclutó primero a Diego Costa, previo pago de 38 millones, y ahora ha asestado un golpe de efecto con la vuelta del héroe e icono del Chelsea más triunfal: el Rey Drogba.
Después de un discreto paso con Costa de Marfil por el Mundial y de disfrutar de las vacaciones en las aguas de Formentera, junto a su mujer Diakité Lalla y sus cuatro hijos, el delantero volverá a lucir la elástica del equipo londinense. Con una barba tupida, la misma figura hercúlea de siempre e intervenciones mucho más seleccionadas sobre el terreno de juego, Drogba vuelve como un escolta de lujo para Costa. Su regreso, además, se interpreta como una señal hacia el vestuario. Desde su primer día en Cobham, el centro de entrenamiento de los blues, Mourinho buscó una alianza con los líderes naturales del grupo: Cech, Terry, Lampard y Drogba. Ahora, 10 años después y sin la aportación de Lamps, rumbo a Nueva York, se aferra de nuevo al espíritu de su vieja guardia para evitar desmanes en el grupo.
Su rol será secundario en el campo, pero trascendental en la caseta. Mourinho apela a la vieja guardia
Quién mejor que el africano, todo carisma, un coloso de ébano que dejó en su primera etapa (de 2004 a 2012) nada más y nada menos que 157 goles en 341 partidos y levantó tres Premiers (2005, 2006 y 2010), cuatro FA Cup (2007, 2009, 2010 y 2012) y la Champions de hace dos años. Cañonero insaciable –logró dos pichichis, en 2007 y 2010– tendrá a priori un rol secundario en el campo pero uno trascendental en la caseta, donde ejercerá de tutor para el belga Lukaku, al que algunos señalan como su sucesor. Llega después de un fugaz paso por China –11 partidos y ocho dianas con el Shanghái Shenhua– y un receso en Estambul, en el Galatasaray, con el que guerreó en la élite europea en las dos últimas ediciones de la Liga de Campeones. Con el conjunto tuco firmó un total de 20 redes en 53 citas.
En la última temporada, precisamente, el destino quiso que visitase a su exquipo en marzo. “Bienvenido a casa, Didi”, rezaba una de las pancartas que adornaban las gradas del Bridge. Él, trotón pero sobrado de oficio y pólvora, con el gatillo y la testa siempre a punto, recoge el guante y recorre el camino inverso hacia su reino. Por algo es El Rey.
- VÍDEO: Drogba, una leyenda 'blue'.
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