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Cuatro detenidos y un herido leve antes del Deportivo-Sporting

Alrededor de 20 hinchas radicales de ambos equipos se enzarzan en una pelea en las inmediaciones de Riazor antes el encuentro

Aficionados del Sporting en Riazor.
Aficionados del Sporting en Riazor. suso carleos (cordon)

Toda la pasión, toda la emoción de un clásico gallego-asturiano entre Deportivo y Sporting se ensombreció durante la mañana de este domingo por los altercados protagonizados por aficionados de ambos equipos en las calles de A Coruña, borrón de un fin de semana de convivencia entre dos hinchadas que en su inmensa mayoría ayudaron a convertir un partido de Segunda División en una cita de Primera. No es cotidiano que un encuentro de la categoría de plata suscite un desplazamiento de 7.000 personas a campo ajeno ni que este supere una afluencia de 30.000 espectadores. Todo ello sucedió en Riazor, que vivió un ambiente festivo, pero también una previa convulsa porque a primera hora de la mañana ultras de ambas escuadras tuvieron un traumático encontronazo en una avenida coruñesa a un kilómetro del estadio. Hasta allí acudieron algunos integrantes de los Riazor Blues, seguidores del Deportivo de ideología antifascista, al encuentro de miembros de la peña Ultraboys, del Sporting de Gijón, que blandían enseñas relacionadas con el nazismo.

No bastaron ni las alertas previas ni el mayúsculo despliegue policial ante un partido declarado como de “alto riesgo

No bastaron ni las alertas previas ni el mayúsculo despliegue policial ante un partido que la Comisión Nacional Antiviolencia había declarado como de “alto riesgo”. Las históricas malas relaciones entre ambos grupos de ultras así lo aconsejaban, pero nadie fue capaz de evitar el encontronazo y aproximadamente un centenar de jóvenes seguidores de ambos equipos se enzarzaron en una batalla campal en la que volaron piedras y barras de hierro y PVC. La pelea sorprendió a las fuerzas de seguridad porque se produjo muy temprano, minutos antes de las diez de la mañana, en una zona poco céntrica y después de que los aficionados más radicales del Sporting llegaran de manera escalonada a la ciudad. Los esfuerzos se habían centrado en garantizar que la fiesta que vivía A Coruña con la llegada de tantos visitantes atraídos por el partido de fútbol no se desmadrara tras una larga noche que invitaba a reenganchar con un encuentro fijado en horario matinal.

En este sentido la policía tuvo que intervenir para extinguir algún fuego en la zona más céntrica de la capital gallega, donde a última hora de la madrugada se produjo algún leve altercado sin presencia relevante de aficionados locales. La mecha se había encendido en las redes sociales, prendió y acabó con un aficionado asturiano herido y cuatro coruñeses detenidos. La policía realizó además medio centenar de identificaciones y requisó varios objetos contundentes. Una vez reconducida la situación escoltó a pie a ese grupo de seguidores visitantes hasta el estadio mientras la inmensa mayoría de aficionados disfrutaba de una matinal en común.

La mareona gijonesa inundó A Coruña durante todo el fin de semana, donde se calcula que dejó cerca de un millón de euros en la hostelería local, y partió hacia su tierra sin mayores incidencias. Entre medias se jugó un partido con más chispa en las gradas que fútbol sobre el césped, sustanciado con un empate a uno (el Deportivo igualó en la prolongación del descuento con un gol teñido de épica) que deja a ambas escuadras en la lucha por el ascenso, pero a rebufo del sorprendente líder, el Eibar.

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