Contador y el miedo a ganar

Un día, hace un par de semanas, Chris Froome, que se entrenaba en las carreteras del Teide, se quejaba de que los inspectores antidopaje no se pasaban por allí, y eso que aparte de él, el ganador del Tour del 13, allí también se habían concentrado quienes deberían ser sus grandes rivales este julio, el italiano Vincenzo Nibali y el español Alberto Contador. Un inspector antidopaje, al oír la queja, recordó que la falta de controles (debida a la práctica imposibilidad de poder transportar desde allí, desde la isla de Tenerife, las muestras en 48 horas a un laboratorio acreditado) no debería extrañar al británico, pues esta primavera de 2014 es la tercera en que acude a las laderas del volcán canario para su preparación en altura. Y de Canarias directos a Lyon, donde este domingo (retransmitada por Eurosport), comienza la Dauphiné, llegan los tres, para enfrentarse en una carrera de la que los aficionados, si no ellos mismos, quieren extraer sus propias conclusiones para intentar predecir lo que ocurrirá tres semanas después en el Tour.

Los dos últimos años, con Brad Wiggins y Froome, como en los tiempos de Bobet, Anquetil, Merckx, Ocaña, Thévenet, Hinault, Indurain o Armstrong, la predicción era bien sencilla: quien ganaba la Dauphiné ganaba el Tour; y ay de aquel que no anduviera bien los días alpinos propuestos por la pequeña carrera francesa, como Contador el año pasado: sus posibilidades en la 'grande boucle' serán mínimas.

Los dos últimos años, con Wiggins y Froome, como en los tiempos de Anquetil, Merckx, Ocaña, Hinault, Indurain o Armstrong, la predicción era bien sencilla: quien ganaba la Dauphiné ganaba el Tour

Todo esto, sin embargo, no parece trascolar el cerebelo de Contador, quien llega a orillas del Ródano contento y optimista después de haber pasado la que cree mejor primavera de su carrera (victorias en Tirreno y País Vasco; segundo puesto en Catalunya y Algarve). "No sé, no sé si sería una buena señal que ganara la Dauphiné", dice Alberto Contador en vísperas de la última carrera de preparación antes del Tour, y lo dice en serio. "Ganar quizás me haría dudar, porque nunca me he impuesto en ella, y sin embargo, después, he ganado varios Tours..." En 2007, año de su primer Tour, Contador fue sexto de una Dauphiné ganada por Christophe Moreau, y tercero (ganó Valverde) en 2009. En 2010 fue segundo tras Brajkovic, pero el Tour que ganó poco después no cuenta, por su positivo por clembuterol. De todas maneras, será complicado que Contador, uno que siempre quiere ganar todo lo que corre, logre mantener un perfil frío en una carrera que comienza el domingo con una contrarreloj de 10 kilómetros y cuyos puntos fuertes serán una llegada en alto el lunes (el col del Béal, junto al Puy de Dôme, 13,6 kilómetros al 6,6%), y un fin de semana alpino: el sábado, en Suiza, con la Forclaz y Finhaut-Emosson (10,2 kilómetros al 8%), y el domingo Saisies, Montagny y Courchevel 1.200.

Más apremiante parece, pues, un buen resultado para Froome (quien deberá probar la eficacia de la maquinaria del Sky, la forma de sus gregarios Porte, Nieve, Zandio, Kiyienka, Thomas o David López, que han sufrido diversas enfermedades a lo largo del año, como el propio Froome) y para Vincenzo Nibali, el siciliano que duda y del que duda su propio patrón, Alexander Vinokúrov, el jefe del Astana, que le ha enviado una carta amenazándole por bajo rendimiento después de que aún no haya ganado nada este año. Mientras junto a ellos estará en la Dauphiné también el norteamericano Tejay van Garderen, otros probables protagonistas del Tour, como Rui Costa y los hermanos Schleck, correrán más tarde el Tour de Suiza, y Alejandro Valverde la Ruta del Sur, en los Pirineos.