Ferrer sale de un laberinto
El alicantino llega a cuartos tras desmadejar 6-7, 7-5, 6-2 y 6-1 la telaraña de Mayer Djokovic apea a Fognini Serena Williams, eliminada por Ivanovic
David Ferrer es Teseo y Florian Mayer es Dédalo. Igual que si estuviera en Creta, el número tres del mundo tiene que adentrarse en el laberinto que diseña el número 37 para llegar a los cuartos, donde le espera el checo Tomas Berdych, al que domina 7-4. Mayer, igual que el artesano de la antigua Grecia, dibuja un plano lleno de intrincados pasillos a través de sus golpes de orfebrería. Aquí manda una bola baja, allí una pelota alta, y como todo lo mezcla con tiros cortados y con cambios de dirección insospechados, el español acaba mareado, perdido y desorientado. Ferrer cede su primer saque. Entrega la primera manga. Se le llevan los demonios. Cuando descubre que el Minotauro no es otro que su nerviosismo, doma el encuentro y encuentra la salida del laberinto: triunfa 6-7, 7-5, 6-2 y 6-1 porque a la anarquía de Mayer le opone su consistencia, su ritmo y varios estupendos pasantes de derecha.
“He hecho mi mejor partido, pero voy paso a paso”, dice luego el alicantino, que firma unos interesantísimos 64 golpes ganadores para 43 errores no forzados. “Después del segundo set, que fue muy difícil, me encontré mucho mejor”, fotografía el parcial fundamental, porque dos breaks de ventaja tuvo el español, los dos le recuperó Mayer, y solo al final, en un angustioso esfuerzo, pudo hacerlo suyo. "Mayer te lo pone muy complicado. Tiene mucha mano, no te da ritmo. He fallado poco, sobre todo los últimos sets. Me ha ido corriendo más la bola y yo me he sentido más fuerte", cerró el alicantino, que no ha decidido todavía si jugará el cruce Alemania-España de Copa Davis (31 de enero-2 de febrero).
Serena, eliminada
Serena Williams, la número uno mundial, ya no juega en Melbourne. Ana Ivanovic la descabalgó 4-6, 6-3 y 6-3 en una soleada mañana de domingo que vio a la estadounidense pálida, estática y como congelada sobre la pista, igual que si tuviera un pinzamiento en la espalda. “No estaba en mi mejor momento físico”, admitió la campeona de 17 grandes, mientras intentaba convencer a los periodistas de que el partido de octavos de final de la serbia había sido excelente. “Casi me retiré de mi partido anterior (doble 6-3 a Hantuchova), y probablemente debí hacerlo, pero no quiero quitarle ningún mérito a Ana. Jugó increíble. Apostó por sus tiros. Yo peleé todo lo que pude”.
Así, el español llegó a sus novenos cuartos de final consecutivos en torneos grandes, donde no baja de esa ronda desde el Abierto de Estados Unidos 2011. Pocos datos demuestran mejor que ese su consistencia, su pasión competitiva y la vigencia de los tiros de su derecha. Pocos, también, retratan mejor que a los 31 años convive con los mejores sobre cemento, hierba y tierra, sin importarle las circunstancias de juego ni el paso de las hojas del calendario.
Ya en la zona noble del torneo, el número tres mundial, que vive con nerviosismo un comienzo de temporada en el que no le acompaña ya su técnico de siempre, Javier Piles, busca dar ese paso extra que falta en su currículo: llegar a una final grande en cemento, para lo que probablemente tendría que derrotar a Novak Djokovic, también en cuartos tras su abrumadora victoria (6-3, 6-0 y 6-2) sobre Fognini. No estará en esa ronda Tommy Robredo, que cedió 6-3, 7-6 y 7-6 ante Stanislas Wawrinka en octavos.
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