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El Athetic baja el tono y no la voz

El Rayo acaba agobiando a los rojiblancos, que siguen invictos en San Mamés

San José celebra su gol.
San José celebra su gol. RAFA RIVAS (AFP)

Acostumbrado a los ejercicios portentosos, bien por la necesidad de remontar —cosa habitual en San Mamés—, bien por la necesidad de no sufrir, el Athletic ofreció su cara B, que no era una canción de relleno pero distaba bastante del fútbol sonoro que acostumbra. Más que el heavy metal con el que hilvana sus conciertos, prefirió un acústico para coser un partido sin notas agudas, a veces un susurro a lo Leonard Cohen en el que el Rayo colaboró con acordes muy académicos, con los guitarristas muy juntos en el escenario y el presunto solista (Jonathan Viera), pues, eso, solo, de solista. Le faltaba al Athletic seguridad en el centro del campo, con Mikel Rico alborotado en su vano intento de llegar a tiempo a todas partes y con Iturraspe en su versión de buen ladrón que devuelve todo lo que roba.

Aún así, el Athletic tiene los recursos individuales en un baúl siempre abierto. A veces ocurren en la imaginación de Muniain o en las habilidades de Susaeta. A veces, en el pundonor asfixiante de Toquero. A veces, muchas veces, son juegos de despiste para que acabe marcando su pichichi particular, el central San José, que ayer aprovechó un barullo en el área para hacer el primer gol. Fue una jugada llena de confusiones y circunstancias.

ATHLETIC, 2 - RAYO, 1

Athletic:Iraizoz; Iraola, Gurpegui, San José, Balenziaga; Iturraspe, Mikel Rico; Susaeta, Herrera (Ibai Gómez, m. 64), Muniain (Beñat, m. 78); y Toquero (Aduriz, m. 64). No utilizados: Herrerín, Erik Morán, De Marcos y Ekiza.

Rayo Vallecano: Rubén; Tito, Ze Castro (Trashorras, m. 80) , Galván, Mojica; Saúl, Adrián; Lass, Bueno, Perea (Nery Castillo, m. 73); y Jonathan Viera. No utilizados: Cobeño, Raúl Baena, Rodri, Falqué y Embarba.

Goles: 1-0. M. 32. San José. 1-1. M. 60. Bueno. 2-1. M. 66. Mikel Rico.

Árbitro: Prieto Iglesias. Amonestó a Tito y Adrián.

Unos 35.000 espectadores en las gradas de San Mamés.

De poco le valía al Rayo el trabajo magnífico de Perea, Saúl y Adrián, si por los costados se le iba el partido con los laterales sobrepasados por sus oponentes. No había noticia, en la primera mitad, desinhibido, del Rayo jemeziano, salvo en su buena organización y en su culto al fútbol trenzado ocupe el lugar que ocupe en la clasificación. Aún así, una ocasión de Viera y otra de Bueno, dejaron constancia de su presencia, aunque para entonces el Athletic había demostrado una vez más que el contragolpe es una de sus asignaturas pendientes: le pone nervioso verse con tanto terreno por delante y tan pocos rivales en el camino.

El descanso dio por finalizada la jam session y se abrió el festival heavy. El Rayo dio dos pasos adelante y el Athletic encajó el golpe con un desasosiego poco habitual en las segundas mitades. Sin embargo, el agobio, al parecer, no le afecta a su gusto por la frivolidad. Una de Mikel Rico y otra de Iturraspe se las había perdonado el Rayo en la primera mitad. La tercera, de Mikel San José al sacar el balón de la defensa. La aprovechó el conjunto de Jémez para hacer el empate por medio de Bueno, con el Athletic más desorganizado que una avenida cuando truena. Era otro Rayo, sin duda, y un Athletic alocado que sin embargo tuvo ocasiones varias para rematar el partido. Lo hizo Mikel Rico, el otro goleador del equipo tras una buena jugada por la izquierda. Y lo hizo a los seis minutos de recibir el jarro de agua fría del empate, lo que en vez de helarle el sudor, le refrescó. Después, el Rayo ya fue un vendaval, rebuscando jugadas y centros por doquier y obligando al Athletic a replegarse en busca de las contras. Pero esa lección no la ha aprendido. Tropezó con la defensa, con un poste, con el aire, con lo tangible y lo intangible hasta vivir el agobio de un partido inacabable.

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