El Sevilla desinfla El Sadar

La carrerilla, ese efecto que impulsa hasta lo más pesado colina arriba, tiene ahora en al Sevilla como sujeto predilecto. La dramático-emotiva eliminatoria europea ante el Betis, ha cambiado el ánimo de un equipo que no había conseguido empatizar con las exigencias de su afición, y que ahora ve los partidos como quien observa la sabana desde la hamaca. Lo pagó Osasuna, acostado debajo de la maleza, incapaz de morder a una presa ordenada que concedió algunas licencias claras en defensa.

Emery dio descanso a varios de los jugadores que saltaron al césped del Benito Villamarín. Dejó fuera a Alberto Moreno, Rakitic y Gameiro, tres de los pilares de un Sevilla con un banquillo suficiente para disimular estas ausencias. Jairo fue el encargado de acelerar el juego cerca del área de Osasuna, con Bacca como referencia y Trochowski como creador. No es el alemán un jugador tan preciso como Rakitic, aunque sostuvo con cierto atino el entusiasmo de Osasuna en el centro del campo.

Los navarros, con Silva y Lolo en el centro del campo, plantearon un partido basado en la contención central y el desahogo por las bandas de Cejudo y Torres. Fruto de las entradas de ambos Riera tuvo alguna oportunidad para liberarse de la marca de Fazio y Pareja. Un cabezazo del delantero catalán representó la primera ocasión de Osasuna…en el minuto 20 de partido. Poco apurado en defensa, a pesar de que Damià y Marc Bertrán asomaron en varias ocasiones por el área de Andrés, el Sevilla tocaba con tranquilidad, avanzando metros sin perder la posesión y con Jairo pendiente de encontrar el hueco por el que revolver. Una buena jugada de Vitolo terminó en los pies del menudo atacante, que con un recorte sobre Loties pudo rematar con libertad a portería y colocar el balón lejos del portero.

El gol, lejos de activar a Osasuna, que siguió pisando área sevillista sin peligro real, accionó al Sevilla. Bien sostenido por M’bia e Iborra, el juego seguía el ritmo visitante, algo que minimiza profundamente las aspiraciones de un equipo como Osasuna, anclado al galope constante. De nuevo en una buena jugada por la banda derecha el balón llegó a Jairo que en esta ocasión, y a medio metro de la línea de gol, lo envió al larguero ante la incredulidad de la comunidad científica, además de la suya. El rechazo acabó en el brazo de Damià, que desde el suelo señaló un empujó de Vitolo como justificación del impacto. El resultado fue un penalti que transformó Bacca con tranquilidad, y que acabó con Javi Gracia expulsado por protestar.

Tuvo el colombiano tras el descanso dos buenas oportunidades para finiquitar el partido, pero no acertó a definir ante la portería navarra. Varas sustituyó a Beto en la portería del Sevilla y solo en algún tímido disparo de Riera tuvo que esforzarse el canterano. Poco a poco Osasuna perdió fuelle, ni siquiera las piernas le empujaban en la buena dirección, mientras al Sevilla, libre en gran parte del campo le iba el juego entre pases. Tanto que pudo marcar el tercero por medio de Coke y Gameiro, pero sus remates golpearon la parte exterior de la portería. Solo una inspiración momentánea de Acuña cuando restaban segundos para el final del partido consoló a los navarros. Un buen remate del delantero paraguayo dobló las manos de Varas tras deshacerse antes de dos defensas.

El resultado, por tanto, se quedó corto para un partido en el que la cuesta abajo que vive el Sevilla elevó la inclinación de la que bloquea a Osasuna.