Los Cármenes se llena de fantasmas
El Rayo derrota al Granada con suficiencia tras la expulsión de Brahimi, firma la permanencia en Primera, y deja a los de Alcaraz en una situación de emergencia
Con la obligación de ganar el Granada sucumbió al desastre. No solo perdió ante un Rayo despiadado que se aprovechó de la desdicha para renovar su visado en Primera (suma ya 43 puntos), sino que el ánimo andaluz, esa pieza clave para afrontar las penurias venideras, se marchitó en la sombra de Los Cármenes.
La expulsión de Brahimi, rigurosa y temeraria en función del protagonista de la escena, vino precedida de un remate al larguero del extremo franco-argelino cuando solo metro y medio separaban el balón y la red. A continuación, y ya en inferioridad, el Rayo se agarró a un zurdazo de Saúl desde la frontal del área, que de manera sutil se alejó de los brazos de Karnezis para alojarse en la red, para meter el partido dentro del sobre. Larrivey, también con la pierna izquierda ahora dentro del área, pidió la cuenta y Seba Fernández, de cabeza a pase de su compatriota dio por terminada la reunión.
GRANADA, 0 - RAYO, 3
Granada: Karnezis; Nyom (Ighalo, m. 75), Ilori, Murillo, Angulo; Iturra, Fran Rico, Recio (Riki, m. 55); Brahimi, Piti y El Arabi. No utilizados: Dimitrievski, Coeff, Foulquier, Fatau y Bravo.
Rayo Vallecano: Rubén; Arbilla, Gálvez (Baena, m. 67), Zé Castro, Nacho; Trashorras, Saúl; Falqué, Rochina (Adrián, m. 75), Bueno (Seba Fernández, m. 65); Larrivey. No utilizados: Cobeño, Longo, Mojica y Embarba.
Goles: 0-1. M. 53. Saúl. 0-2. M. 58. Larrivey. 0-3. 86. Seba Fernández, de cabeza.
Árbitro: Mateu Lahoz. Expulsó a Brahimi por doble tarjeta amarilla (m. 51). Amonestó a Nacho, Recio, Ze Castro, Gálvez, Rochina, El Arabi.
Los Cármenes. Unos 22.000 espectadores. Se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de Tito Vilanova.
Ya desde el principio el equipo de Paco Jémez quiso adueñarse del partido, pero a los nueve minutos el Granada cambió de opinión. Eso de ver como el balón se movía de un lado para otro sin acercarse a saludar, no era apropiado. Convencido de poder arrancarle la pelota a un Rayo siempre cariñoso con ella, se tiró al monte, adelantó todas sus líneas y pasó de la contemplación a la acción. Con El Arabi como referencia Brahimi y Piti se repartieron el protagonismo. El primero cambió de orientación el juego hacia su compañero en dos ocasiones que terminaron con dos remates de cabeza que El Arabi no consiguió dirigir hacia la portería de Rubén. El portero del Rayo no pareció cómodo compartiendo espacio aéreo con el delantero francomarroquí.
Tampoco se encontró cómodo Rochina persiguiendo el balón, más si cabe después de haber sido su principal usuario al comienzo del partido. Con la pierna izquierda filtró varios balones a Larrivey que el argentino, sin embargo, tampoco supo dirigir a portería. Aunque por momentos el Rayo volvió a recuperar el balón, no sintió la libertad del principio. Trashorras y Saúl aparecían más para sostener que para elaborar y Recio, siempre con criterio, e Iturra, con más oficio que tobillo, se bastaban para resistir y lanzar a sus compañeros.
Pero esos lanzamientos no acababan de convertirse en gol, ni siquiera cuando la jugada se le ponía de cara. Después de encararse con Gálvez, Brahimi vio la primera amarilla, a continuación envió el balón al poste, y minutos después agarró sin discreción a un rival. Visto el panorama, Lucas Alcaraz apostó a la única carta que le quedaba y metió a Riki e Ighalo para tratar de boicotear esa zona de confort en la que se había convertido la defensa del Rayo. Iturra a punto estuvo de aprovechar uno de los muchos despistes de Gálvez, pero ni con esas. A falta de tres jornadas para el final, un Granada alicaído, ahora fuera del descenso, tendrá que luchar por no caer en él en el momento más inoportuno.
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