Nadal, debut con sufrimiento
Con ocho dobles faltas y un 39% de puntos ganados con segundo saque, el número uno remonta 2-6, 6-4 y 7-5 a Stepanek en su debut en Indian Wells
Radek Stepanek tiene tres bolas para cerrar la participación de Rafael Nadal en el Masters 1000 de Indian Wells casi antes de que empiece. En el debut del español, son tres pelotas de break para el checo en la tercera manga (2-6, 6-4, 2-3 y 0-40), con el mallorquín tiritando de doble falta en doble falta (ocho en total, lo nunca visto) y casi jugando sin segundo saque (39% de puntos ganados), igual que si los dolores de espalda que le encadenaron en la final perdida del Abierto de Australia no le hubieran abandonado. Nadal, que defiende el título, se asoma entonces al abismo de la eliminación. Solo su carácter indomable explica que voltee esas tres bolas de rotura y que remonte 2-6, 6-4 y 7-5 un duelo menor en el que se pasea por el alambre. Está gris. Celebra el último punto y la victoria cerrando los ojos y murmurándose cosas a sí mismo.
Nadal tarda en aparecer. Como si el reencuentro con la pista dura le provocara dudas, depende en exceso de lo que haga Stepanek. El checo, un maestro del juego de ataque, brillante en el aprovechamiento de las posibilidades que ofrece la volea, manda también desde el fondo de la pista en el arranque. Steps busca el revés de Nadal. Nadal busca el drive de Steps. De la suma de errores emerge victorioso el checo, que se lleva la primera manga levantando los murmullos de la grada. El público no reconoce al campeón de 2013 en ese tenista desdibujado, sin dictado desde la línea de fondo y que juega entre precauciones, con el freno de mano echado. ¿Sorpresa a la vista?, se pregunta la gente.
Segunda ronda. Otros resultados
A. Murray (R. U.)-L. Rosol (R. Ch.), 4-6, 6-3 y 6-2.
R. Federer (Sui.)–P. Mathieu (Fr.), 6-2 y 7-6 (5)
K. Nishikori (Jap.)-S. Giraldo (Col.), 6-1 y 63
J. Vesely (R. Ch.)-P. Andujar, 6-1, 2-6 y 6-1.
Stepanek, sin embargo, no está para esos trotes. A los 35 años no se pueden esperar más que chispazos del número 50, que ya no está para crear incendios frente a los mejores del mundo. Basta con que el número uno mundial suba un punto la intensidad para que cambie la dirección y el resultado del partido. Nadal gana la segunda manga con un solo break. Corona el pulso con victoria. El encuentro, en cualquier caso, deja un puñado de señales inquietantes para sus intereses. El campeón de 13 grandes sigue teniendo problemas en los remates, un arte que domina como pocos, señal de que los dolores de espalda aún están muy presentes, como mínimo, en su mente. El segundo saque es abordable, porque es el que exige más de esa zona dolorida, que tiene que arquear para buscar la agresiva seguridad de los efectos (de ahí las dobles faltas y el bajo porcentaje de éxito). Resta corto, demasiado aculado contra la valla. Y aunque la lucha siempre está presente, síntoma de pasión y hambre competitiva, el mallorquín lleva tiempo emborronando los guiones de sus duelos, sin navegarlos con la claridad que suele ir asociada con el dorsal de mejor tenista del planeta. Ante Stepanek, Nadal hasta desaprovechó el break de ventaja con el que arrancó la tercera manga y luego tres pelotas de rotura con 5-5. Síntoma de que las piezas de su juego no están engrasadas.
Al español, un especialista en corregirse sobre la marcha y mejorar de partido en partido, le espera en tercera ronda el ucraniano Dolgopolov, el rival al que derrotó sobre tierra en la final de Río. Ahora, el cemento afilará la raqueta del impredecible ucraniano. Nadal, en cualquier caso, está ahora en otro asunto: buscando el filo de la suya.
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