La mirada feliz de Fernando Torres
El delantero del Chelsea ha alcanzado un punto de madurez ideal para Del Bosque, contento con el reciclaje mental de un futbolista que ha entendido su papel en la selección
Nada como la mirada de Fernando Torres simboliza el punto de partida de la selección española de futbol, que ya mira, como no podía ser de otra forma, la defensa del título en el Mundial de Brasil. Los 19 jugadores convocados por Vicente del Bosque para la primera fase de la preparación, que transcurrirá en la Ciudad de las Rozas durante la semana y culminará con un amistoso ante Bolivia el próximo viernes en Sevilla, han ido llegando a Madrid. Exultante y satisfecho, nadie ha madrugado más para acudir a la cita que este delantero al que siguen llamando El Niño. Sin embargo, el rostro infantil de Torres representa a todo un veterano de 30 años, curtido en mil batallas y al que contemplan ya 106 encuentros con La Roja.
El Niño con La Roja
→ 106 partidos y 36 goles.
→ Debutó el 6 de septiembre de 2003.
→ Su último partido fue el 30 de junio de 2013, en la final de la Copa Confederaciones ante Brasil
→ Bota de Oro de la Eurocopa 2012 con 3 goles, empatado con el ruso Dzagoev, el croata Mandžukic, el alemán Mario Gómez, el italiano Balotelli y el portugués Cristiano.
→Bota de Oro de la Copa Confederaciones 2013 con 5 goles empatado con el brasileño Fred.
Este reencuentro, hasta cierto punto inesperado, se reflejaba a las claras en el delantero del Chelsea. Lo primero que hizo al bajar del coche a las puertas de la Ciudad de Las Rozas fue reconocer que vivió con un extraordinario nerviosismo el momento en el que Del Bosque anunció la lista de 19 convocados para esta primera fase de preparación mundialista. “Estaba deseando que llegara la una y que el seleccionador dijera mi nombre. Esta lista es para el choque con Bolivia, pero hay que disfrutar. Es un paso muy grande para poder estar en Brasil”, afirmó el atacante, el único en esta lista junto a Deulofeu.
La oportuna utilización del infinitivo disfrutar se ajusta a la perfección al actual estado de ánimo de Torres. El futbolista ha entrado en esa etapa de madurez en la que los jugadores aprenden a disfrutar cada segundo de su carrera deportiva. Torres no es ahora el personaje distante de hace unos años y el paso del tiempo le permite analizar con cierta perspectiva. Hace casi un año que no entraba en una convocatoria de la selección. Desde la Copa Confederaciones de Brasil del pasado verano. Torneo, por cierto, del que fue el máximo goleador junto al brasileño Fred, con cinco tantos.
“Desde la Confederaciones no me llamaba el seleccionador y estoy encantado de estar aquí. Es un premio espectacular. Supongo que es la consecuencia del final de temporada, donde he tenido un buen rendimiento”, reconocía el de Fuenlabrada. La primera parte de su curso fue decepcionante. Dos goles en 14 partidos de Liga, otro en la Copa de la Liga y uno en la Supercopa de Europa apenas contribuyeron al despegue del Chelsea. Fue a más a medida que avanzaba la temporada. Con goles importantes, como el anotado en Turquía ante el Galatasaray en octavos de la Champions o el conseguido ante el Atlético en las semifinales. Un nuevo Torres emergía, como si presintiera la llamada de España.
El atacante solo ha anotado 11 goles en los 41 partidos este curso
El propio Del Bosque, dispuesto a morir o matar con sus campeones, justificaba también su presencia en “sensaciones” más que en las propias y frías estadísticas. Del Bosque confía en este Torres renovado, feliz, maduro e implicado. Más allá de sus escasos 11 goles en los 41 partidos que ha jugado esta campaña con el Chelsea en todas las competiciones. Es uno de los suyos. En primer lugar, porque entiende a la perfección el papel del delantero centro en esta selección. Es muy probable que no juegue de titular y que deba aprovechar al máximo los minutos de los que disponga, especialmente con espacios cuando el rival se exponga. En segundo término, porque luce galones, logrados batalla a batalla desde que debutara en la selección al lado de un tal Raúl el 6 de septiembre de 2003 en un amistoso frente a Portugal.
“Para mí ha sido un año extraño, en el que han pasado muchas cosas. Ha sido positivo en muchos aspectos, pero algo decepcionante por no conseguir títulos. La verdad es que he jugado la mitad de minutos que el año pasado y tal vez eso me ha permitido llegar más fresco. Ojalá eso sea bueno para el grupo”. Así resumía el delantero un año donde ha jugado 23 partidos menos que el pasado (64 encuentros disputó en la temporada 2012-13) y ha pasado de anotar 25 goles a 14. Torres insistió en que todavía no se ve en Brasil, en espera de la lista definitiva tras el partido contra Bolivia. Prudente, no le asusta, sin embargo, la competencia. Ni con Diego Costa. “Competencia siempre he tenido en la selección, con Raúl, con Morientes, con Villa, con Negredo, con Soldado… siempre. Jugar aquí nunca ha sido sencillo, pero la competitividad es buena. Y no somos rivales. Somos compañeros”.
“Los del Atlético pueden estar orgullosos después de su gran año”, se despachó cuando le preguntaron por la final de la Liga de Campeones. Él, que sacó al Atlético de Segunda siendo de verdad un niño, aguarda feliz la experiencia de disfrutar de su tercer Mundial, el de Brasil, al que se añaden tres Eurocopas (2004, 2008 y 2012).
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