371 millones de euros... y con goteras

El estadio más caro de los doce que han sido construidos o remodelados para el Mundial de fútbol de Brasil 2014, el Nacional de Brasilia, tiene goteras en el techo ocho meses después de ser terminado. Secopa, la agencia gubernamental que opera el Estadio Nacional Mane Garrincha de Brasilia, le pedirá a la compañía que lo reconstruyó que explique la razón por la que hubo partes del techo que dejaron pasar agua en el amistoso del fin de semana entre las selecciones de fútbol femenino de Chile y Brasil. El estadio costó 371 millones de euros.

Casi toda la parte baja de las tribunas estaba inundada, según la prensa local, aunque Secopa minimizó el problema, argumentando que las filtraciones no eran serias y que no afectarían al normal desarrollo de los partidos que tendrán lugar en el estadio durante el Mundial.

No hay nada que comprometa el funcionamiento del estadio o la posibilidad de que albergue eventos Secopa, agencia gubernamental que gestiona el estadio

"Debido a que es un estadio nuevo, grandioso y complejo, algunos puntos están siendo corregidos y controlados, pero no hay nada que comprometa el funcionamiento del estadio o la posibilidad de que albergue eventos", explicó Secopa en un comunicado.

El estadio, con un aforo de 73.000 espectadores, albergará seis partidos durante el Mundial, entre ellos uno de los encuentros de cuartos de final y la definición del tercer puesto. Se inauguró en mayo y un mes después albergó el partido inaugural de la Copa Confederaciones entre Brasil y Japón. Desde ese momento fue sede de 17 eventos importantes, entre ellos varios partidos de la primera división local, dijeron funcionarios del estadio.

No es el primer problema relacionado con un estadio brasileño. Al menos tres de los seis estadios que deben ser finalizados para el Mundial serán entregados fuera del plazo impuesto por la FIFA. Además, un total de cinco personas han muerto mientras trabajaban en las 12 sedes, entre ellos un hombre en Brasilia. El estadio Joao Havelange en Río de Janeiro tuvo que ser cerrado meses atrás, seis años después de que fuera construido para los Juegos Panamericanos. Según los ingenieros que lo visitaron, había peligro de que el techo se viniera abajo si se producían vientos fuertes. Está previsto que los trabajos de reparación tarden unos 18 meses. El estadio debe estar listo para los Juegos Olímpicos del 2016.