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Cristiano apunta hacia Múnich

El portugués tumba a Osasuna con dos goles desde fuera del área antes de la batalla de Múnich del próximo martes

Diego Torres
Cristiano lanza para anotar el primer gol del Madrid, y primero suyo, entre Cejudo y Damià
Cristiano lanza para anotar el primer gol del Madrid, y primero suyo, entre Cejudo y Damiàandrea comas (REUTERS)

Cristiano explotó las concesiones de Osasuna para liquidar un partido sin historia, una tarde de entreguerras que el Madrid gestionó con autoridad, profesionalismo y entusiasmo a la espera del viaje a Múnich. No tuvo adversario el equipo local. Es imposible ofrecer resistencia sin orden ni coraje y Osasuna no demostró tener ninguno de estos dos atributos en su paso por el campo que, tras los últimos acontecimientos, resulta el más caliente de Europa.

El Madrid regresó a la Liga a vivir otra tarde apacible. La visita de Osasuna representó un escalón de descanso entre los duelos con el Bayern que definirán la temporada y las modas en el fútbol europeo. Hay tanto en juego en la Champions que llamó la atención el empeño y la seriedad con que afrontaron el partido los jugadores. Ancelotti refrescó la alineación con Marcelo, Nacho y Varane en la defensa, Illarra en el mediocampo, y Morata en la delantera. Pocas veces el equipo presentó una versión más ligera, menos cualificada para labores de zapa, más proclive a juntarse alrededor del balón. Resuelto a jugar todo lo que le permita el cuerpo, Cristiano saltó al campo con una nueva mentalidad. Viene de sufrir una sobrecarga y una inflamación en la rodilla izquierda y, tal vez procurando no forzar, mostró una veta generosa. Buscó el pase antes que el desborde, esperó a sus compañeros, los agrupó, y combinó aventuras individuales con asociaciones. El Madrid se inclinó por donde avanzaba el portugués y el rival no encontró el modo de contrarrestarlo.

MADRID, 4 - OSASUNA, 0

Real Madrid: Diego López; Nacho, Varane, Sergio Ramos, Marcelo; Modric (Xabi Alonso, m. 67), Illarramendi, Isco; Di María (Carvajal, m. 74), Morata y Cristiano Ronaldo (Casemiro, m. 62). No utilizados: Iker Casillas; Pepe, Coentrão y Benzema.

Osasuna:Andrés Fernández; Damià, Flaño, Arribas, Joan Oriol; Cejudo, Loé (Oier, m. 58), Puñal, Armenteros (Lobato, m. 77); De las Cuevas y Oriol Riera (Acuña, m. 64). No utilizados: Riesgo; Loties, Bertrán y Omwu.

Goles:1-0. M. 6. Cristiano Ronaldo. 2-0. M. 52. Cristiano Ronaldo. 3-0. M. 60. Sergio Ramos. 4-0. M. 83. Carvajal.

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes. Sin amonestados.

Unos 75.000 espectadores en el Bernabéu. Minuto de silencio por Tito Vilanova.

Cristiano reventó el partido al paso de los cinco minutos. La maniobra tuvo los ingredientes de muchas de las jugadas que han caracterizado al Madrid en los últimos años. Hubo un robo en campo propio, una apertura a la banda derecha, un cambio de frente de Di María, y un control de Cristiano cerca del vértice del área rival. Hasta ahí todo resultó previsible. Pero entonces, en lugar de cerrar, la defensa de Osasuna dio tres pasos atrás. En lugar de buscar el contraste, Damià, el lateral derecho, reculó. Lo mismo hizo Arribas, que se replegó sobre su área. Nadie molestó al incursor. Nadie estorbó a Cristiano, que, abierto el panorama, levantó la mirada y soltó la pierna derecha para ejecutar un golpeo brillante. El balón subió, superó la defensa, y bajó violentamente junto al segundo palo. Andrés Fernández no pudo hacer nada. Fue un golazo propiciado por la extraña timidez de los defensores.

El técnico visitante, Javi Gracia, asistió a los acontecimientos con las manos en los bolsillos del traje. Apenas hizo señas para corregir nada. Como si estuviera previsto que su equipo defendiera con una línea de cuatro hombres metidos en su área, abriendo las bandas, y permitiendo los avances del Madrid hasta los últimos 20 metros. Osasuna se parapetó tan atrás que acabó por negarse la posibilidad de robar balones porque meter la pierna significaba provocar penaltis o faltas al borde del área. La consecuencia fue el dominio total del Madrid, liberado del temor a los contragolpes y sin complejos para mover la pelota. El público se entretuvo viendo tocar al equipo, sobre todo por la banda izquierda, donde Marcelo, Isco y Cristiano se buscaron para aprovechar la pradera liberada por Damià y Cejudo. Llovieron los centros sobre Andrés Fernández y un par de tiros de Modric y Marcelo desde fuera del área. El asedio agobiante, sin embargo, no se concretó en penetraciones ni ocasiones significativas.

El delantero, procurando no forzar, mostró una veta generosa con sus compañeros

El paso por el descanso no alteró los esquemas. Osasuna volvió a meterse en el área chica y Cristiano gozó de libertad para ejercitar sus lanzamientos. A los siete minutos de la segunda parte avanzó de nuevo por la izquierda, cambió el perfil del contacto, metió el empeine y mandó la pelota como una bala, recta, al segundo palo. Fue el 2-0. Otra vez desde fuera del área. Fue el fin de las disputas y el inicio de las exhibiciones. Ramos consiguió meter su gol al tercer intento, en una arrancada que culminó con un cabezazo bien servido por Di María. Lo celebró con saltos gimnásticos, epílogo de la competición real.

Ancelotti quitó a Di María y a Cristiano pensando en el partido del martes en Múnich. Entraron Alonso y Carvajal para rodar, y el público, eufórico, se pasó media hora cantando mientras abandonaba el campo rumbo a casa. Diez minutos antes del final, antes de que Carvajal anotara el 4-0 a pase de Isco, la gente enfiló los vomitorios. Superado el trámite del campeonato, el madridismo ya se prepara impaciente para las emociones fuertes de la Champions.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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