La medalla del coraje
España, liderada por Cañellas, no cede ante la rocosa Croacia (28-29) y logra colgarse el bronce
Nunca España tuvo tan cerca la final de un Europeo como este año. Pero lejos de venirse abajo, sacó fuerzas de donde no había para lograr la medalla de bronce más corajuda. Luciendo sus mejores atributos. Al ritmo que marcaba su líder, Joan Cañellas. Ante la selección que le arrebató la misma medalla hace dos años, España demostró que, ante todo, sabe competir.
España, arropada esta vez por la hinchada danesa, sinónimo de respeto a los campeones del mundo en el país del balonmano, realizó un partido muy serio. A partir siempre de la defensa 6:0 que lideran Viran y Guardiola. Una pareja que ante los rivales más se crece hasta límites insospechados. Solo así se puede entender el blocaje que le plantó Viran a Marko Kopjlar, 210 centímetros en el aire. Advertencia de que no le iba a dejar pasar.
No fue hasta el minuto 19 cuando España consiguió abrir distancias (8-11). El ataque liderado por Raúl Entrerríos y, claro está, Cañellas, conseguía abrir la defensa croata, un muro que tarde o temprano terminaba por resquebrajarse. Incluso los lanzamientos desde los siete metros, la lacra en la primera fase, terminaron por ser una bendición. Albert Rocas, Víctor Tomàs y Valero Rivera, los especialistas de la campeona del mundo, fallaban e instalaban el nerviosismo. No fue otro que Joan Cañellas quien asumió la responsabilidad. Ya no hubo color. Solo concedió dos fallos. Ante Croacia anotó cinco en la primera parte. En total, firmó ocho goles, lo que le aúpan como máximo realizador del torneo.
CROACIA, 28 - ESPAÑA, 29
Croacia: Alilovic; Horvat (3, 1p), Kopljar (1), Duvnajk (8), Bicanic (-), Strlek (3) y Vori (1) -equipo inicial- Losert (ps), Gojun (-), Vukovic (-), Buntic (5), Valcic (-), Cupic (2p), Musa (2), Nincevic (-) y Sliskovic (3).
España: Sierra; Víctor Tomás (-), Maqueda (4), Gedeón Guardiola (1), Morros (1), Cañellas (8, 5p) y Ugalde (2) -equipo inicial- Pérez de Vargas (ps), Gurbindo (-), Rocas (1), Raúl Entrerríos (2), Sarmiento (2), Aginagalde (7), Andreu (-), Antonio García (-) y Rivera (1).
Marcador cada cinco minutos: 1-2, 5-4, 7-8, 8-11, 12-12 y 13-16 (Descanso) 17-18, 19-20, 20-23, 23-25, 26-27 y 28-29 (Final)
Árbitros: Stark y Stefan (ROU). Excluyeron por dos minutos a Musa (2) y Duvnjak por Croacia; y a Morros, Raúl Entrerríos y Ugalde por España.
14.000 espectadores en el Jyske Bank Boxen de Herning.
Un premio que recibió antes del encuentro, cuando todavía le faltaban dos goles para igualar los 44 del islandés Sigurdsson. Una forma raquítica de reconocer el excelso campeonato del central español, toda vez que se quedó fuera del siete ideal en detrimento de Duvnjak, su compañero en el Hamburgo, rival por el bronce, muy por debajo. Un equipo en el que se hizo un hueco Julen Aginagalde pese a no participar en cuatro partidos y que no incluyó a Nikola Karabatic, nombrado, eso sí, mvp del torneo. En un intento por contentar a todos, la organización se lució con un ridículo mayúsculo.
Los tres goles de ventaja con los que se fue España al descanso (13-16) fueron rápidamente contrarrestados en la segunda parte tras una exclusión de Viran. Mientras Croacia limaba dos goles en el luminoso, los de Cadenas no conseguían sacar provecho de las dos superioridades por sendas exclusiones de Musa. Los fanstasmas de la semifinal ante Francia afloraban en el Boxen de Herning.
Omnipresente en semifinales, Croacia demostraba por qué ha sido bronce olímpico, mundial y europeo. Palo tras palo, consigue levantarse en el partido por el tercer y el cuarto puesto. Cada vez que España se iba en el marcador, recortaba las distancias. Mucha culpa la tuvo una rocosa defensa al límite del reglamento. Un muro que trataba de desesperar a Julen Aginagade. Y se quedó en eso, en un intento. Nadie podía frenar las acometidas del pivote español. Pese a todo, España no conseguía terminar de irse. Cañellas, un genio pero humano, falló dos lanzamientos. Raúl Entrerríos se atascaba con la brújula, relevo que tomó Dani Sarmientoo, superlativo en este partido. Incluso apareció la versión más sosegada del volcán de Maqueda, que firmó cuatro goles cruciales.
España inició los 10 últimos minutos con dos goles de ventaja (23-25). Una parada de Sierra, que firmó 11 en total, y un gol de Aginagalde no fueron suficientes. La exclusión de Raúl Entrerríos y una pérdida tonta volvían a meter a los croatas en el partido. Una gota malaya que no cesaba. Silbaba cada ataque croata la afición danesa. A falta de tres minutos, con uno arriba en el marcador (26-27) los árbitros señalaron pasivo al ataque español y en la siguiente jugada excluyeron a Ugalde en una falta cuando menos dudosa. Pero Cañellas, el más listo del patio del colegio, devolvió la jugada forzando la exclusión de su amigo Duvnjak. Y a 20 segundos marcó su único gol en la segunda parte. El definitivo. Por eso en la última jugada cogió el balón y lo besó. Porque aquello valía un bronce.
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