¡Que no toque el City!

“El todo es más que la suma de las partes”. —Aristóteles

Si quedara alguna duda de que el Manchester City es el equipo que el Barcelona, el Real Madrid y el Atlético Madrid NO quieren que les toque mañana en el sorteo para la próxima ronda de la Liga de Campeones, ayer se desvaneció. El equipo que dirige el chileno Manuel Pellegrini demostró una combinación devastadora de clase y poderío al vencer 6-3 al Arsenal, líder de la Premier, apenas cuatro días después de vencer al Bayern Múnich de Pep Guardiola 2-3 en la máxima competición europea. Y eso que en Múnich iban perdiendo 2-0 en el descanso.

Ayer fue la segunda vez (la primera fue contra el Tottenham) que el City marca seis esta temporada en la muy reñida Premier League. Contra el Norwich City marcó siete. El resultado de ayer recorta la distancia entre el City y el Arsenal, que sigue primero, a tres puntos, y de repente son pocos los que no colocan al equipo de Manchester como favorito para ganar el campeonato inglés.

Lo más alarmante para los posibles rivales europeos del City es que, según todo indica, el conjunto inglés va a más. La trayectoria de Pellegrini, que apenas lleva seis meses al mando del equipo, demuestra que posee el don más elemental en un entrenador: extrae lo mejor de sus jugadores, precisamente lo opuesto a lo que hacía su antecesor Roberto Mancini, que demasiadas veces transmitía al equipo más miedo que confianza.

El conjunto de Pellegrini barre 6-3 al Arsenal y es el gran temor de los españoles en el sorteo de la Champions

Se vio el talento de Pellegrini en el Villarreal, equipo que condujo a semifinales de la Champions, y en el Málaga, que hubiera llegado a semifinales la temporada pasada si no hubiera sido por una remontada milagrosa del Borussia Dortmund. Pero extraer lo mejor de la plantilla que tiene a su disposición en el City es otra cosa. El potencial es enorme. Habrá alguna plantilla igual de fuerte en Europa, pero ninguna más.

Para empezar, el City tiene a Yaya Touré, el mejor jugador que el Barcelona ha dejado salir del club en los últimos tiempos. Cualquier aficionado del Barça que lo viera jugar ayer estará lamentando su salida aún más que antes, cuando el equipo catalán funcionaba como un reloj. Touré es un tanque en el centro del campo pero su corpulencia es engañosa. Tiene todo el aspecto de ser un jugador torpe pero en realidad tiene un toque excelente y, quizá como legado de su antigua asociación con Guardiola, una gran visión de juego. Irradia carisma. Se ve que está muy a gusto hoy en el City, que asume con feliz naturalidad el papel de líder del equipo.

En el otro extremo, en cuanto a condiciones físicas, está Sergio Kun Agüero, jugador argentino que siempre había prometido más de lo que rendía desde su llegada a Europa. Eso ya no se puede decir. Por fin su enorme talento ha explotado. Lleva 19 goles en la temporada y su creciente facilidad para marcar hace pensar no solo que acabará con cerca de 50 en mayo sino que formará una temible pareja con Messi en el Mundial de Brasil.

Y después, hablando de Mundiales, están los españoles, David Silva, Álvaro Negredo y Jesús Navas. Silva, uno de los jugadores más finos de la tierra, influye cada semana más en el juego colectivo del City. Y ayer marcó contra el Arsenal. Negredo, que también hizo un gol, se ha adaptado con facilidad al juego robusto inglés. En cuanto a Navas, del que se decía que nunca podría adaptarse a la vida fuera de Andalucía, juega con el mismo desparpajo en el City que en el Sevilla y es un peligro constante en el ala derecha para las defensas rivales.

En resumen, el Manchester City, un equipo en el que la mitad de los jugadores hablan español, combina la furia competitiva del Atlético con la pegada del Madrid y la rapidez en el toque del Barcelona. Bajo el liderazgo de Pellegrini se ve además que es un conjunto solidario que juega con alegría. Eso no significa que ninguno de los tres grandes españoles no le pueda ganar, especialmente los dos madrileños. Pero lo que sí sabemos con seguridad es que el equipo, español o de donde sea, al que le toque el City en el sorteo se sentirá víctima del colmo de la mala suerte.