Núñez y el indulto azulgrana
El Barça se negó a jugar unas semifinales de Copa contra el Atlético en 2000 Una amnnistía le permitió disputar el torneo al año siguiente
El esperpento fue total. Había unos cuantos centenares de aficionados en el Camp Nou, atraídos más por el ruido que por el fútbol, pero eran millones los que seguían desde casa el show de una semifinal que nunca se celebró. Era el 24 de abril del año 2000 y el Atlético había viajado a Barcelona en busca de un pase para la final de la Copa del Rey. Contaba con un 3-0 de la ida y los azulgrana terminaron regalándoles el pase por incomparecencia. No se recuerda un plante igual.
La directiva del Barcelona, presidido por Josep Lluís Núñez, había decidido el día anterior, de común acuerdo con el técnico Louis Van Gaal, no jugar aquel partido. Y cumplió su amenaza a la Federación Española (FEF): presentó una alineación con 10 jugadores titulares y un solo suplente, el portero Arnau. Eran los 11 futbolistas del primer equipo de los que disponía Van Gaal.
Fue Pep Guardiola, el capitán, el encargado de comunicarle a Díaz Vega que no disputarían el encuentro
El Barça, que tenía tres lesionados y nueve jugadores con sus selecciones (seis de ellos convocados para el Holanda-Escocia que se jugaría dos días después) alegó que la convocatoria del partido vulneraba los derechos deportivos, sociales y económicos de la entidad y que entrañaba “la adulteración, desvalorización y desprestigio de una competición oficial”. Calificó el partido de farsa en un comunicado que entregó al árbitro, Manuel Díaz Vega, y se borró de la Copa.
El equipo había cumplido con toda la parafernalia de la cita y saltó al campo a las 21.00. Fue Pep Guardiola, el capitán, el encargado de comunicarle a Díaz Vega que no disputarían el encuentro mientras sus compañeros aguardaban al borde del terreno de juego y los atléticos contemplaban la jugada estupefactos.
La FEF consideró que el Barça no facilitó la presencia de sus internacionales y la maniobra se castigó inicialmente: eliminado de la competición, fue vetado en la edición del año siguiente. Pero unos meses después, reelegido Ángel María Villar como presidente de la FEF, amnistió al Barcelona, que en 2001 caería en las semifinales contra el Celta.
Hace unos años, en 2008, fue otro equipo de Primera, el Levante, quien amenazó con no jugar, en este caso en la Liga. Aunque los motivos se parecen más a los del Racing: el club adeudaba a los futbolistas unos 13 millones de euros. Y estos protagonizaron dos conatos de huelga, uno en abril y otro en mayo, frustrados ambos por la presión de las instituciones y promesas que nunca se cumplieron. Los jugadores recibieron los primeros ingresos, una ínfima cantidad de lo adeudado, en el mes de junio. Y el club terminó en concurso de acreedores.
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