Pacheco alarga un idilio copero
El Alcorcón derrota al Espanyol con un gol de pícaro del ex jugador del Liverpool
A Dani Pacheco (23 años), una promesa tan eterna como irregular, le brotó el talento que llevó al Liverpool a arrancárselo al Barcelona cuando apenas contaba con 18 años. Una falta lejana, que se esperaba centrada al área, optó por lanzarla directa al palo que había descuidado Germán, que esperaba un centro pasado. La pelota entró mansa, a media altura, pero con el efecto suficiente para hacer inútil la estirada del meta del Espanyol. Un recurso muy pícaro que justificó las expectativas que el chico generó cuando era un juvenil.
Alcorcón, 1; Espanyol, 0
Alcorcón: Dani Giménez; Iribas, Chema, Verdés, Camille; Rubén Sanz, Martínez; Fernando Sales (Jony, M. 81), Sergio Prendes, Christian Alfonso (Pacheco, m. 61); y Óscar (Juli, m. 61). No utilizados: Tito; Babín, Ángel Sánchez y Jesús.
Espanyol: Germán; Raúl Rodríguez, Sidnei, Héctor Moreno, Fuentes; Lanzarote, Abraham (David López, m. 65), Víctor Sánchez, Pizzi (Alex, m. 75); Thievy (Córdoba, m. 74) y Sergio García. No utilizados: Casilla; Javi López, V. Álvarez y Torje.
Gol: M. 71. Pacheco, de falta.
Muñiz Fernández. Amonestó a Ruben Sanz, Martínez, Héctor Moreno y Víctor Ruiz.
Unos 2.000 espectadores en el estadio Santo Domingo de Alcorcón.
Desde aquella sonada marcha a Anfield el chico ha vivido dando tumbos (Norwich, Atlético, Rayo, Huesca) a la búsqueda de enderezar una carrera que prometía mucho. Anoche apenas disputó 25 minutos, pero el escaparate de la Copa frente a un Primera sacó lo mejor de Pacheco, desequilibrante en el uno contra uno y un dolor de cabeza para una defensa que no supo como pararle. Pareció jugar Pacheco con la necesidad de reivindicarse, de enseñar que el fútbol que lleva dentro es para categorías superiores. Suficiente para que el Alcorcón alargue su idilio con la Copa, que se ha convertido en una especie de ADN motivador del equipo. Su tanto certificó una victoria que, si el Alcorcón logra defenderla en Barcelona y el Madrid elimina a Osasuna, propiciará la revancha de aquella noche que tanto rubor causó entre el madridismo.
Pacheco jugó con la necesidad de reivindicarse, de enseñar que su fútbol es para categorías superiores.
Ganó el Alcorcón porque fue mejor que el Espanyol, primero en intensidad y después en el juego. Se impusieron en el medio Rubén Sanz y Martínez a Abraham y a Víctor Sánchez y en las bandas, Fernando Sales y Christian Alfonso. No hizo mucho daño el Alcorcón en el primer tiempo, hasta la media hora de juego no disparó a puerta, pero dio la sensación de estar más metido en el encuentro que su perezoso rival. Quiso el Espanyol dominar el juego aprovechando su superioridad técnica, pero se olvidó de imprimirle ritmo a sus circulaciones. Jugó a paso de entrenamiento, lo que apenas le dio para hilvanar una jugada reseñable que terminó en un centro de Abraham que Victor Ruiz cabeceó fuera. Sergio García, tras un error del Alcorcón en la salida de balón, cruzó demasiado un disparo en lo que fue la última señal de que el Espanyol podía ganar el partido. Defraudaron Pizzi y Thievy, que parecen tener la cabeza fuera del club. Se les vio poco motivados, con los mismos aires funcionariales que el resto de sus compañeros.
Todo lo contrario que Pacheco, que salió para cambiar el partido y de paso tratar de rectificar una trayectoria de la que se esperaban más actuaciones como la de anoche
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