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Lisboa invadida

La capital portuguesa recibe a más de 120.000 hinchas, la mitad sin entrada, que podrán ver el partido en pantallas gigantes

Antonio Jiménez Barca
Aficionados del Real Madrid antes del partido.
Aficionados del Real Madrid antes del partido. ALEJANDRO RUESGA

La anunciada avalancha ha llegado y Lisboa se ha abarrotado de seguidores blancos y rojiblancos. Por todos los rincones, en todas las calles, dentro de todos los bares, por todos los paseos, en todas las bocas de metro. La policía calculaba 120.000 personas, la mitad sin entrada, pero es posible que hayan llegado muchas más porque no hay forma de contabilizar exactamente la invasión. Para todos aquellos que han viajado sin entrada para el partido, una buena noticia: el Ayuntamiento de Lisboa ha decidido, a última hora, autorizar la emisión del partido en las pantallas gigantes instaladas en las respectivas zonas habilitadas para los seguidores (Parque de Eduardo VII para el Atlético de Madrid y Praça da Figueira en el caso del Real Madrid). La policía y la UEFA habían desaconsejado la retrasmisión en la calle por motivos de seguridad. Pero el municipio lisboeta ha considerado al final que emitir el partido es una manera de controlar mejor a las hinchadas.

El aeropuerto de Lisboa ha batido todos los récords de vuelos con España

Darse una vuelta basta para corroborar la avalancha: un seguidor del Atlético de Madrid le coloca una bufanda roja a la estatua de Pessoa frente a La Brasileira, la más famosa cafetería de Lisboa; unos kilómetros más al este, a la orilla del río, dos hinchas, uno del Real Madrid y otro del Atlético, cantaban (bastante mal) cada uno con un bote de cerveza en la mano, mientras un tercero les hacía una una foto con la Torre de Belem al fondo. Los dos gritaban al unísono: “¡Barça mírame, Barça mírame!”.

El aeropuerto de Lisboa ha batido todos los récords de vuelos con España; el peaje de entrada del puente 25 de abril ha registrado colas que no son normales un sábado por la mañana; no hay una habitación libre de hotel en 150 kilómetros a la redonda; la capital lisboeta sufre atascos por calles cortadas para dejar paso a la instalación de la zonas de hinchas y el paso de los autocares de los equipos.

En la zona de los seguidores del Real Madrid, por ejemplo, miles de aficionados, la mayoría blancos pero también del Atlético de Madrid, aguardan la hora del inicio entre saltos, cánticos y visitas al bar o al servicio de campaña. Hasta que el Ayuntamiento dio la noticia, muchos, sin entrada, hacían la misma pregunta a cualquier con pinta de pertenecer a la organización:

-Oiga, ¿Lo van a retrasmitir en directo?

David Prieto, de 42 años, es uno de los miles de seguidores que se ha acercado a Lisboa sin asiento reservado. Ha venido junto a 11 amigos, cuatro del Atlético de Madrid y ocho del Madrid. Por eso no comprendía muy bien las objeciones de la policía: “Pero si hemos venido todos mezclados desde el principio. No habrá problemas”.

Se iluminarán, pues, las pantallas. Y los hinchas sin entrada podrán ver el partido en multitud. Algunos, sin embargo, tratan hasta el último momento de hacerse con una. Un taxista lisboeta contaba hoy que un aficionado del Real Madrid ofrecía a quien quisiera 4.000 euros por cuatro billetes. El taxista ponía cara de no entender lo que está pasando en su propia ciudad.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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