Pedro explota como líder
El Barça mantiene la cabeza de la tabla gracias a la exhibición del canario, que posibilita la remontada tras encajar un 2-0 en un gran arranque del Getafe
Descabezado el Barcelona, sin Messi, Neymar, Xavi y Puyol, es decir, sin sus banderas en la identidad del juego, y sin sus dos futbolistas más desequilibrantes, explotó Pedro. Entró en combustión justo a tiempo para rescatar a un equipo irreconocible en una primera media hora de juego en la que no estuvo. En ocho minutos, Pedro volteó un partido que tenía pinta de desembocar en una catarsis por esos dos goles en contra que respondieron a sendas concesiones, por esos pelotazos mal dados, por ese no soltar el balón en pocos toques, marca indiscutible de un equipo que sufre cuando no sabe qué hacer con la pelota y la conduce sin intención y por los líos que envuelven al club.
Emergió Pedro en velocidad y en línea recta para ejercer de nueve falso o de once en diagonal y a pierna cambiada, para romper a una defensa que no supo cómo parar a un jugador de una sola pieza que mantiene líder a su equipo el día que más lo necesitaba, presionado por el Atlético y con la necesidad de ganar. Es Pedro uno de esos futbolistas que saben interpretar el juego desde sus propias virtudes, que le dieron para driblar, marcar un hat-trick, dar una asistencia y provocar un penalti. La magistral actuación le reivindica ante su entrenador, que le ha condenado a la suplencia por la llegada de Neymar y sus preferencias por Alexis. El esplendoroso partido que firmó también parecía esconder un mensaje hacia el banquillo por la rabia con la que celebró los goles. Es palmario que sin Pedro, hoy el Barcelona no se mantendría en la tabla. También fue una señal que el mejor Barça apareciera cuando la pelota pasa de pie a pie en menos de tres toques, aunque alguno sea hacia atrás. Bajo esa fórmula, gobernó y remató el partido en el segundo tiempo con otros dos goles, controlando y generando espacios desde la pelota. Reconociéndose en el estilo para mostrar que de las dos versiones que parece manejar, la que le rescató fue la que le retrotrae a tiempos cercanos.
GETAFE, 2 - BARCELONA, 5
Getafe: Moyá; Valera, Alexis, Lisandro, Escudero; Borja, Mosquera; Pedro León, Diego Castro (Sarabia, m. 71), Lafita (Gavilán, m. 80); Ciprian (Colunga, m. 60). No utilizados: Codina, Lacen, Rafa y Míchel.
Barcelona: Pinto; Alves, Piqué, Mascherano, Alba; Busquets (Bartra, m. 87), Sergi Roberto, Iniesta; Alexis, Cesc (Song, m. 85) y Pedro (Tello, m. 80). No utilizados: Oier; Adriano, Montoya y Dongou.
Goles: 1-0. M. 10. Escudero. 2-0. M. 15. Lisandro. 2-1, M. 35. Pedro. 2-2. M. 42. Pedro. 2-3. M. 43. Pedro. 2-4. M. 67. Cesc. 2-5. M. 71. Cesc, de penalti.
Árbitro: Undiano Mallenco. Mostró amarilla a Alves, Piqué, Busquets, Mosquera y Lisandro.
8.000 espectadores en el Coliséum.
Pedro puso su motor en marcha con un desmarque por el centro que fue anulado por dudoso fuera de juego antes de sortear a Moyá. Y no perdonó a la siguiente ocasión que tuvo. Recuperó Alexis una pelota en la línea de banda que había salido, conectó con Cesc y este aplicó esa verticalidad que prolifera en esta era Martino para divisar la carrera de Pedro. Con una vaselina, superó a Moyá y terminó de agitar a su equipo. Apareció el mejor Iniesta, se estabilizó Busquets y floreció un Barça más reconocible, veloz y dañino en el juego combinativo. Demasiado ya para el Getafe, desesperado su entrenador porque, metido atrás, su equipo ya no ponía en evidencia el sistema defensivo de su rival cada vez que se desplegaba como había hecho en los dos goles. Primero con una jugada muy vertical, prolongada por un taconazo de Lafita para Escudero, que corrió solo hasta la sombra de Pinto sin que nadie le persiguiera y allí le remató a Pinto en su cara. Después, con un saque de esquina en el que Busquets había descuidado la marca de Lisandro. Un rapapolvo tremendo gestado en apenas un cuarto de hora que resquebrajó al Barça, falto de referentes porque a Piqué le embargaban los nervios de un juvenil, a Busquets le desbordaba la verticalidad de Pedro León y Lafita e Iniesta tenía que pensar más de la cuenta con la pelota entre sus pies. Fallaban los señalados para liderar al grupo ante tanta ausencia de notables y las imprecisiones en el pase retrataban el caos.
Fue ese primer gol de Pedro el que levantó de la lona al Barça y lo resucitó en ocho minutos en los que comprimió una exhibición brutal. A ese primer tanto cosió un control en el pico del área y una rosca a la escuadra. Toda una obra de precisión, salida de un cambio de juego de Iniesta a la izquierda, en una jugada ya con todas las marcas del Barça: distracción en un lado y pegada rápida e imponente en el otro. Por ese mismo camino, tras una internada de Jordi Alba, Pedro recogió un mal despeje y fusiló a Moya. Se fue el Barça al descanso con una ventaja que ya de le daba al liderato.
Más calmado y más seguro de que el partido estaba en una circulación más pausada, el Barça gestionó el segundo tiempo con la naturalidad con la que se convirtió en un equipo insuperable. Ahí también tuvo mucho que ver Cesc, el otro gran emergente del partido. Fueron impagables sus acercamientos a la línea de medios para desahogar y generar espacios. Luego contribuyó con una de esas llegadas de segunda línea para rematar otra jugada coral, orientada por Busquets hacia la derecha, centrada por Pedro y empalada por el de Arenys con un zurdazo irresistible.
No acabó ahí la exhibición del extremo canario. Aún tuvo tiempo de bailar a Borja antes de que este le derribara. Fue Cesc el que ejecutó el penalti engañando a Moyá para cerrar un partido de lecturas profundas. La primera, que antes las ausencias de los símbolos y de los dos futbolistas que acaparan la púrpura, salió al rescate un jugador que no está en la primera línea en la cabeza de su técnico. La segunda, que este equipo se pierde en la medida que intenta jugar más a lo que no sabe que a lo que conoce de memoria. Y la tercera, que el grupo supo reponerse, exigido como estaba, a una tunda de media hora que como dijo Martino en la previa, podía haber despertado la rumorología y la intranquilidad durante el periodo vacacional.
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