Susaeta: “Los árbitros le permiten todo a Diego Costa”

A Simeone le gusta moverse en la zona técnica, gesticular y ordenar constantemente a sus jugadores. Ayer ante el Athletic, Guilavogui, el medio francés que apenas ha contado para el técnico argentino, fue el receptor de la mayoría de las reprimendas. “Lo cambié en el descanso porque buscaba otras características. Quería darle al equipo capacidad para presionar un poco más arriba”, justificó el técnico su sustitución en el descanso.

Si bien la actuación del jugador no fue del agrado del público, con su salida del once el Atlético formó una línea de cuatro en el centro del campo más estable que la de partida, con tres medios y dos extremos. “Herrera nos estaba ganando la espalda con facilidad”, añadió.

Lo cierto es que el resultado, lejos de demostrar una diferencia en las posibilidades del Atlético, fue para Simeone un asunto sin demasiada trascendencia. “Fue el clásico partido de Copa, solo un primer tiempo. Por experiencia sé que en los encuentros de ida de una eliminatoria como esta no se puede esperar demasiado. Son encuentros muy estudiados y aunque tenemos una ligera ventaja la eliminatoria sigue al 50 por ciento”, reflexionó el argentino.

“Hemos tenido ocasiones para sentencia", apunta Godín, el goleador de la noche

Simeone quiso dosificar a alguno de sus jugadores más utilizados, como Gabi o Arda, al menos de inicio, y confió toda la parte creativa a Koke, que volvió a asistir en el gol del Atlético, en esta ocasión a Godín. “Intento ponérsela bien a los compañeros y él ha rematado perfecto", explicó el jugador. “Hemos tenido ocasiones para sentenciar y ampliar la ventaja de goles pero nos vamos satisfechos. Llevamos un gol de ventaja a San Mamés y allí van a meter mucha intensidad. Teníamos delante un gran rival”, añadió. No parecía tan convencido el técnico del Athletic de que el resultado del partido fuera un mal menor. “Es un mal resultado para nosotros. El Atlético defiende muy bien este tipo de marcadores y ahora tenemos que intentar remontar”, explicó Ernesto Valverde. Sí torció el gesto Valverde para referirse a una acción que pudo resultar determinante de haberse producido. “No soy árbitro, pero Diego Costa debió ver la segunda amarilla por la entrada a Laporte”. De la misma opinión que su técnico fue Susaeta: “No tenía que haber acabado el partido, pero mientras los árbitros le sigan permitiendo todo, él seguirá igual”.