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Brasil prueba sin ‘9’

En un ambiente enrarecido en torno a La Canarinha, Scolari ensaya sin Fred, su delantero protegido

Neymar y Fred se felicitan tras eliminar a Chile.
Neymar y Fred se felicitan tras eliminar a Chile.Felipe Trueba (EFE)

La última sesión de entrenamiento de Brasil antes de partir rumbo a Fortaleza ofreció señales claras de la reflexión que angustia a Luiz Felipe Scolari, técnico de Brasil: cómo hacer para que su selección recupere el buen juego de ataque y evite a su pueblo otra tarde de llanto en el partido de mañana ante Colombia.

Tras dos días de atmósfera enrarecida por el aspecto débil que ofreció La Canarinha antes y después de la tanda de penaltis contra Chile, y después de haber compartido un par de sesiones de “restablecimiento anímico” con la psicóloga deportiva Regina Brandão, el equipo disputó su primer entrenamiento al completo después del partido de octavos en una mañana espléndida dentro de las renovadas instalaciones de la Granja Comary. Neymar y David Luiz volvieron a ser los jugadores más aclamados entre los cientos de hinchas congregados.

El seleccionador Scolari confirmó durante el entrenamiento el reingreso de Paulinho en el equipo titular (sustituto del sancionado Luiz Gustavo) y sorprendió a todos los periodistas presentes con un once inicial que incluía a Willian, Hernanes y Ramires en detrimento del mencionado Luiz Gustavo, Fernandinho y el delantero Fred, blanco de numerosas críticas. Señal de que podría renunciar a la figura del delantero centro. Felipão dio marcha atrás 20 minutos después y organizó un partidillo con el equipo titular habitual (salvo el cambio mencionado), que será probablemente el mismo que comience el encuentro contra Colombia: Julio César; Alves, David Luiz, Thiago Silva, Marcelo; Fernandinho, Paulinho, Oscar; Hulk, Neymar y Fred.

“Si no le damos balones en buenas condiciones, no puede meter goles”, le defiende Neymar

Inconforme con lo que veía en la cancha de entrenamiento, Scolari volvió a hacer modificaciones posteriormente y reemplazó a Alves por Maicon y a Fred por el central Henriques, haciendo pruebas con una defensa de tres hombres (Henriques, David Luiz y Thiago Silva) y un medio campo de cuatro (los dos laterales, Paulinho y Fernandinho), más Oscar de mediapunta y Neymar y Hulk de delanteros, en línea con las voces autorizadas que desde su propio país le piden poblar el medio campo para recobrar la capacidad creativa del equipo. El consenso en la Granja Comary es que el prudente Scolari no se atreverá a plantear un nuevo esquema de juego con apenas dos entrenamientos y seguirá apostando por el bloque campeón de la Copa Confederaciones, salvo que el partido contra Colombia tome un rumbo negativo para sus intereses.

Preguntado posteriormente en rueda de prensa sobre la posibilidad de que Scolari se atreviese a jugar sin un delantero centro, Neymar habló sobre la “importancia” de Fred en el equipo (“si no le entregamos balones en buenas condiciones, él no puede meter goles”, dijo a modo de justificación de su bajo rendimiento), pero aclaró que él “encaja en cualquier formación. Con o sin un 9, lo importante es jugar a la pelota”, recalcó la estrella brasileña, que dijo no sentirse “sobrecargado” por la enorme responsabilidad que asume en esta selección.

La filtración por parte de un grupo de seis periodistas cercanos a Scolari de que se arrepiente de haber convocado a uno de los 23 jugadores del equipo, más diversas declaraciones (como la de Pelé) reclamando que hubiese incluido en la lista final a alguna estrella brasileña más veterana (como Kaká o Ronaldinho) para descargar de presión al joven jugador del Barcelona era otra de las historias más comentadas en Teresópolis. Hasta allí se desplazó el presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, José María Marin, para dar apoyo a la selección en su momento de mayor confusión y terror psicológico desde que comenzase la Copa.

El inhabitual gesto de inseguridad de Scolari al pedir opinión a periodistas tras el partido contra Chile ha dejado huella en la limpia y fresca atmósfera de Teresópolis

“La idea es continuar el trabajo que hemos hecho con ellos. Debe acompañarse día a día. Hablo con ellos por WhatsApp, por e-mail. Estoy constantemente conectada con ellos”, había explicado la psicóloga Brandão. El triunfalismo que cultivaron los máximos dirigentes del fútbol brasileño en los meses anteriores al Mundial ha desaparecido completamente, pero amenaza con repetir la experiencia de 1950 y volverse en contra de un equipo cuyos seguidores han abandonado mayoritariamente las protestas sociales y sueñan con superar el Maracanazo mediante la conquista del hexacampeonato.

Varios centenares de alborozados aficionados despidieron ayer por la tarde el autobús de la selección, que se dirigía a Río de Janeiro (a 90 kilómetros) para tomar su vuelo hacia Fortaleza, sin saber si será la despedida definitiva. Podría ser la última imagen de la selección en la bella localidad serrana, cuya vida tranquila se ha visto absolutamente alterada por la presencia de la selección. El inhabitual gesto de inseguridad de Scolari al pedir opinión a esa media docena de periodistas tras el espectáculo lacrimógeno del partido contra Chile ha dejado huella también en la limpia y fresca atmósfera de Teresópolis. Como repetía un camarero del restaurante más cercano a la concentración, “ellos están llorando mucho y yo estoy muy preocupado”.

Al terminar el entrenamiento, Neymar se quedó tirado en el suelo unos minutos, en solitario, las manos en la cabeza, pensando quizá en la rueda de prensa que le esperaba a continuación, despidiéndose quizá de un cielo que sólo volverá a ver si superan a la temible selección de José Pékerman en un partido que se antoja fabuloso.

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