No desempatan ni a tiros

No desempatan ni a tiros el Barça y el Atlético. A nadie le extrañaría que su pleito en la Champions se resolviera por mayor valor de los goles como en la Supercopa. Y hasta puede que la Liga necesite de una prórroga en el último partido a disputar en el Camp Nou. Los duelos de ambos equipos son un libro abierto, extremadamente igualados, tensos psicológicamente y tensos futbolísticamente, a menudo resueltos por un detalle, imposibles hasta ahora para Messi. No hay manera de que comparezca el 10. La figura de Messi mengua en la misma proporción que se agranda la de Godín. Una imagen que bendice las aspiraciones del Atlético frente a las del Barcelona.

Martino se venció también ante su compatriota Simeone. Los azulgrana fracasaron desde la simetría, hipnotizados por su propio fútbol control, afeitados ante el Atlético. Necesitó tomar un gol en contra el Barça para recuperar su identidad, abandonar la contemporización y entregarse a la aventura, ayer liderada por Neymar, un futbolista que tiene tantas ganas de triunfar como los muchachos de Simeone. El atrevimiento del brasileño y el riesgo colectivo le dieron el empate al Barça y presentir que desde la ofensiva pueden competir en el Calderón por una clasificación que ahora favorece al Atlético.

Quizá porque ya se tienen muy vistos, puede que para sorprender al contrario, pareció que los dos entrenadores intentaban plantear un partido distinto a partir de las alineaciones, más inesperada la del Atlético. Apostó Simeone por refrescar la medular con Tiago y reforzó la delantera con un segundo punta: jugaba por supuesto Diego Costa y a su lado Villa. Nada mejor para combatir el factor campo que apelar a la vía emocional representada por el Guaje. Quería marcar el Atlético y al final alcanzó el gol de la forma más inesperada, obligado el técnico a variar el plan inicial por la lesión de Diego Costa, entregado al suplente de los dos puntas titulares: el brasileño Diego Ribas.

Agrandado desde la salida el Atlético, el Barça tardó dos minutos y medio en salir de su cancha y una hora en saber el partido que le convenía, confundido por la receta de los cuatro centrocampistas: Xavi, Busquets, Iniesta y Cesc. No encontraba la línea de pase, errático en las cesiones a Pinto, a merced del gatillo de Villa, que dispuso de dos remates de gol antes de ser sustituido por Sosa. Apretaban los rojiblancos, la presión muy alta sobre el portero, y no pillaban el sitio los volantes del Barça, inéditos hasta ayer ante el Atlético. La fórmula que había funcionado en las jornadas más exigentes, contra el City y en el Bernabéu, fue inocua ante el muro plantado por Simone.

El partido se puso incluso dramático para el Barcelona. La salida de balón con Pinto era tan fallida que se convertía en un pase para el Atlético, se fue por un momento la luz y se lesionó en la pelvis Piqué. Asomó el recuerdo de la eliminatoria del Bayern hasta que Bartra le rebanó la pelota a Diego Costa. A partir del gesto del central, estupendo en el cruce y la marca, se creció un poco el Barcelona y reculó el Atlético. Neymar apuntó a Courtois y el bloqueo de Godín impidió un tiro a gol de Iniesta, habilitado por Messi, reducido por la defensa de ayudas de un Atlético reiterativo en las faltas tácticas, viril en la cancha.

El Atlético cerraba muy bien por dentro y le costaba atacar por fuera al Barcelona. Aunque las concesiones fueron mínimas, el partido parecía virar a favor de los azulgrana mientras el Atlético se recomponía por la mueva lesión de Diego Costa, esta vez un problema en los isquiotibiales de la pierna derecha, que fue sustituido por Diego. Aunque perdió intimidación, el último remate antes del descanso fue del Atlético, de nuevo protagonizado por Villa y muy bien resuelto por Pinto. El partido demandaba un cambio de marcha por parte del Barça, demasiado chato, poco profundo, empachado de medios.

Neymar procuró que Martino no le cambiara con un despliegue tan valiente como intrascendente, bien reducido por el Atlético

Neymar procuró que Martino no le cambiara con un despliegue tan valiente como intrascendente, bien reducido por el Atlético. No enganchaban Iniesta y Messi y, por el contrario, los de Simeone se encontraron con un gol sorprendente de Diego Ribas. El brasileño enganchó un remate desde 30 metros después de una falta botada en corto y el balón entró por el ángulo izquierdo de Pinto, que llegó tarde al balón. La respuesta del Barcelona, sin embargo, fue inmediata desde que se corrigió con la entrada de Alexis, sustituto del intrascendente Cesc.

Abierto el campo por las dos bandas, Iniesta pudo filtrar el pase por fin y habilitar a Neymar, más a gusto partiendo desde el flanco izquierdo, terminal con su remate cruzado con la derecha. A partir del arrebato, finalmente reconocible, bien perfilado desde Busquets, el Barcelona se marcó un rato estupendo de fútbol. Mejor puesto en la cancha, incluso reapareció Messi. Leo se sumó a la ofensiva y con un tiro libre exigió a Courtois. Las réplicas del portero belga fueron estupendas para suerte del Atlético, más pendiente de tapar al inconformista Neymar que de apuntar a Pinto.

El final dibujó un nuevo partido para el Calderón. Necesita goles el Barcelona y puede que nada le importe al Atlético, irreducible incluso sin Costa. Habrá cola por ver la vuelta después del cuarto empate consecutivo, firmado en el Camp Nou. Incluso sabiendo el resultado, la trama nunca pierde suspense ni emoción en los Atlético-Barcelona.