La vida ‘mundial’ de Pepe Reina
El alma de La Roja, repasa sus tres campeonatos y el de 2002, su mejor recuerdo personal
José Manuel Reina (Madrid, 1982) se ha convertido en icono de la mejor historia de La Roja: de puertas afuera por su desparpajo, de puertas adentro por su tremenda aportación al grupo en el día a día, en los entrenamientos y en la convivencia. El madrileño crecido en Cataluña y con alma cordobesa, repasa a través de su trayectoria personal el camino de España en los últimos cuatro Mundiales.
Japón-Corea 2002
“Era muy joven. Lo vi en Córdoba. El primer partido ganaron 2-0. Conocí a mi mujer el día anterior, en la Feria, y quedé con ella para ver el partido. Me la presentó un primo y un amigo íntimo, Perico. Son los recuerdos más bonitos de ese Mundial. Ahí empezó la historia más bonita de mi vida: cuatro hijos y medio. Grecia, Alma, Luca y Thiago. El que viene no sabemos qué es. Más que fútbol siete, nos quedamos en fútbol sala. Entonces jugaba en el Barcelona, justo ese verano me fui al Villarreal.
En el 2002 tenía algo de pelo, no mucho, y seguramente era un portero diferente, más inmaduro, más impulsivo, reactivo. El paso del tiempo te da un saber estar. En su momento hablaban de la experiencia de un portero y yo decía que no, que un portero para igual a los 20 que a los 30 años, pero qué va, al final a los 30 te das cuenta de que no es verdad. Me gustaba mucho Molina, porque había cambiado el manual del portero y era a lo que yo me quería parecer, porque jugaba muy lejos de la portería, con los pies”.
Alemania 2006
“El 19 de junio me caso y el 21 nos vamos al Mundial. Durante los ratos libres, encargo a mi hija mayor. Cuando llegamos al Mundial llevaba un año en la selección, siempre con Iker, entonces íbamos solo dos porteros y se nos unió Cañete, que hizo muy buen año. Tuve la desgracia de no debutar porque en el último partido de la primera fase el míster decidió dárselo a Cañizares y no a mí. Pero fue una ilusión tremenda por haber estado allí porque de niño los veía por la tele. Fue un Mundial en el que jugamos bien, la primera fase fue muy buena, nos clasificamos sobrados y cuando parecía que Francia estaba muerta y pasábamos fácil, fueron muy superiores y nos echaron. Se crearon falsas expectativas, no por nuestra parte, y parecía que Francia era una banda y se le faltó al respeto. Era la Francia de Zidane, Ribéry, Henry, un equipazo
¿Qué si había mal rollo en aquel equipo? Hombre, había lo que había. Era un vestuario un poco dividido, con egos, con un cruce generacional, gente muy consagrada, un equipo con un núcleo jerarquizado por Raúl, Albelda, Cañizares, Salgado, y gente que empezábamos. Para mí fue una experiencia positivísima y todos sacamos provecho. Hubo poca cohesión, pero acabó siendo máxima. Ahí se empieza a ganar la Eurocopa del 2008. El míster tomó después decisiones impopulares que fueron un acierto porque hicimos grandes campeonatos. Recibió críticas injustificadas, fue un linchamiento y a todos nos encabrona y de puertas adentro hicimos vestuario y ahora somos más sólidos que nunca. Ya jugaba en el Liverpool, fiché el año antes. Ochotorena es mi maestro, mi mentor, la persona que más me ha ayudado en mi carrera”.
Sudáfrica 2010
“Cuando llego al Mundial, ya tengo dos hijos. Sudáfrica viene marcado por la Eurocopa de Austria indudablemente y, sobre todo, por el partido de Dinamarca en la fase de clasificación. Veníamos con muchas dudas en ataque, jugaron Tamudo y Riera y nos clasificamos. A partir de ahí vivimos un vestuario sanísimo, el mejor que he conocido en mi vida, lo pasamos como enanos, se ganó, se pasó bien. A partir de ahí se me empieza a señalar más por divertido que por buen portero y me molesta. Hombre, prefiero quedar por extrovertido y alegre que por un mal bicho o un saborío, pero antes que nada soy un portero y si estoy aquí es por un background, no porque caigo bien si no por méritos.
Al Mundial llegamos con el cambio en la portería de Palop por Valdés. Andrés tuvo una actitud espectacular, no es fácil, el mérito está en saber sumar desde la ilusión. Con Víctor se hablaba de que yo le vetaba como si mi poder fuera absoluto y era mentira. Llevábamos tiempo sin vernos, porque la vida es así y nos habíamos separado, pero nada más. Ahora nos llevamos mucho mejor, pero antes no nos llevábamos mal, sencillamente habíamos perdido el contacto y lo recuperamos. Ahora nos mensajeamos y tenemos una relación cojonuda. Me sabe muy mal que no esté con nosotros, primero porque es un porterazo y perdemos potencial, y además porque es un tipo cojonudo. Hubo una transición muy tranquila de Luis Aragonés a Del Bosque. Vicente es muy inteligente y nos hace ver que nos va a ayudar y tiene la suerte de tener un grupo de trabajo alrededor que lo hace muy bien. Un diez.
El trofeo de Campeón del Mundo es el trofeo, con mayúsculas. ¡La Copa es tan bonita! Es la Copa de las Copas, ya me perdonaran los que han ganado la Champions, pero es preciosa. Cogerla fue algo maravilloso. Y nos costó, lo trabajamos mucho. Tuvimos momentos de tensión incluso en la fase de grupos, las pasamos canutas, el debate del no sé qué, el debate del no sé cuántos… Ahí tiramos todos para el mismo sitio y el que se equivocó sin querer se le metió en el grupo. Tuvimos momentos como el de Chile o el de Paraguay tremendos,… Hubo momentos muy tensos. Y siempre apareció El guaje, de lo que yo me alegro especialmente porque todo el mundo sabe qué relación tengo con él, somos más que compañeros, lo sabe”.
Brasil 2014
“Después del Mundial llegó el mal rollo de los clásicos. Aquello tuvo un único culpable, con nombre y apellidos y todo el mundo sabe quién fue. Lo bueno es que al final no fue a más, que supieron reaccionar y supieron hacer las paces entre comillas y ser inteligentes. Lógicamente hablé con unos y con otros y con todos lo que puedes, pero eran ellos los que tenían que dialogar. Aquello era una gilipollez absoluta. A mí me daba pena, tristeza. Es fútbol, te juegas mucho, pero me daba pena porque eran mis compañeros y lógicamente todo tiene un límite.
Y aquí estamos. Por el camino ha nacido mi hijo pequeño, y se nos ha quedado Valdés: siempre estás expuesto a ello, pero es una jodienda, era un Mundial, teníamos mucha ilusión de volver a vivirlo juntos, no se ha podido despedir como quería del Camp Nou y ha sido fundamental para obtener la clasificación. Es una baja sensible porque es un porterazo. Con su carácter va a volver seguro. Lamentablemente, quien no volverá es Luis Aragonés. Un golpe duro. Su recuerdo nos acompañará siempre. Él como nadie marcó la historia de nuestro fútbol”.
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