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“Prefiero morir siendo valiente”

Coronado por novena vez en Roland Garros, Nadal ya empata con Pete Sampras (14) y afila la raqueta con vistas a Wimbledon

Nadal posa con el trofeo ante la torre Eiffel.Foto: atlas | Vídeo: GONZALO FUENTES
Juan José Mateo

Rafael Nadal (Manacor, Mallorca, 1986) es desde el domingo un tenista a la caza: de aquí al final de su carrera, el español tiene la oportunidad de igualar o superar los 17 títulos grandes de Roger Federer, el hombre récord del tenis. Coronado por novena vez en Roland Garros, el mallorquín ya empata con el mítico Pistol Sampras (14) y afila la raqueta con vistas a Wimbledon (desde el 23 de junio). Hoy, sin embargo, el número uno habla también de las lágrimas y el dolor; de tatuajes; y de aquella bomba de energía que se acabó convirtiendo en el mejor tenista que jamás pisó la tierra.

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Pregunta. Una década ganado grandes. ¿Qué echa de menos de aquel Nadal de 2005 y qué le aportaría a ese joven el veterano?

Respuesta. Me gustaría tener el físico que tenía, la energía extra que tienes cuando eres tan joven, porque en la final de 2005 sentía que podía correr diez horas seguidas. Con los años, aunque físicamente me siento muy bien habitualmente, no sientes tanto esa sensación, ese plus de energía extra, de sobrado. El de ahora, habiendo hecho el camino que había que hacer, le rectificaría a aquel alguna cosa: entrenar el saque de una forma distinta, el resto agresivo de una forma distinta… pero esas cosas que no hice entonces quizás me han hecho ser más fuerte en otras. Nunca sabes dónde está el éxito. La realidad es que estoy con lo que estoy, y que nunca lo hubiera soñado. ¿He cometido errores? Sí, pero más aciertos que errores. No me puedo reprochar mucho. Lo único que me molesta a la hora de reprocharme las cosas es el esfuerzo o la ilusión. Eso no me ha faltado casi nunca.

“Estoy cansado. Es el momento. Si fallo, fallo yo’. Eso pensé en el punto de partido”

P. Muchos destacan la mirada de Djokovic como algo que les impresiona. ¿Qué cree que le impresiona a Djokovic de usted?

R. Durante toda mi carrera, con los rivales con los que nos hemos llevado al límite, cuando llegan los momentos decisivos, si yo estoy bien, he sido capaz de jugar con la determinación adecuada. Creo que él, o ellos, pueden sentir que en el momento decisivo he tomado la decisión correcta con la determinación correcta. Es hacer lo que uno cree que tiene que hacer, y que la cabeza te deje hacerlo, sin que los nervios te hagan hacer lo contrario a lo que tú crees que tienes que hacer.

P. ¿Por ejemplo?

R. Por ejemplo, en la final, antes de la doble falta que hizo Djokovic en el punto de partido, yo ya tenía decidido pegar una bola fuerte alta cruzada y la siguiente un paralelo de drive. Yo ya tenía tomada esa decisión cuando él falló el primero. Me dije: “Es el momento, estoy cansado, tengo que jugar”. Mi razonamiento interior fue: “Si la fallo, la fallo yo. No puedo esperar. No puede ser que si termino no ganando este partido piense que no he sido valiente. Prefiero morir siendo valiente”

P. Terminó con la Copa, pero dolido en un pie, con la espalda tocada y tras sufrir un susto en un apoyo en el que le bailó la rodilla. ¿Por qué arriesgarse a intentar jugar en la hierba de Halle?

R. Primero, porque tengo el compromiso. Cuando los tengo no me gusta romperlos. Segundo, al final llevo dos años jugando mal en Wimbledon. Es verdad que Toni [Nadal, su tío y entrenador] dice que es por actitud. Respeto al máximo su opinión, pero al mismo tiempo digo que después de perder allí en 2012 no volví a jugar un partido en siete meses y medio, porque estaba destrozado, y en 2013 no estaba bien de la rodilla. Jugué todo el año tomando antiinflamatorios, todos los días con pinchazos de Voltaren, al límite todo el año. La hierba me exigió un esfuerzo mental y físico que no pude aguantar ni asumir. Me acuerdo que fui a hacer una exhibición como entrenamiento, contra Nishikori, y me encontré mal. El verme impotente, el ver que no podía optar algo que me motivara, me impidió el esfuerzo.

“Ni Federer, ni Djokovic ni yo podemos hacer cambios drásticos, escaparnos al patrón”

P. ¿Le cogió miedo a la hierba?

R. Es que me dolía la rodilla. Miedo no. Dolor. No es un tema de miedo. No soy una persona que tenga miedos, pero cuando duele, duele, cuando hay limitación hay limitación. Voy a Halle porque quiero intentar jugar bien en hierba de nuevo. Después, si la espalda no me responde, o la rodilla no va bien… así será y yo lo habré intentado.

P. “Inténtalo otra vez. Falla otra vez. Falla mejor”, pone en el brazo tatuado de Stanislas Wawrinka, que le ganó en la final del Abierto de Australia. ¿Qué pondría en el suyo?

R. No soy de tatuajes.

P. ¿Un recuerdo de Sampras?

R. Cuando yo tenía 12 años, le vi jugar en Stuttgart en directo… Me acuerdo principalmente de sus partidos contra Agassi. Recuerdo una final del US Open con un punto larguísimo.

P. Ha dicho que lloró cuando Roger Federer ganó Roland Garros justo en la única vez que usted perdió (ante Soderling, en octavos de 2009)

R. Me emocioné.

Nadal posa con el trofeo de Roland Garros
Nadal posa con el trofeo de Roland GarrosCHRISTOPHE SAIDI (AFP)

P. ¿Llorará si gana Djokovic?

R. No lo sé. Con los años uno ve las cosas un poco distintas. No soy una persona a la que le cueste mucho llorar. Lloro con películas habitualmente, con vídeos a veces, con cosas que me emocionan del deporte. Tengo una buena relación con Federer. Soy de los que creen que cuando uno trabaja por una cosa y se merece algo lo lógico es que termine pasando. No sé si me emocionaré con Djokovic. Dependerá de la situación, de los sentimientos y las emociones del momento, de cómo me coja. Eso no se puede predecir. Pasa o no.

“Quiero jugar bien en hierba. Si no responde la espalda o la rodilla, lo habré intentado”

P. En YouTube abundan los vídeos de sus mejores puntos. ¿También se emociona con ellos?

R. Miro más partidos, cosas técnicas, que resúmenes así. Algunos que he visto son bonitos, emocionantes, están muy bien hechos. Hubo uno que me dio energía cuando volvía de la lesión [de rodilla por la que paró en 2012]. Era larguito. Duraba 14 minutos. Contaba las fases por las que había pasado durante la lesión, y contaba el retorno. Muy bonito.

P. Odia que le pregunten si podrá igualar o superar los 17 grandes de Federer.

R. No lo odio, simplemente no hablo de ello.

P. ¿Pero cuándo sabe uno que va a dejar de ganar o que puede seguir ganando?

R. No tengo claro si eso se sabe. Es darse cuenta por los años, los momentos y las situaciones en las que uno sabe si está o no preparado. Yo hace mes y medio no me sentía preparado para lo que pasó el domingo. Y el domingo estaba preparado. Es el momento. Cuando sienta que no estoy preparado durante tres meses, seis meses, un año, un año y medio… entonces, empezaré a ver que no, que no…

“Lloro con películas, vídeos, momentos deportivos... no me cuesta mucho”

P. Que no hay más...

R. Que es más complicado. Federer, que no ha ganado un Grand Slam en los últimos años, ¿no está? Pues ya veremos. ¿Puede ganar Wimbledon? Sí. Pero las opciones te van disminuyendo cuando llevas un periodo de tiempo sin poder competir bien contra los buenos.

P. ¿No le sorprende que el suizo no haya encontrado soluciones para ganarle?

R. Al final, uno busca soluciones pero tiene su patrón de juego. ¿Yo puedo jugar muy agresivo momentáneamente? ¡Claro que puedo! ¡Lo he hecho en muchos momentos! Pero luego hay otros momentos en los que a uno le sale lo que ha hecho toda la vida, que en mi caso es amarrar y trabajar. A él le pasa lo mismo. Siempre ha jugado con inspiración, a lo grande, con tiros directos. Contra mí, en un momento dado, a lo mejor esa no era la solución adecuada, tocaba otra cosa. La ha buscado y la ha conseguido: me ha ganado muchas veces y a veces alguna paliza me ha metido. Uno no puede escaparse mucho de su patrón de juego, porque no está preparado. Ni Federer, ni Djokovic ni yo. Nadie puede hacer cambios drásticos.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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