Alves sostiene al Valencia
El portero detiene un penalti a Rakitic y amarga a un Sevilla que reclamó otras dos penas máximas en un partido donde los visitantes resistieron 40 minutos con diez jugadores
No fue el día de Rakitic, que hasta falló un penalti, y bien que lo lamentó el Sevilla. Sin la vital aportación de su guía, los andaluces fueron incapaces de superar a un Valencia que fue mejor en la primera mitad y que se diluyó en la continuación, cuando se quedó con 10 tras la expulsión de Ricardo Costa. La jugada, que era penalti, la convirtió en falta Álvarez Izquierdo, al que los de Emery reclamaron dos más, en un agarrón claro de Joao Pereira a Alberto Moreno y una entrada de Mathieu a Fazio.
Jugadas que debieron ser castigadas pero que no deben esconder también dos realidades: la incapacidad del Sevilla para superar a un Valencia todo un periodo con 10 y la estupenda actuación de Alves, vital en el penalti y en un remate cercano de Iborra. El punto, lógicamente, sabe muy bien al Valencia, que se lo trabajó cerrando muy bien los espacios, y algo menos a un Sevilla que no acaba de transmitir buenas sensaciones.
SEVILLA, 0 - VALENCIA, 0
Sevilla: Beto; Coke, Fazio, Pareja (Gameiro, m. 58), Moreno; Iborra (Cristóforo, 87), Carriço; Reyes (Cheryshev, m. 58), Rakitic, Vitolo; y Bacca. No utilizados: Varas; Fernando Navarro, Trochowski y Jairo.
Valencia: Diego Alves; Barragán, Ricardo Costa, Mathieu, Bernat; Javi Fuego, Parejo (Joao Pereira, m. 82) ; Feghouli, Vargas, Fede (Senderos, m. 54); y Francisco Alcácer (Keita, m. 70). No utilizados: Guaita; Michel, Vinicius y Jonas.
Árbitro: Álvarez Izquierdo. Expulsó por doble amarilla a Costa (m. 49) y Cheryshev (m. 93). Amonestó a Coke, Vitolo, Senderos, Bernat, Parejo, Vargas y Diego Alves.
Unos 30.000 espectadores en el Pizjuán.
No hace mucho, Sevilla y Valencia peleaban en guerras de más enjundia. La irregularidad que ha presidido la trayectoria de ambos equipos les hace ahora pelear por la séptima plaza, de color europeo al haber llegado a la final de la Copa Barcelona y Madrid. Una empresa menor para ambos hace unos años que ahora, sin embargo, cobra su importancia. Desde el minuto uno, el partido se movió con más ritmo que fútbol, a una velocidad digna de las alturas de la Liga, pero sin la pausa y la definición propias de los más grandes. En líneas generales, fue mejor el Valencia, más inteligente en la posesión y la distribución de balón.
En este Valencia más compacto que diseña Pizzi, fue Fede el que se movió con destreza, dibujando regates y pases para que su equipo se plantara con rapidez en el borde del área del Sevilla. Una zona en la que, por cierto, se asfixiaron los ataques del Valencia. El Sevilla, como suele ser habitual, solo encontró resquicio para superar al Valencia en un par de apariciones de Rakitic, verdadero emperador del juego de los andaluces. Así, el croata dibujó un pase de ensueño para habilitar el buen desmarque de Bacca. El colombiano se internó bien en el área, pero quiso sentirse seguro asegurando con su pierna buena y perdió un tiempo precioso, aprovechado por Mathieu para desviar a saque de esquina. El Valencia también la tuvo en un despeje de su defensa que cogió descolocada a la zaga del Sevilla, en especial a Pareja. Alcácer, que está rapidísimo, partió desde su campo para plantarse ante las narices de Beto sin que nadie le diera el alto. Lo vio tan claro que el remate se le fue un palmo. Fue la mejor ocasión de un Valencia más entero, con más personalidad, certero en la presión en el centro del campo, que ahogaba a jugadores como Reyes o Vitolo, sin aire en un partido de tan alto voltaje. Un buen Valencia, aunque sin gol, al que el Sevilla fue resistiendo como pudo.
La superioridad del Valencia se derrumbó tras la expulsión de Ricardo Costa. Una mano que debió ser penalti, que llegó sin embargo poco después por una ingenua obstrucción de Bernat a Cheryshev. Alves, el gran parapenaltis, amargó a Rakitic, que falló su tercer lanzamiento desde los 11 metros de esta temporada.
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