El Valencia juega con duende

El duelo ante lo desconocido (el Ludogorets) no descolocó el rumbo del Valencia, que sigue creciendo orientado por el entusiasmo y la brújula de Juan Antonio Pizzi. Avanza hacia los cuartos de final de la Liga Europa a poco que cumpla el expediente el próximo día 20 en Mestalla. Gracias a su espíritu para resistir cuando se quedó con uno menos muy pronto (m. 23) y a su ambición por machacar al rival búlgaro pese a estar en inferioridad numérica.

Qué extraño duende se apoderó del Valencia cuando todo se le había puesto en contra: el penalti en contra y la expulsión de Keita, el estadio Nacional de Sofía rugiendo, la fama de matagigantes del conjunto búlgaro, verdugo del Lazio en la ronda anterior… Diego Alves retó al delantero esloveno Bezjak a la batalla psicológica entre el portero y el lanzador del penalti. Ahora me voy al poste, después bebo un trago de agua y, finalmente, me muevo en la línea de meta para desestabilizar un tiro de Bezjak adivinado y repelido por el arquero brasileño. El equipo de Pizzi entró en vena a partir de este subidón. Fluía todo. Las paredes de Fede con Vargas y el pase maravilloso de Alcácer hacia el primero, que remató de volea y de lado, prolongando el balón hacia el poste izquierdo de Stoyánov. Una obra de orfebrería fabricada por los dos muchachos, Alcácer y Fede, aumentando la ventaja valencianista cuando peor le pintaban las cosas. Para Fede, una bendición en su incipiente carrera, después de varios meses de una veta individualista y alocada. Para Alcácer, la confirmación de su momento tan dulce, agregando matices a su repertorio: no es solo un finalizador, tiene un toque delicioso.

Por supuesto, la fortuna se alió con Alves, sobre todo en el tirazo diagonal de Misidjian escupido por el poste. La experiencia no inmuniza contra los errores. El del veterano Keita, al atropellar por detrás a Bezjak, le había costado el penalti, la expulsión y disputar casi una hora con uno menos. Pizzi pudo haber efectuado algún cambio, pero prefirió recomponer el equipo sobre la marcha: Barragán, que había marcado y empezado de interior derecho, pasó al medio centro, vaciado por la marcha de Keita. El fútbol se puso de parte valencianista.

Con uno menos sobre el césped, el Valencia se sintió con uno más. Tres toques de cabeza seguidos dentro del área. Esa osadía la logró el cuadro de Pizzi antes del testarazo final de Senderos en una acción de estrategia. La sentencia del central suizo anestesió ya el resto del encuentro, sin respuesta del conjunto búlgaro al oficio español, tranquilizado más si cabe tras la expulsión de Juninho Quixada (m. 79) por una simulación de Pereira. Antes de visitar a la Real en Anoeta, el Valencia se dio un festín de superación y alegría en Sofía.