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Alcácer no perdona

Un gol del canterano otorga una victoria al Valencia frente al Ludogorets que redondea la eliminatoria, resuelta en la ida

Alcácer toca el balón ante Dyakov
Alcácer toca el balón ante Dyakov JJORDAN (AFP)

Hay futbolistas polifacéticos, capaces de ocupar varias posiciones en el terreno de juego y ejercer funciones diversas, apreciados por los entrenadores. Y hay otro tipo de futbolista más específico, dedicado a una sola tarea, que no sabe hacer otra cosa. Y que también valen oro. En el segundo apartado se encuentra Paco Alcácer, de oficio delantero, goleador nato como principal referencia y para simplificar el currículo. Y los arietes clásicos definen a un toque. Y así lo hace Alcácer, que no da un paso de menos ni un contacto de más con el esférico, con ambos pies o con la cabeza. Un buen centro de zurda de Fede Cartabia, que crece día a día, fue todo lo que necesitó Alcácer para justificarse de nuevo. En un remate perfecto de cabeza, el delantero que Djukic no veía como tal anotó el gol que le daba la victoria al Valencia ante el Ludogorets en un ejercicio pragmático, un día más en la oficina. La eliminatoria ya la traía ganada de la ida (0-3). El Valencia ya se encuentra entre los ocho mejores de la segunda competición continental a nivel de clubes.

VALENCIA, 1 - LUDOGORETS, 0

Valencia: Diego Alves; Joâo Pereira, Víctor Ruiz, Mathieu, Gaya (Bernat, m. 71); Javi Fuego, Parejo, Michel (Barragán, m. 57); Vargas, Fede Cartabia y Paco Alcacer (Jonas, m. 65). No utilizados: Guaita; Salva Ruiz, Oriol Romeu, Portu y Jonas.

Ludogorets: Stoyanov; Minev, Moti, Terziev, Caiçara; Aleksandrov (Lumu, m. 76), Dyakov, Zlatinski; Marcelinho (Hernández, m. 67), Bezjak (Michel, m. 79) y Misidjan. No utilizados: Cvorovic; Mäntylä, Choco y Dani Abalo.

Goles: 1-0. M. 58. Paco Alcácer.

Árbitro: Tasos Sidiropoulus. Amonestó a Víctor Ruiz, Moti, Marcelinho, Caiçara y Javi Fuego.

Unos 20.000 espectadores en Mestalla.

Con los deberes hechos una semana atrás en Sofía, el Valencia no tenía urgencia alguna ante el Ludogorets, el conjunto búlgaro que sorprendió eliminando al Lazio en dieciseisavos. El grupo de Pizzi le puso los pies en el suelo en la ida. Y en Mestalla tampoco quiso dar concesiones. Lo hizo desde la alineación, con los habituales salvo en el lateral izquierdo, donde Gayá fue titular. En la portería, sin embargo, no hubo rotación y Guaita volvió a quedarse en el banquillo, quedando patente que para Pizzi solo hay un portero.

Alejado de las posiciones europeas en la Liga, el técnico argentino y el club entienden que la Liga Europa es el único camino que puede dar éxito a una mala temporada, de conquistar un título que obtuvo 10 años atrás en el formato anterior de la UEFA y, de paso, conseguir un curso más el pasaporte a Europa en su segunda competición.

Sin nada que perder, el Ludogorets fue valiente en su proceder. Pero al equipo búlgaro le da para lo que le da, que no es mucho. El Valencia primeramente se sostuvo en defensa y posteriormente fue dando pequeños pasos para gestionar la eliminatoria y gobernar el partido. De tres lanzamientos de falta en la frontal del área búlgara dispuso el conjunto che en el primer acto. Fede Cartabia y Míchel estrellaron sus intenciones en la barrera rival. Llegado el tercer golpe franco, Parejo fue el encargado de ejecutarlo. Y lo hizo a la escuadra, impidiendo el travesaño que el Valencia se adelantara en el marcador.

El Valencia intentó madurar el encuentro. Y para ello nadie mejor que Parejo. Con su falso andar pausado, el de Coslada iba saltando líneas y repartiendo pases interiores no aprovechados por sus compañeros. Al Ludogorets, por el contrario, le iba el vértigo, lo que derivó en un ir y venir. Y en el tiro al aire, el gol llegó para el Valencia. Y lo hizo a través de Paco Alcácer, que cazó un centro enroscado de Fede Cartabia para rematar de cabeza en un gran gesto técnico. Un gol de delantero puro.

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