El Almería denuncia silbidos de Aguirre
El Vasco imita el pitido del árbitro y el entrenador rival acaba expulsado por protestar
Un silbido que imitaba al del colegiado se repitió por dos veces desde el banquillo del Espanyol. Fue Javier Aguirre, especialista en esta argucia, que, con su pitido, desnortó a los jugadores de Almería hasta el punto de que Nelson recogió la pelota del suelo, contrariado porque la jugada era limpia. Ahí fue cuando explotó Francisco, técnico del Almería.
Algo extraño pasaba. “En la jugada de Nelson, me di cuenta de que no era un pitido del colegiado porque lo tenía a mi lado. Estaba claro que salía del banquillo del Espanyol”, revela Soriano, medio del Almería. “Sí, salió de nuestro banquillo, pero no sé quién fue”, explican desde el club blanquiazul, al tiempo que admiten que Aguirre imita el sonido del pito y Juan Iribarren, el segundo, es famoso por sus silbidos, más al uso y para corregir las posiciones. Pero fue Aguirre, según reveló el programa Hat-trick de Esport3. “Aguirre estaba de pie y las imágenes aclaran que fueron a quejarse directamente sobre la figura de Iribarren”, defienden desde el Espanyol. Hecho, en cualquier caso, que molestó sobremanera a Francisco, que se dirigió al colegiado porque se había interrumpido el contragolpe del Almería. “Fue amonestado por hacerme observaciones de orden técnico en disconformidad con una de mis decisiones”, reflejaba el acta de Carlos del Cerro Grande. “Me quejé porque ya habían sido varias las veces que habían confundido a mis jugadores”, asegura el entrenador del Almería, que volvió a escuchar el falso silbato; “entonces fui al cuarto árbitro y al banquillo rival para decírselo”.
Para su sorpresa, le reconocieron el hecho. “Unos cuantos del Espanyol me dijeron que llevaba razón, que sabían quién era el autor”, abunda Francisco; “y el cuarto árbitro también lo admitió, pero se limitó a decir que no sabía quién era ni si procedía del banquillo rival”. Pero eso no le evitó la expulsión. “El técnico fue amonestado de nuevo por salir de su área técnica y dirigirse hacia la posición del cuarto árbitro mostrando su disconformidad con una decisión tomada momentos antes”, agregó el acta.
Desde entonces, todo cambió. “Ya no se escucharon más pitidos falsos sobre el césped”, cuenta Soriano. Pero Francisco ya no estaba en el banquillo y tampoco Juan Iribarren, que “se encaró con un adversario gritándole violentamente y teniendo que ser separado por un oficial de su equipo”, remató el acta.
“Por eso repito lo que le dije al árbitro”, intercede Francisco; “que nos faltaron al respeto y que no es ético que anden con esas, porque al final los perjudicados somos el colegiado y yo, además de los intereses tan importantes que hay en juego en Primera”. Esta artimaña, sin embargo, no es nueva. Pinto, portero del Barça, hizo lo propio hace tres años en la Champions, cuando con uno de sus silbidos evitó el gol del Copenhague, enredado el delantero porque creyó haber caído en fuera de juego. En los Juegos del Mediterráneo no se llegó a tanto, pero sí que valió para expulsar al técnico rival y, de paso, al ayudante de Aguirre, el culpable de todo.
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