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TOUR DE FRANCIA 2014 | DESDE MI SILLÓN
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El lanzamiento del cohete Kittel

Tan magnífica ha sido la victoria de Kittel en The Mall, en pleno centro de Londres tras bordear St. James's Park, como el trabajo del Giant-Shimano para facilitarle la victoria

Kittel, a punto de cruzar la meta en la tercera etapa del Tour.
Kittel, a punto de cruzar la meta en la tercera etapa del Tour.JESUS RUBIO

Tan magnífica ha sido la victoria de Kittel en The Mall, en pleno centro de Londres tras bordear St. James's Park, como el trabajo del Giant-Shimano para facilitarle la victoria; más bien para facilitarle su exhibición de facultades, qué exuberancia.

Un sprint, no uno cualquiera sino uno organizado, tiene al igual que el lanzamiento de un cohete fases que cumplir. No hay un Centro de Control de Misión, lo que hay es una reunión previa a la salida en la que se analiza la etapa, con especial atención a los últimos kilómetros y más aún a las últimas curvas, y en la que se deja claro la misión de cada uno de los ocho compañeros del designado para ganar.

Siempre hay que dejar margen de improvisación, igual alguno no rinde según lo esperado, quizá alguna caída elimine a algún otro, o puede que en la guerra por la colocación no sea posible estar donde hay que estar.

La lluvia, que en este periplo inglés había fallado a la cita, apareció en los últimos 20 kms

Hay una fase previa en la que se forma la escapada y los equipos de sprinters aúnan esfuerzos para el control. Ayer Lotto, FDJ y Giant tomaron las riendas con una única consigna, coger a los escapados lo más cerca posible de la meta siempre y cuando no inquieten demasiado. Si inquietan —si son muchos o hay alguna dificultad especial en el recorrido—, más vale cogerles un poco antes para asegurar.

En la primera etapa, la que terminaba en el repecho de Harrogate, Degenkolb fue el último lanzador de Kittel. Ayer, tras el trabajo previo de sus compañeros que irrumpieron en cabeza a menos de 4 kms, Degenkolb quemó su nave tras girar a la altura de Westminster Bridge observado desde la altura por el Big Ben. Eso se llama confianza; conocer bien tus cualidades y saber cómo aprovecharlas. Aguantó el ritmo hasta el último kilómetro, y dejó a dos compañeros —De Kort y Veelers— en cabeza de cara a la dos últimas curvas. Se les coló un Lotto en la apurada de frenada de la penúltima curva, pero en el último giro —700 metros— Kittel circulaba en tercera posición tras sus dos compañeros.

Sus rivales tan sólo pudieron ser espectadores de lujo de esta nueva exhibición de fuerza y potencia

La lluvia, que en este periplo inglés había fallado a la cita, apareció en los últimos 20 kms. En uno de los peores escenarios, en plena travesía urbana; pero afortunadamente sin más consecuencias que una caída a la altura de la Plaza del Parlamento que no afectó a quienes disputaban la etapa. Koen de Kort aceleró tras la curva hasta quedarse sin combustible, Veelers bajó la cabeza y abrió pleno gas cuando vio que a su compañero le hacía tope el acelerador y Kittel, inmenso, aceleró sin tregua calculando muy bien la distancia y sus fuerzas y la velocidad que llevaba en ese momento.

Parecía demasiado pronto, sólo parecía. Parece también fácil, sólo parece. No lo fue —ni fácil ni pronto—, pues sus rivales tan sólo pudieron ser espectadores de lujo de esta nueva exhibición de fuerza y potencia. "Ha sido uno de los sprints más rápidos que nunca he disputado", dijo Kittel, que también contó como en un momento perdió la rueda de sus compañeros y el oficio de Veelers acudió en labores de salvamento. El mismo compañero que lanzó el sprint, el mismo que supo improvisar y buscar a su líder para colocarlo en su sitio, tremendo también este holandés. El cohete Kittel está ya en órbita, y se espera que la misión de mejorar las cuatro victorias de etapa del pasado año sea un éxito. Ya va camino de ello.

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