La vida sin Falcao
Pékerman trata de recomponer con Jackson y Teófilo Gutiérrez el vacío dejado por la baja del delantero en la selección de Colombia
Es difícil adivinar cuánto se hablaría de la selección colombiana si Radamel Falcao no se hubiese roto un ligamento de su rodilla izquierda en un partido intrascendente de la Copa de Francia el pasado mes de enero. El país entero se volcó con su recuperación, y durante meses las noticias hablaban de una mejoría “espectacular”.
Sin embargo, el delantero colombiano no fue incluido finalmente en la expedición que viajó a Brasil, y Colombia, cuando quedan apenas unas horas para su debut contra Grecia esta tarde en Belo Horizonte, parece despertar un poco menos de expectación que hace medio año, cuando ya se especulaba con el duelo Falcao-Drogba en un grupo que incluye también a Costa de Marfil y Japón y donde sigue siendo el teórico favorito.
“Tenemos a muchos jugadores en grandes equipos europeos”, dice el técnico
La última vez que Colombia disputó un Mundial fue en Francia 1998. Fue el canto del cisne de una generación memorable (Valderrama, Asprillia y Valencia). El país cafetero ha tardado 16 años en construir otro equipo temible, cuyo rendimiento ejemplar le permite ahora ser cabeza de serie en el torneo; su entrenador, el argentino José Pékerman, muy contestado al principio por la prensa colombiana, ha trabajado desde enero de 2012 para formar un equipo bien engrasado que mantiene las características identitarias del fútbol colombiano: preocupación estética, fuerza física y rigor táctico.
La diosa Fortuna, sin embargo, parece haberle vuelto la espalda recientemente. Además del ídolo Falcao, otros dos titulares fijos han debido quedarse en casa por lesiones: el mediocentro Edwin Valencia y el lateral Luis Amaranto Perea, de buen recuerdo en el Atlético de Madrid. (Incluso una vez instalado en su cuartel general en Cotía, a 40 kilómetros de São Paulo, tuvo que asumir la pérdida de otro integrante, Aldo Leao Ramírez).
Durante las eliminatorias de clasificación, Pékerman dispuso un dibujo táctico con cuatro defensores, dos centrocampistas de marca, dos interiores creativos y dos delanteros centro. Se espera que el seleccionador configure el mismo equipo con mimbres diferentes. “Tenemos un equipo competitivo”, afirmó ayer en la rueda de prensa previa al encuentro. “Es lo que ha mostrado Colombia en estos últimos años. Sabemos que tenemos muchos jugadores instalados en grandes equipos europeos y esa experiencia la hemos utilizado tratando de conformar un equipo unido y que juegue para la camiseta de Colombia, no individualmente”.
Sostenido atrás por el portero David Ospina (del Niza francés) y el central incombustible Mario Alberto Yepes, Colombia presenta un doble pivote ya establecido (Abel Aguilar y Carlos La Roca Sánchez) y confía las bandas a la creatividad y la chispa de James Rodríguez y Juan Guillermo Cuadrado, socio y figura esta última temporada en la Fiorentina de Borja Valero.
Freddy Guarín, el mediocampista del Inter, está suspendido y verá el partido en la grada. El buen final de temporada de Carlos Bacca en el Sevilla permite visualizar una dupla rematadora potente formada por el propio Bacca (o Jackson Martínez, que también tiene muchas opciones) y Teófilo Gutiérrez, el distinguido punta de River Plate. En la delantera, Péckerman tiene donde elegir. Talentos emergentes como los de Cuadrado y James Rodríguez, de 25 y 22 años respectivamente, dan vuelo por las bandas a una idea futbolística que aúna el tradicional gusto por el toque y la posesión con la rapidez y contundencia rumbo al gol. El desafío será grande: once debutantes en una Copa del Mundo deben reforzar la confianza en una selección diezmada, aprender a sobrevivir sin su máxima estrella y confirmar el retorno de un país extraordinariamente ilusionado a la élite del fútbol mundial.
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