Robben destroza a su sombra
El delantero lidera la venganza de la final de 2010, cuando Casillas le detuvo un remate crucial El holandés llevó por la calle de la amargura a Sergio Ramos y Piqué
Arjen Robben, el holandés que juega en el Bayern Múnich, llevaba cuatro años cargando con la memoria de la noche de Johanesburgo, con la imagen del pie de Iker Casillas desviando un remate suyo que valía la Copa del Mundo y que terminó en saque de esquina, antes de que Iniesta le diera el título a España. Hasta ayer, en Salvador de Bahía, donde se comió con fruición el frío plato de la venganza. Dijo la tarde antes del partido que no, que la derrota del Mundial de 2010 no se sanaba con nada, que no entraba en su cabeza vengarse de nada. No lo pareció en el Arena Fonte Nova, porque humilló a los españoles, de cabo a rabo; antes que nadie a Ramos, en otra imagen para la historia, la de una carrera fallida para intentar evitar el quinto gol, en el minuto 80, que tampoco olvidará mientras viva.
El central del Madrid empezó mal, con errores impropios, y cayó en barrena
Marcó dos goles y en los dos retrató a Sergio Ramos y a Piqué y en los dos fue inmisericorde con Iker Casillas, que fue objeto de falta en el tercer gol, obra de De Vrij, y acabó contando hasta cinco goles, en la segunda mayor derrota de España en una fase final de un Mundial, empeñado como parece en hacer historia, ya sea para bien o, como en esta ocasión, para mal. Y bastante hizo el portero del Real Madrid, puro orgullo, porque de no ser por él, el escarnio en la que fue la primera capital de Brasil, fundada por los portugueses hace cinco siglos, pudo ser mucho peor.
Se fue España del partido y el primero, Sergio Ramos, que a ratos dio la sensación de haberse dejado todo su arte, toda su magia, en Lisboa, en la épica final de la Copa de Europa en la que se convirtió en el merecido héroe de La Décima blanca. El central empezó mal, cometiendo errores impropios de su liderazgo y cayó en barrena. Cerró fatal el pase de Blind a Van Persie que dio el empate para los holandeses, justo cuando mejor estaba jugando España, al final del primer tiempo. Consecuentemente, terminó desaparecido.Robben le martirizó y, de paso, destrozó la alargada sombra del Mundial de hace cuatro años.
Lo primero que hizo Robben al terminar el partido fue ir en busca del portero y abrazarle
Explicó Louis van Gaal, que nunca ocultó su alineación pero sí engañó con sus planes, que su trabajo estaba hecho y que cuando empezara el partido todo quedaba en manos de que sus jugadores lo hicieran bueno. Robben se encargó de ello, en un partido memorable. Nadie le pudo parar, salvo Busquets en el primer tiempo. Fue un espejismo. Tan pronto encontró espacios, destrozó la red española. Primero la pinchó ante Piqué, le dejó sentado y Ramos llegó tres horas tarde a la cobertura, así que fusiló inmisericorde a Casillas. En el segundo gol, humilló en la carrera al central del Madrid, recortó al portero español y marcó pese a la desesperada intención de Azpilicueta por cerrarle espacios bajo los palos.
Lo primero que hizo Arjen Robben al terminar el partido fue ir en busca de Casillas y abrazarle. Luego, caballeroso, saludó a los jugadores españoles. Y finalmente, junto a sus compañeros, dio una vuelta de honor por el Arena Fonte Nova. Si no olvidó Johanesburgo, difícilmente olvidará Bahía. Ni él ni Ramos, ni Holanda, ni España. Así es el fútbol, así es la vida.
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