El Atlético choca contra sí mismo
Los rojiblancos pierden ante un Levante sostenido por Keylor Navas, pero dependen de sí mismos para ser campeón
Un gol en propia meta, una contra, un arma muy reconocida por el líder, y un portero esplendoroso, Keylor Navas, han podido complicarle al Atlético una Liga que vivió una jornada de locos. Al empate en el descuento del Getafe en el Camp Nou el sábado siguió el tropezón rojiblanco ante el Levante y la igualada del Madrid, en el descuento, frente al Valencia en el Bernabéu. A falta de dos jornadas (tres para el Madrid por el partido aplazado del miércoles contra el Valladolid), la ruleta de las combinaciones gira y gira. Claro solo está una cosa: el Atlético es el único que depende de sí mismo, y no de otros resultados: cuatro puntos, una victoria y un empate en los dos partidos que le quedan, en casa ante el Málaga y en la visita al Barça, le valen para ser campeón.
LEVANTE, 2 - ATLÉTICO, 0
Levante: Keylor Navas; Pedro López, Vyntra, Navarro, Juanfran; Rubén García (Sergio, m. 71), Diop, Simao, Sissoko (Ivanschitz, m. 59); Víctor Casadesus y Barral (Ángel, m. 81). No utilizados: Jiménez; Rodas, Xumetra y Nikos.
Atlético: Courtois; Alderweireld, Miranda, Godín, Filipe Luis; Tiago, Gabi; Koke (Diego, m. 62), Raúl García (Arda Turan, m. 46), Villa (Adrián, m. 46); y Diego Costa. No utilizados: Aranzubia; José Giménez, Mario Suárez e Insua.
Goles: 1-0. M. 7. Filipe Luis, en propia puerta. 2-0. M. 69. Barral.
Árbitro: González González. Mostró tarjeta amarilla a Simao, Tiago, Godín y Arda Turan.
22.200 espectadores en el Ciutat de València.
Tuvo el partido todos esos elementos que tanta literatura le han generado al club rojiblanco. Incluida esa tendencia a pasarlo mal contra equipos que se manejan en sus mismos códigos. El final del partido también tuvo imágenes que hablan de un final de campeonato tan tenso como emocional. Diop bailó junto a la afición del Atlético cuando el colegiado señaló al final, después de recibir gritos simiescos, y se armó una tángana en la que Diego Costa apareció como pacificador. De la misma esquina salieron cánticos de ánimo hacia sus jugadores, mientras los del Levante eran ovacionados por los suyos.
Cayó el Atlético en un día que nunca fue el suyo, salvo por esos cerca de 9.000 aficionados que se desplazaron ante lo que preveían un paso definitivo para empezar a cantar el alirón. Asistió la hinchada rojiblanca a un traspié con su equipo volcado en campo contrario durante todo el segundo tiempo, necesitado al menos de un empate que le posibilitara manejar la calculadora con un mayor desahogo. Le vio doblar la rodilla ante un cambio de propuesta radical en el segundo tiempo, buscando un partido muy distinto al inicial, con Arda, Diego y Adrián en el campo como remedios para una primera parte de la que ya salió derrotado por ese autogol de Filipe Luis. Ordenó Simeone esa carga ambiciosa y le dio para generar media docena de ocasiones de gol claras antes de que Barral culminara el contragolpe definitivo. Arda por dos veces, Diego Costa y Adrián con un mano a mano al palo rozaron el gol. No fue la tarde del Atlético y sí la de Keylor Navas. Señalado junto a Courtois como el mejor portero de este campeonato, su vuelo a la escuadra en un disparo lejano de Alderweireld que se envenenó tras tocar en un defensa fue majestuoso. Buscaron y rebuscaron los rojiblancos, pero no encontraron el gol. La ventaja sobre sus perseguidores le permitía un tropiezo. Ya ha gastado esa bala.
Un gol en propia puerta, una contra y un gran portero frenaron al líder
Dos faltas tácticas recibidas en el primer minuto le avisaron al Atlético de que no se iba a encontrar un rival amodorrado pese a saberse equipo de Primera la temporada que viene. También la formación de Caparrós, con un trivote muy musculado, fue otra señal de que le esperaba un choque duro. Sissoko, Diop y Simao compusieron un muro sólido por arriba, por abajo y en las segundas jugadas. El trío representó esa fotocopia que se dice que el Levante es del Atlético. El gol en propia puerta de Filipe Luis, al desviar un córner enroscado por Diop desde la derecha, acentuó aún más esas similitudes y la complejidad del encuentro para el líder. Fue el cuarto gol en propia meta de los rojiblancos. El tanto le obligó a jugar durante más de una hora con esa tensión que emerge de la obligación de ganar cuando una Liga está a tiro. Con el reloj hormigueándole el estómago, la cabeza y las piernas.
Quiso el Atlético saltarse esa emboscada física por la vía directa. Con mucho balón largo buscando que Costa rompiera en velocidad a David Navarro, con el que mantuvo un duelo de codos afilados en cada balón que disputaron. Encontró agujeros Koke entre los centrales en esos desplazamientos largos de balón. Un par de ellos los cortó el asistente al señalar dos fuera de juegos rigurosos a Costa. En otro, Raúl García pudo controlar de espaldas en el punto de penalti y girarse, pero se encontró con Keylor Navas, que le achicó los espacios adelantándose y rechazar un disparo cuyo rechazo Villa lo lanzó alto. No pudo generar más el líder en ese primer acto, salvo un disparo de Alderweireld raso al primer palo, que desvió Keylor Navas. Echó de menos el Atlético el desborde y la profundidad de Juanfran. En el entramado ofensivo de Simeone, los laterales, al jugar con interiores en el medio del campo, son fundamentales.
No pudo el Atlético remontar ese primer gol, pese a la carga continua que ejecutó en el segundo tiempo. No encontró la portería, pero sí a un equipo que es su fotocopia y a un portero que apunta a equipo grande. El Atlético deberá seguir sufriendo.
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